Sindicales
28/3/2025
Los desafíos a un mes de la ocupación de Morvillo
El sábado 29 todos a la jornada cultural solidaria.
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Archivo.
El 25 de marzo, la ocupación de la planta de Morvillo cumplió un mes. El sábado 29 se realizó una gran jornada cultural como parte del plan de lucha, para seguir difundiendo el conflicto y reuniendo solidaridad y apoyo material. La jornada se bautizó Alejandro Mereles; un modesto pero sentido homenaje a quien fue uno de los principales activistas del taller, integrante de la agrupación Naranja, que falleció repentinamente la semana pasada.
Recordemos que la toma comenzó pocas horas después de que la empresa anunciara el cierre, por medio de un comunicado. La caída de producción era constante, pero nadie esperaba una medida tan drástica por parte de la patronal que, ahora se sabe, la preparó durante meses. La rapidez y contundencia de la respuesta obrera se explica por la fuerte organización de base y la determinación de la comisión interna, que cumplió a pie juntillas con el programa clasista que siempre defendió: ante despidos masivos o cierres, la huelga con ocupación. Ese mismo camino fue transitado antes por Atlántida, Indugraf, Interpack, AGR y varias gráficas más dirigidas por nuestra agrupación.

Las maniobras de la quiebra
Este conflicto, sin embargo, tiene varias peculiaridades. La quiebra no fue solicitada por algún acreedor sino por el propio Anselmo Morvillo y fue habilitada por el juez Diego Papa, del juzgado Comercial 12, en 72 horas; un tiempo récord que no se condice con la lentitud que caracteriza este tipo de procesos. Desde un primer momento el juez dejó saber su postura de rematar los activos, desechando de plano la posibilidad de una continuidad siquiera transitoria.
Solo la firmeza de los trabajadores explica este mes de ocupación; incluso se pudo acordar con los síndicos una custodia provisoria, argumentando que nadie podrá preservar mejor la maquinaria, insumos y equipos que los trabajadores (que además son sus verdaderos dueños, en virtud de sus derechos indemnizatorios). Esta custodia choca, sin embargo, con la mala predisposición del juez que sigue buscando excusas -por ahora leguleyas- para restringir la presencia de los trabajadores. Este es un flanco crítico del conflicto.
Por una salida de fondo
La perspectiva de que la planta vuelva a operar depende hoy, desde el punto de vista económico, de que aparezca un inversor privado (aunque, repetimos, el juez y los síndicos prácticamente descartan esta variante) o de que el Estado de la provincia de Buenos Aires intervenga de manera efectiva.
¿Cómo sería eso? Avalando que algunos clientes continúen imprimiendo en Morvillo, contratando trabajos gráficos para la provincia, aportando el capital de arranque, otorgando algún subsidio salarial. Desde ya la salida de fondo sería la provincialización de la empresa, preservando los 250 puestos de trabajo y todas las conquistas. Este es el planteo que los delegados transmitieron al intendente Jorge Ferraresi y ministros del gabinete provincial en diversas reuniones.
Hasta el momento no ha habido ninguna respuesta concreta. Solo una asistencia de bolsones de alimentos y la decisión de nombrar a los obreros de Morvillo “Vecinos Destacados de Avellaneda”. Por otro lado, en la Legislatura avanza un proyecto de declaración de repudio al cierre. En un cuadro tan crítico todo sirve, pero es muy evidente que las medidas que los trabajadores exigen y necesitan son otras.
Como ellos expresan en cada oportunidad, esas respuestas oficiales y la superación del laberinto del expediente judicial dependen de manera decisiva de su lucha, de mantener la ocupación, de seguir ampliando la solidaridad política y material (obviamente también se cumple un mes del ultimo cobro parcial) y de no perder la ligazón estrecha con la lucha general del movimiento obrero -política clave de los gráficos de Morvillo en las dos décadas de organización clasista del taller.
Ante la ofensiva capitalista que está destrozando a nuestro gremio sin que la burocracia de la Federación Gráfica mueva un dedo y ante la tarea de unificar al sindicalismo combativo para darle una proyección independiente al paro del 10, arrancado a la CGT, la ocupación de Morvillo es una referencia fundamental.

