Sindicales

1/12/2025

La reforma laboral en las automotrices quita derechos obreros y garantiza ganancias patronales

Los dirigentes del Smata proponen sentarse a discutir la “modernización laboral” garantizando la “paz social”.

El salario diario de un operario de Ford es del 0,007% del volumen monetario producido en una jornada.

El proyecto de ley para la “modernización laboral” solo potencia la superexplotación obrera y nos hace retroceder decenas de años en derechos adquiridos a través de grandes luchas. A lo largo de la historia, la principal variable de ajuste en la industria fue y sigue siendo el salario de las y los trabajadores. Particularmente en la automotriz los “fierros” y la materia prima tienen un valor preestablecido difícil de modificar, la ganancia para los patrones se obtiene al poder lograr una “mejor productividad”: mayor cantidad de vehículos al final de cada jornada laboral al menor costo salarial posible; o bien se bajan los salarios de los operarios o éstos realizan más tareas en el mismo tiempo, lo cual significa en todos los casos una pérdida salarial y mayor explotación obrera.

Al igual que en el clásico cinematográfico del siglo pasado, "Tiempos modernos" de Charles Chaplin, los obreros en la industria siguen siendo una pieza más del engranaje de una maquinaria productiva que prioriza las superganancias patronales a costa de descargar los ajustes económicos sobre las espaldas de los trabajadores.

Desde sus inicios la industria automotriz, a través del “fordismo”, buscó agigantar sus ganancias en desmedro de los trabajadores. En sus comienzos Ford contaba con 450 empleados y producía 10.607 vehículos anuales. El valor de cada automóvil era de 800 dólares, por lo cual:

40 unidades diarias x 800 dólares = U$D 32.000 diarios

450 empleados x 2,5 dólares = U$D 1.125 diarios 

Luego de instalar la famosa “línea de producción” los valores y las ganancias crecieron exponencialmente a favor de una patronal superexplotadora. En 1913 la producción pasó a ser de 248.307 unidades con 14.000 empleados, aumentando la rentabilidad y bajando el valor del vehículo a 350 dólares, con un salario de 5 dólares diarios:

955 unidades diarias x 350 dólares = U$D 334.250 diarios

14.000 empleados x 5 dólares = U$D 70.000 diarios

“La matemática no falla”. Es evidente que el volumen monetario de la empresa se multiplicó por más de 10 veces generando ganancias extraordinarias pero aumentando los salarios obreros solo lo justo y necesario para vivir.

Actualmente el promedio de la masa salarial diaria en las automotrices apenas supera el 2,2% del volumen monetario producido en una jornada laboral, tomando como ejemplo la producción promedio en la planta de Ford en General Pacheco. Según datos oficiales a fines de 2024, allí trabajan diariamente 3.600 empleados que producen en una jornada normal de doble turno entre 280 y 300 unidades de la pick up Ford Ranger, con un precio promedio entre los varios modelos fabricados de 50.000 dólares.

El valor promedio del salario diario de un trabajador de Ford Argentina es de 90 dólares. Esto da por resultado que el volumen monetario diario producido es de 14.500.000 dólares y la masa salarial es de 324.000. Eso significa que el salario diario de un operario de Ford es del 0,007% del volumen monetario producido en una jornada.

Un relato mentiroso

Los números anteriormente descritos desmienten el relato oficial del gobierno de Milei y de las patronales, que dicen tener un valor muy alto que dificulta la competencia a causa de la mano de obra de los trabajadores. Como hemos visto, el salario del trabajador es una parte ínfima del costo final de un producto. 

No es cierto que con la implementación de la reforma laboral se generarán más puestos de trabajo. Lo que se conseguirá es un abaratamiento de los costos de despidos, para luego -si es necesario- tomar nuevos operarios con salarios más bajos y con derechos cercenados.

El gobierno y todos los políticos representantes de los intereses capitalistas utilizan todos los medios de comunicación posibles para hacer creer a las y los trabajadores que las reformas laborales no afectarán a los “ya contratados” sino que será para los nuevos empleados. No es real: si despedir trabajadores se vuelve más barato (debido a la reducción del equivalente de un salario por año de servicio a solo diez meses de indemnización independientemente de los años trabajados en la compañía, perdonando a las empresas las multas por no cumplir con el contrato laboral, quitando el derecho a huelga, etc.) esto dará por resultado que las patronales “inviertan” en despidos, o en “arreglos voluntarios” como viene sucediendo en la industria automotriz desde hace tiempo, convirtiendo a los trabajadores estructurados en “nuevos empleados” en un mercado laboral en decadencia, con más de 250.000 desempleados y con el cierre de más de 13.000 pymes en lo que va del gobierno de Milei.

El Smata dialoga para conseguir una “mejor reforma laboral”

La flexibilización laboral en la industria automotriz viene sucediendo desde hace tiempo. El Smata, con distintos “actas acuerdos” firmadas con la patronal como en Toyota por ejemplo, han permitido la implementación del banco de horas que obliga a los operarios a devolver horas de producción no trabajadas por motivos ajenos a ellos mismos, sin cobrar adicional alguno, ya sea luego de la jornada de 8 horas o los días sábados.

También el gremio metalmecánico, en distintas terminales automotrices, ha quitado los fueros a delegados en actividad interviniendo las comisiones internas y permitiendo a las patronales producir vehículos con operarios pertenecientes a una categoría menor a la establecida por convenio, en la línea de producción sólo había empleados con categoría 4 o superior, pero hoy trabajan jóvenes con categoría 1 y sin cobrar el 1% de antigüedad hasta los cinco años de servicio en la empresa, generando una brecha salarial que solo agiganta la tasa de ganancia patronal. 

Ahora, ante el avance de una reforma laboral, los dirigentes del gremio proponen sentarse a dialogar para discutir la “modernización laboral” y no ser un obstáculo, garantizando la “paz social”.

Por todo esto es necesario reforzar la organización desde las bases obreras para no dejar pasar ninguna reforma laboral que perjudique a los trabajadores. Es una tarea que va de la mano de la pelea por recuperar sindicatos y comisiones internas para que representen los verdaderos intereses obreros, con un plan de lucha que nos conduzca a la huelga general para frenar al gobierno y todos sus cómplices que pretenden aplastar a la clase trabajadora.

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