Hace unos meses, desde el Partido Obrero denunciamos el cuadro sanitario del partido de Quilmes y la situación de los trabajadores de salud: los sueldos de $45.000 los deja debajo de la línea de pobreza. A su vez, la falta de insumos e instrumentos es una constante, uno de ellos es el funcionamiento del tomógrafo, clave en el manejo de pacientes con Covid-19. También es aguda la falta de personal y las condiciones de los quirófanos, no solo en el Iriarte sino también en el Hospital Oller.

No debemos omitir la lucha de los trabajadores de la salud en toda la provincia desde el 2020. La reciente denuncia de los trabajadores de la salud de Quilmes concentra un reclamo más profundo; todos los medios, ya sea pegados a la oposición patronal o al oficialismo, omiten mencionar. No es solo el Iriarte, es la salud de toda la provincia, de las clínicas que cierran, de la actual lucha del Garrahan.

A estos reclamos Fernández respondió con la famosa frase de que “se relajaron”, incluso el último corte que hicieron en el puente Pueyrredón fue reprimido por el gobierno nacional y provincial.

Un gobierno que sostiene una línea de ajuste brutal en la primera línea, que defiende los negocios de laboratorios y salud privada, no tiene margen para asistir a estos espacios.

Mayra Mendoza no se operó en el Iriarte porque su conciencia de clase no se lo permite, todo su accionar es expresión de ello. Los nacionales y populares cada vez exponen más los intereses que defienden, que es el pago de la deuda, el ajuste fiscal, y todas las consecuencias que ello trae.