Sindicales
30/5/2024
Falleció Guillermo Pereyra, dirigente histórico del sindicato petrolero de Neuquén, Río Negro y La Pampa y del MPN
Figura clave en toda la historia de entrega y saqueo hidrocarburífero.
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Un hombre de Estado.
A los 80 años de edad, de los cuales más de treinta estuvo al frente del sindicato petrolero de Neuquén, Río Negro y La Pampa, falleció Guillermo Pereyra. Dirigente histórico del MPN, ocupó diversos cargos en los gabinetes provinciales, fue secretario general de la CGT neuquina, senador nacional y presidente de la Comisión de Energía del Senado, director de YPF, etc.
Prácticamente no hubo cargo que no desempeñara, siempre en relación a la industria energética, y dentro de ello a la actividad hidrocarburífera.
Fue un especialista en afirmar vehementemente una cosa, y dos días después afirmar lo contrario. Por ejemplo, era sabido que sus amenazas de paro ante actos multitudinarios del sindicato serían levantadas horas antes del inicio de la medida de fuerza. Era casi una rutina.
Como brazo sindical del MPN, un partido aliado estratégico de las petroleras, mantuvo al sindicato blindado contra cualquier indicio opositor y apeló más de una vez a la acción de las patotas para dirimir las diferencias. En sus largas décadas de dirigente sindical petrolero, prácticamente siempre se presentó una sola lista, la que él encabezaba.
El sindicato que dirigió por tanto tiempo, hasta el año 2008, formaba parte de la Federación, a la cual Pereyra acusó que se quedaba con la parte del león de las cuotas sindicales; y convocó un plebiscito para abrirse de la Federación y formar lo que luego fue el sindicato que nuclea a los obreros petroleros de Neuquén, Río Negro y La Pampa.
Durante el plebiscito, contaron alguna vez obreros del sector, en las urnas, que se encontraban al interior de los yacimientos (lejos de toda mirada), la boleta por el “sí” a escindirse de la Federación y por el “no” no estaban en un cuarto oscuro y había que elegir la boleta ante la vista de las autoridades de mesa adictas cien por cien a Pereyra. Ganó, obviamente, por amplia mayoría.
Era su estilo. Como cuando mandó a golpear a la Agrupación Obreros del Petróleo frente a la sede sindical por reclamar contra la adenda del Convenio para favorecer a las petroleras.
Pereyra, la adenda y Chevron
En sus clásicas volteretas, sus vínculos con Chevron lo describen plenamente. En diciembre de 2012 se presentó a favor de la petrolera como “amico curiae” contra las denuncias a la empresa por la contaminación en Ecuador en el Jugado Civil Nº 61 en Buenos Aires: “Nos sorprende que golpee tan fuerte en la Argentina siendo que la compañía que opera en el país tiene otra razón social. Acá es una SRL y la denuncia en Ecuador es contra Chevron Corp” (Extremo Sur, 10/12/2012)
Pero en el año 2013, en plena campaña para senador nacional, criticaba a Chevron por su comportamiento en el yacimiento El Trapial y llegó a exigir, luego de firmado, que el convenio YPF-Chevron se sometiera a plebiscito. Pero alcanzó con un viaje a Houston para entrevistarse con el CEO de Chevron para que Guillermo Pereyra “reflexionara” y se convenciera de la importancia de las inversiones en Vaca Muerta: “Coincidió con la visión de la compañía sobre las nuevas oportunidades de inversión en el país” (Neuquén al Instante, 29/4/2014).
Recién asumido Mauricio Macri en el año 2015, las empresas impulsaron el reclamo de “bajar los costos laborales” como condición para firmar paritarias.
El sindicato conducido por Pereyra, en ese contexto, introdujo junto a las patronales una adenda al convenio colectivo que flexibilizaba las condiciones laborales para aumentar la productividad. Proceso que bautizaron “reestructuración productiva” (hoy, según Cristina Kirchner, se llamaría “modernización de las relaciones laborales”).
En reconocimiento por la labor flexibilizadora, Pereyra recibió el premio Konex de platino, por ser el “actor principal en la gestación del Convenio de productividad Vaca Muerta”.
La adenda ocasionó que se produjeran una seguidilla de crímenes laborales y todo tipo de lesiones graves denominadas eufemísticamente “accidentes de trabajo”.
Por supuesto desde entonces las empresas bajaron el “costo laboral” para incrementar sus ganancias sobre la base de la superexplotación del obrero.
Es que el proceso abierto con el acuerdo secreto entre YPF y Chevron bajo el gobierno de CFK exigía nuevas formas de explotación laboral. Bajo el gobierno de Alberto Fernández, Pereyra mantuvo este estado de cosas y también dejó pasar ataques contra los trabajadores petroleros.
Pereyra y Fuentealba
Días después del fusilamiento de Carlos Fuentealba, la ciudad de Neuquén se vio conmovida por una de las movilizaciones más multitudinarias de su historia hasta aquel momento. Treinta mil nos movilizamos con la consigna de ¡Fuera Sobisch!, quien era gobernador por entonces.
Para evitar que el gobierno cayera en el marco de la pueblada, todo el régimen político cerró filas tras el planteo de que Sobisch debía terminar su mandato, comenzando por Jorge Sapag del MPN y candidato a gobernador que lo iba a suceder. Pero también toda la oposición política patronal jugó en el mismo sentido, desde quien era intendente de Neuquén, el radical “Pechi” Quiroga, aliado del gobierno nacional del kirchnerismo por entonces, hasta el centroizquierda local.
Guillermo Pereyra, quien era el secretario general de la CGT, jugó todas las cartas de presión de la central para que la movilización popular no hiciera caer a Sobisch como reclamaban las multitudes movilizadas en el marco del paro general. Puso freno de mano a cualquier posibilidad de continuidad de ese paro general, que de seguir un par de días hubiera derrumbado a un gobierno en la lona.
Valgan estos ejemplos para dar un pantallazo de un hombre de Estado en el sentido de su actuación siempre; desde todos los lugares que ocupó, defendió al gran capital y al régimen político burgués. Es lo que hoy homenajea ese gran capital y ese régimen.
La clase obrera no ha perdido a uno de los suyos, sino a un verdugo.
