Sindicales

24/11/2021

Alberto Fernández exhibe el “modelo Toyota”… de reforma laboral

Recibió al presidente de la multinacional y al secretario general del Smata para lucir la impronta de un acuerdo antiobrero.

El presidente Alberto Fernández recibió al presidente de la multinacional Toyota, Daniel Herrero, y al dirigente burocrático del Smata, Ricardo Pignanelli, quienes fueron a “lucir las bondades” de la reciente reforma antiobrera en Toyota. Esta reunión, días antes de que el gobierno presente su “proyecto plurianual”, es una clara señal de respaldo a los ataques a los convenios y acuerdos de empresa, promovidos por las patronales.

De la reunión realizada en Casa  Rosada participaron también el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y el ministro de Trabajo, Claudio Moroni.

El comunicado oficial de Presidencia “destaca” el compromiso de la multinacional de generar 500 puestos de trabajo nuevos y ampliar la producción en 27.000 unidades adicionales, respaldando la extorsión patronal de obtener reformas en las condiciones laborales para destrabar la huelga de inversiones que agrava la situación de desempleo.

Alberto Fernández se vale del “modelo Toyota” como ejemplo de reforma laboral en cada lugar. A lo que cabe agregar todo un régimen de beneficios y exenciones impositivas a las automotrices que el gobierno llevó con un proyecto propio al Congreso.

Una vidriera del ajuste en marcha

Lo ocurrido en Casa Rosada importa para todo el movimiento obrero ya que implica un claro mensaje desde el gobierno a las patronales y viceversa: el camino de la “recomposición económica”, de supuesta salida a la crisis, está cimentado en el ataque a las condiciones y derechos laborales, y no en una mayor inversión de los capitalistas, los que solo buscan obtener una ganancia y rentabilidad excepcional.

Recordemos que la reforma de Toyota terminó con la optatividad del trabajo los días sábados, y con las correspondientes horas extras, implantando un régimen de cinco días laborales con un franco el domingo y otro rotativo. Esto a cambio de un plus económico de $8.000 y de la efectivización de mil empleados contratados, que hace años se encontraba bajo ese vínculo irregular.

La multinacional Toyota fue a exhibir su beneplácito con el resultado obtenido, sin escatimar en elogios a la burocracia del Smata que colaboró para hacer pasar esta reforma ajustadora. La empresa se encuentra en números récords de producción y exportación, ya desde hace varios años, llegando a 23 países de Latinoamérica, a donde dirige el 80% de su producción.

Toyota llegará este año al récord de 146.000 unidades producidas, lo que de por si hubiera ameritado una expansión de la planta de Zárate, con una inversión en capital y en nuevas contrataciones; sin embargo, la multinacional se negó a esta solución de origen, bregando por una mayor flexibilización de su personal. Este antecedente deja planteado un ajuste que podría replicarse en toda la industria automotriz del país, para empezar, y que ya se discute en varios lugares de trabajo donde las patronales negocian con la burocracia la entrega de las condiciones laborales a cambio de la “estabilidad laboral”.

¿Quién sale ganando?

Días antes de concretarse esta reunión, Daniel Herrero tuvo una intervención más que elogiosa para la burocracia del Smata, señalando que “Ser delegado del sindicato por un tiempo es un buen antecedente para tener una posición gerencial”. Llegando a sostener, respecto al secretario general del Smata, Pignanelli, que “los dos queremos lo mismo”.

Pignanelli, quien parece asistir a tales eventos en clave de “posición gerencial”, intenta encubrir su complicidad con el ajuste bajo el velo de la misma idea que Herrero: el bienestar común. Pero olvida una máxima del peronismo, que parafraseando a Arturo Jauretche podría resumirse en que cuando el peón y el patrón votan el mismo proyecto, el que pierde es el peón.

La patronal de Toyota admite que con estas reformas el año próximo estaría alcanzando los 3.500 millones de dólares en exportaciones, mientras que los trabajadores han perdido las horas extras –las cuales ya se veían amenazadas por el impuesto a las ganancias sin que el gremio impulse ni una sola acción al respecto- por escasos $8.000 eventuales y han perdido también en su salud y condiciones laborales.

La reunión de Fernández, Herrero y Pignanelli es una foto para las patronales y el FMI en clave de lo que se viene. La clase obrera debe enfrentar esta ofensiva peleando por una nueva dirección en el movimiento obrero, anrtiburocratica y clasista, y por medio de una intervención independiente contra la reforma laboral antiobrera y la liquidación de las condiciones y derechos laborales en cada industria y lugar de trabajo.