En la última semana se conocieron varios casos de contagios de coronavirus de trabajadores del puerto de Mar del Plata, al compás de una escalada que se registra en toda la ciudad. Es uno de los sectores más afectados, junto con los residentes de geriátricos (al menos ocho hogares tienen casos confirmados) y los trabajadores de la salud.

Las condiciones de precariedad en las cooperativas truchas del puerto son un caldo de cultivo para la propagación del virus. Una planta clandestina de la calle Alejandro Korn concentra más de 50 casos positivos entre trabajadores y sus allegados. Por supuesto, estas cooperativas no tienen ningún protocolo de higiene y operan con la complicidad de las autoridades locales, como denuncian los propios trabajadores (Revista Puerto, 22/7). Algunos establecimientos fueron clausurados solo después de que se confirmaran varios casos.

Incluso en las grandes empresas del pescado las condiciones laborales no garantizan ninguna protección a los obreros, que están completamente expuestos. En Coomarpes se registraron cinco casos de trabajadores y debieron ser aislados sus contactos estrechos. Uno de ellos se encuentra internado en estado delicado. También se confirmaron contagios entre trabajadores embarcados. Además hay más de 20 trabajadores de varias pesqueras que están aislados pero permanecen a la espera de que aparezcan síntomas para que les habiliten el hisopado (ídem, 17/7). Por supuesto que esto afecta también a las familias de los trabajadores, que también deben ser aisladas.

La crisis del puerto no es nueva. En Prensa Obrera dimos cuenta al inicio de la cuarentena de los cierres de plantas, suspensiones y despidos al por mayor. La crisis sanitaria agravó esta situación. Es urgente la organización de los trabajadores para defender los puestos de trabajo y las condiciones de salubridad dentro de las fábricas, pero es una perspectiva que requiere superar la impotencia de la dirección del SOIP (Sindicato de Obreros de la Industria del Pescado) que se limita a pedir bolsones de comidas frente a los despidos (puertodepalos.net, 16/7).

Aunque los casos aumentan en toda la ciudad, el intendente Guillermo Montenegro (Cambiemos) y el gobernador Kicillof acordaron mantener el levantamiento de la cuarentena en fase 4, sin disponer controles para obligar el cumplimiento de protocolos de salud en los lugares de trabajo. Ceden a la presión de los grandes empresarios cuando la propagación del virus se concentra en las personas que fueron obligadas a concurrir a sus lugares de trabajo. Es la desidia patronal y la complicidad estatal donde se encuentra la verdadera responsabilidad del agravamiento de la crisis sanitaria.

En este marco deviene fundamental poner en pie comités obreros de seguridad e higiene para elaborar y garantizar la implementación de protocolos de salubridad, tanto en tierra como en altamar. Exigimos testeos masivos en la industria, el fin del trabajo en negro en cooperativas y Pymes truchas para defender el convenio único por actividad, y un seguro al desocupado de $30.000 mensuales frente al parate de la actividad.

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