Una encuesta realizada por el Consejo de Residentes de Cardiología (Conarec) a 250 médicos residentes del sector determinó que 8 de cada 10 de los mismos piensa en emigrar para trabajar en otro país. Se trata de un reflejo de cómo impactan entre los trabajadores la precarización laboral y los bajos salarios que imperan en el área.

Los residentes y los trabajadores de la salud en general están sufriendo los efectos devastadores de la política de ajuste al servicio de las patronales y el FMI que están llevando adelante tanto el gobierno nacional de Sergio Massa-Cristina Kirchner como el gobierno porteño de Horacio Rodríguez Larreta.

Lo que impera en el sector salud es la falta de médicos, la superexplotación de los trabajadores (bajos salarios y jornadas extenuantes), la crisis edilicia y el desfinanciamiento sistemático.

Según el informe del Conarec, “casi el 40% de los residentes aseguró que trabaja en promedio más de 80 horas semanales, y 3 de cada 10 dijeron que reciben un sueldo inferior al salario mínimo vital y móvil”, que el Consejo del Salario fijó nuevamente en niveles de indigencia. Estamos ante la implementación en los hechos de la reforma laboral precarizadora que quieren aplicar los candidatos capitalistas (Massa, Bullrich, Larreta y Milei) contra toda la clase obrera.

Los médicos son sometidos por los gobiernos a regímenes de trabajo insoportables, y, debido a los bajos salarios que perciben, se ven obligados a ejercer su labor en múltiples lugares (pluriempleo). Además, muchas veces son maltratados por pacientes y sus familiares, así como también por el personal jerárquico u otros miembros del plantel. En este marco, se inscriben cada vez menos personas para acceder a las 290 vacantes de residencias en cardiología que se producen cada año en instituciones públicas y privadas (Clarín, 17/7).

La falta de profesionales también está teniendo lugar en el sector privado; un 15% de los mismos se ha retirado de las cartillas de prepagas y obras sociales “porque cobran menos que trabajando de manera particular, y además están hartos del diferimiento del pago de las prestaciones, que a veces alcanza los 90 días” (Prensa Obrera, 6/7).

Los residentes ganan alrededor de 250 mil pesos como sueldo inicial por trabajar ocho horas, según Marcelo Melo, director del Hospital de Clínicas. Se trata de un salario cuyo monto se encuentra 100 mil pesos por debajo de la canasta básica familiar medida por la Junta Interna de ATE Indec, que, a diferencia de las estadísticas difundidas por el gobierno nacional, tiene en cuenta el costo de los alquileres.

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El año pasado, en CABA, los residentes tuvieron que desenvolver una pelea muy dura contra el gobierno de Larreta, al que finalmente le arrancaron un aumento salarial. Los enfermeros franqueros del Garrahan, que depende mayormente de Nación, han llevado adelante una lucha por la reducción de la jornada laboral.

En la provincia de Buenos Aires, los trabajadores del Hospital de Niños de San Justo (La Matanza), del Hospital Posadas, del Hospital de Niños de La Plata y del Hospital Penna (Bahía Blanca) también han desarrollado peleas en reclamo de aumentos salariales y en defensa de la salud pública.

Estas luchas han puesto de manifiesto que la grieta entre los principales partidos capitalistas no existe cuando se trata de atacar al sistema público de salud y a sus trabajadores. Una recomposición general de los salarios, como plantea el Frente de Izquierda Unidad, es imperiosa para defender la vida de los trabajadores.

Los gobiernos no solo han venido recortando los fondos que se destinan al mantenimiento de la salud pública, sino que también le han estado dando rienda suelta a su privatización. El negocio de las prepagas, por ejemplo, se ha concentrado en un puñado de grandes grupos capitalistas. 21 firmas de un total de 654 inscriptas en la Superintendencia de Seguridad Social (SSS) han acaparado al 89% de los afiliados, según Boreal Salud. Asimismo, en lo que va del 2023, el costo de las prepagas subió casi un 53% y en agosto se incrementará en un 8,72%.

Estas empresas vienen siendo beneficiadas por el gobierno nacional con permisos para aumentar sus tarifas y con rebajas de aportes patronales. Esto, mientras el servicio empeora (demoras para acceder a turnos médicos, se brindan menos prestaciones, etcétera).

En estas elecciones también se jugará el futuro de la salud pública. Los candidatos del FMI vienen a profundizar esta ofensiva en regla contra los trabajadores del sector y los hospitales. Para organizar la pelea en defensa del salario y del derecho a la salud de la población trabajadora, debemos votar a la fórmula Gabriel Solano-Vilma Ripoll del Frente de Izquierda Unidad.

Esta lista del FIT-U plantea aumentar el presupuesto de salud, incrementar los salarios y terminar con el pluriempleo, pasar a planta permanente a todos los trabajadores del sector, pasar a la carrera profesional a los enfermeros y terminar con el lucro de la salud privada, nacionalizando el sistema bajo un comando estatal único en manos de los trabajadores.

Además, se trata de una lista que está compuesta por los residentes que se le plantaron a Larreta por sus reivindicaciones y por los médicos que se enfrentaron a Kicillof y a los intendentes del conurbano bonaerense por aumentos de salarios y en defensa de los hospitales. Un voto por esta lista es un voto para defender, en todos los planos, la salud pública.

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