Sindicales
24/2/2025
La industria automotriz no deja de descargar su crisis sobre las espaldas de los trabajadores
Las automotrices siguen modificando sus procesos productivos para agigantar sus tasas de ganancias a costa del sacrificio de las y los obreros.
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Automotrices.
Las terminales automotrices de nuestro país no son ajenas a los vaivenes económicos de las casas matrices en sus países de origen. La guerra comercial entre países imperialistas repercute directamente sobre las condiciones productivas en el sector, tanto es así que empresas como General Motors, Nissan, Toyota, Volkswagen, volvieron a los despidos encubiertos bajo la denominación de “retiros voluntarios”.
Particularmente en la planta de General Motors, ubicada en la ciudad de de Alvear, provincia de Santa Fe, desde comienzos de enero de este año se produjeron 260 retiros involuntarios y 49 despidos, que se suman a los 167 retiros y 33 despidos del 2024 lo cual nos da una suma de 509 trabajadores despedidos en menos de 12 meses.
Según declaraciones de representantes de la empresa, esta situación se debe a la baja en ventas del modelo Tracker, también producido en Brasil, país vecino que viene devaluando su moneda, potenciando su exportación y dejando fuera de competencia a la filial argentina. Esta situación lleva irremediablemente a un mayor índice de desempleo debido al cierre de varias empresas autopartistas. Por otro lado el gremio Smata no salió a dar ninguna explicación a las y los compañeros metalmecánicos, generando una gran incertidumbre entre los trabajadores.
Pignanelli, intenta disfrazar la realidad…
El secretario general del Smata, Ricardo Pignanelli, intenta dar noticias positivas donde la realidad objetiva demuestra lo contrario.
En los últimos días “Pigna” hizo declaraciones donde anunció un avance en el nuevo proyecto de Volkswagen denominado “Patagonia”, el cual consiste en ensamblar en la planta de General Pacheco una pick up de origen chino que reemplazará a la Amarok, la sociedad con la marca asiática SAIC comenzaría a dar sus primeros pasos desde el próximo mes de julio, comenzando con los prototipos y ajustando las autopartes correspondiente al nuevo proyecto. A su vez se espera que la producción masiva de la nueva pick up comience en diciembre de 2026.
Oficialmente el proyecto “Patagonia” no se dio a conocer hacia el interior de la empresa. Se especula que la información concreta se dará en el mes de junio, cuando se deje de fabricar el modelo Taos, lo cual generará la eliminación de un turno completo de producción, sin saber aún qué pasará con los operarios, si serán “invitados a retirarse voluntariamente” o despedidos, o quizás con suspensiones rotativas con rebaja salarial, como ya ha sucedido en otras ocasiones. Lo que sí queda claro es que las condiciones productivas cambiarán en detrimento de las y los trabajadores, poniendo al servicio de las patronales chinas todos las reformas necesarias para poder cumplir con las exigencias y expectativas empresariales asiáticas.
De esta manera el gremio metalmecánico intenta ocultar una pésima noticia, apelando a la esperanza de un nuevo proyecto, dejando pasar así una reforma laboral y productiva nunca antes vista en el sector industrial.
La crisis industrial está generando un reacomodamiento global
Las terminales automotrices van mutando sus sistemas productivos y sus localías para lograr sostener sus ganancias extraordinarias en detrimento de la clase trabajadora.
El cambio tecnológico de la industria automotriz hacia vehículos híbridos o eléctricos es un golpe duro para las fábricas locales en nuestro país.
La inversión que demandan estas tecnologías se quedan en las casas matrices o, en el caso regional, en Brasil, que está recibiendo las primeras inversiones de este tipo.
El avance de las automotrices chinas se expande en todo el mundo a una velocidad impactante.
Europa y Estados Unidos están intentando frenarlas imponiendo aranceles más elevados a la importación y, aún así, no pueden lograrlo.
En Brasil se ve un gran avance no sólo en cuanto a ventas de vehículos de origen asiático, sino también en cuanto a la instalación de plantas industriales. Hace unos días se conoció la noticia del acuerdo entre Renault y la empresa china Geely para producir en el país limítrofe vehículos híbridos y eléctricos. En un par de año estarán saliendo de la línea de producción nuevos modelos.
Estos se suman a los que ya fabrica Chery y pronto producirán Great Wall y BYD.
Las marcas chinas que se están instalado en Brasil para producir podrán comenzar a exportar a la Argentina con arancel 0% a partir del 2029, donde se llegaría al libre comercio debido al acuerdo bilateral entre Argentina y Brasil que data desde comienzos de los ‘90 conocido como “Flex”, el cual imponía que por cada dólar exportado desde un país hacia el otro solo se podía importar por el mismo valor de un dólar, tratando de proteger a las industrias nacionales de cada territorio. Llegar al 2029 en condiciones totalmente desiguales, económicas y laborales, solo potenciará un mayor éxodo de fábricas autopartistas y terminales automotrices hacia el país vecino.
Todas la empresas asiáticas ya instaladas en el territorio de nuestro mayor socio comercial y las que vengan en los próximos años podrán, desde Brasil, vender en la Argentina sin ningún costo adicional, generando así una competencia inaudita por sostener la tasa de ganancias a través de sostener una mayor explotación obrera, apalancada por políticas coyunturales que solo buscan favorecer a los patrones y a sus socios burócratas de los distintos gremios pertenecientes a la industria automotriz.
Hace algunos años atrás las empresas multinacionales automotrices ponían sus recursos económicos, forzados por distintas luchas, en perfeccionar a sus empleados, seleccionando a los técnicos más capacitados, dando categorías y jerarquizando su plantilla obrera. Hoy las patronales han decidido dar un giro en la reinversión de sus utilidades, poniendo grandes sumas de dinero al servicio de despedir, “con arreglos voluntarios”, a los empleados con mayor antigüedad y con altas categorías, para luego incorporar jóvenes con menores salarios y sin especialidades.
El objetivo es claro, lograr bajar la carga salarial garantizando mayores ganancias y realizando un recambio generacional obligado a soportar ritmos productivos demenciales. Por supuesto todo esto es viable solo por el accionar colaboracionista proempresarial de los gremios del sector.
La única salida que nos queda a la clase trabajadora para enfrentar lo que se vislumbra en el futuro no muy lejano del sector industrial, es organizarnos desde las bases para superar a las burocracias sindicales, poniendo en perspectiva una salida de conjunto para las y los obreros, con un gobierno de los trabajadores.

