Sindicales
2/10/2024
CGT: la “tregua” en una lucha que no da
No tienen mandato de los trabajadores para tamaño colaboracionismo.
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Burocracia CGT.
El aparato comunicacional del gobierno y el de la CGT han informado formalmente que se acordó “una tregua con la cúpula de la central obrera con la conformación de una mesa tripartita que incluye al sector empresario”. La reunión de “distensión social” se realizó en el momento que se preparaba la gran marcha en defensa de la universidad pública en el marco de paros y movilizaciones del sector, cuando los gremios aeronáuticos enfrentan el conflicto salarial, contra los despidos y privatización de aerolíneas y contra el decreto antihuelgas, mientras se desarrolla el masivo plan de lucha de miles de médicos, enfermeros y trabajadores del Garrahan, en un período de grandes huelgas docentes provinciales, entre muchos otros conflictos como el del Neumático y cuando los gremios del transporte amenazan con un paro general para el 17 de octubre. O sea que es una traición directa a todos ellos.
Pero se trata, además, de la tregua en una lucha que no existe. Desde el paro aislado del 9 de mayo la CGT se guardó. Y se borró expresamente el 12 de junio, ante el tratamiento de la Ley Bases que terminó en una enorme represión con decenas de presos y procesados. Ya estaban en plenas negociaciones secretas con Santiago Caputo como se ha conocido ahora. Durante meses tramaron una entregada histórica: la aceptación de la Ley Bases que contiene la reforma laboral más profunda desde la dictadura.
La “tregua”, en realidad, institucionaliza la reedición del colaboracionismo de la burocracia sindical, un término que tan bien definió las entregadas durante la dictadura y en los ’90. Esa estatura tiene la articulación de estas “mesas técnicas” y del “diálogo tripartito”, justamente después que Sturzenegger capitaneó la reglamentación de la Ley Bases llevando a fondo todo el plan flexibilizador de las relaciones laborales, en la peor versión del articulado de la norma.
Fue implacable atacando la Ley de Contrato de Trabajo con los contratos de obra y servicios fuera de ella, lo mismo con la figura de los colaboradores independientes, llevando la posibilidad del “fondo de cese” que suplanta la indemnización al nivel del acuerdo individual con los nuevos trabajadores y a nivel convenios por empresa; garantizando la impunidad del trabajo no registrado; anulando la reinstalación de los despedidos arbitrariamente -especialmente por persecución gremial, decimos nosotros-, entre los principales ataques a los derechos de los trabajadores.
En las negociaciones secretas, hoy blanqueadas, quedó colgada, según informan, una redacción “consensuada” con la UIA por un lado y la CGT por otro, en la reglamentación del artículo que justifica el despido por “bloqueos”. Un artículo que no debe ser directamente admitido porque ataca el derecho de huelga, así de simple. Quedaron en discutir una reglamentación, un horror. Pero además, indica que en todos los demás aspectos de la reglamentación existió el mentado consenso que llevó a esta mesa institucional de la tregua.
A la reunión concurrieron el sindicalista universitario Daniel Ricci, tres días antes de la monumental movilización del 2/10, y Roberto Fernández que avisó que está dispuesto a carnerear un paro del transporte en defensa de Aerolíneas si es que finalmente se decreta. Es decir que la central obrera milita la traición de estas luchas centrales del movimiento obrero.
La moneda de cambio ha sido que Martín Menem le dé la orden al bloque facholibertario de no apoyar las reformas en tratamiento que afectan la “casta”, como las cuotas sindicales compulsivas o las reelecciones indefinidas. De inmediato el radical Martín Tetaz levantó la comisión. Esto pinta no solo al gobierno transando con la casta sindical para joder a los trabajadores, sino también al sindicalismo peronista y sus prioridades: las cajas de la burocracia sindical. En torno a esto se habría tratado también la cuestión de los fondos de las obras sociales que el gobierno está reteniendo criminalmente. No sabemos en qué términos.
Resumiendo, la burocracia sindical ha salido al rescate de Milei cuando se derrumba en la consideración popular tras el veto a los jubilados y ante el inminente veto a las universidades, cuando estallan los índices de pobreza, recesión, despidos y caída del poder adquisitivo y el consumo. Esto plantea claramente una deliberación en los sindicatos. Interpela a las alas críticas –moyanismo, Corriente Federal, CTAs- que no sacan los pies del plato y se subordinan a la estrategia del peronismo 2025/27, dejando al gobierno ir adelante con su tarea de garantizar superexplotación y represión en la reorganización de los negocios capitalistas en marcha, con la entrega colonial y el presupuesto sometido a la deuda externa como nunca antes. Es un rescate de un gobierno que probablemente no pueda evitar el desmadre de toda la situación, pero buscando sacar al movimiento obrero de las calles y de la escena central de la crisis.
Desde al Partido Obrero y el clasismo estamos en la contraria. Promovamos la deliberación de las bases obreras, impulsemos el repudio a esta tregua infame, exijamos asambleas y plenarios de delegados con mandato, organicemos cada lucha. No tienen mandato para entregarnos, vamos por una nueva dirección desde la sección hasta la CGT. Desde los barrios organizando a los desocupados. Por unidad del movimiento obrero ocupado y desocupado. Fuera Milei, fuera la burocracia sindical y su pacto. Vamos por la huelga general para derrotar todo el plan de hambre.