Sindicales
3/3/2025
Morvillo: una extraordinaria lucha preparada por 20 años de clasismo
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Solidaridad y apoyo a los trabajadores de Morvillo.
El conflicto de Morvillo ha logrado un espacio destacado en canales televisivos, radios y portales durante varios días; algo que contrasta con el lugar marginal que los grandes medios dedican a la ofensiva que se está descargando contra la clase obrera, caracterizada por cierres, por miles y miles de despidos y atropellos de convenios y salarios. La razón de esta repercusión es la firme determinación de estos más de 200 gráficos de resistir el cierre de la empresa, ingresando a la planta (el anuncio se produjo mediante un comunicado, después de la salida del último turno, casi a medianoche) para permanecer de manera indefinida ocupando las instalaciones contra el cierre. La primera acción de este tipo en la era Milei no ha pasado desapercibida.
Crisis sobre crisis
Morvillo lideró por décadas la impresión de folletos, libros y revistas en nuestro país. La situación actual es el desemboque de una crisis prolongada que se profundizó el último año. La declinación de la rama editorial -producto del auge de los formatos digitales y de una reorganización del mercado, que obligó a numerosos talleres a bajar sus persianas– empalmó con el derrumbe generalizado de la industria provocado por la política de Milei.
La crisis industrial, en pleno desarrollo, tiene muchas aristas. Bajo el peso del retroceso productivo se extienden la reducción de planteles, el aumento de la flexibilidad laboral y el ataque a la organización de base (en especial a sus sectores más combativos). Esa “reforma laboral de hecho” que avanza lugar por lugar, es pactada con las direcciones sindicales o, cuando menos, consentida pasivamente: así ocurre en la UOM, en el Smata y también es lo que hace la directiva verde de la Federación Gráfica Bonaerense. Esta entregada de condiciones y puestos de trabajo no ha impedido el cierre de casi 12 mil empresas, Casa de Moneda (ex Ciccone), entre ellas, otra planta histórica que cerró sin pena ni gloria.

Un camino de lucha para todo el movimiento obrero
En el caso de Morvillo, su fuerte organización de base -encabezada por su comisión interna Naranja– ha sido un dique para cualquier tentativa de trasladar la crisis empresaria a los trabajadores; y, no casualmente, es la organización que hoy está marcando una orientación a todo el movimiento obrero: frente a los despidos masivos o los cierres: ocupar, movilizar, convocar a la solidaridad activa, de los sectores combativos y del propio gremio. Esta reacción del colectivo obrero ha sido preparada por 21 años de tradición, programa y métodos clasistas.
La de Morvillo se inscribe en la extraordinaria tradición de lucha de la Agrupación Naranja Gráfica en la que destacan otras ocupaciones: Atlántida, Indugraf, Interpack, AGR… Más allá del desenlace que pueda tener esta lucha (que recién está en su fase inicial) el mérito de Morvillo es que ha vuelto a poner en valor un punto fundamental del programa del clasismo.
Verborragia…
La directiva verde que, en sintonía con el resto de la Corriente Federal kirchnerista pronuncia discursos para la interna pejotista y vota “estados de alerta” pero deja pasar todo (hasta el despido de delegados, como ocurrió recientemente con los dos de Quais) se vio obligada, por el impacto del conflicto, a llamar a un plenario de delegados. Se trató por supuesto de un reclamo de la asamblea de Morvillo. La historia entera de La Naranja Gráfica está ligada a la lucha por el funcionamiento del plenario de delegados y, desde luego, a asambleas generales masivas del gremio con temario de reivindicaciones y abandono de tareas, cosa que la burocracia abandonó hace décadas.
En el plenario de delegados del día 28 de febrero, los compañeros de Morvillo desarrollaron su comprensión del momento actual y mocionaron cuatro medidas elementales: 1) un paro de dos horas por turno y asambleas en todos los talleres, 2) una movilización de todo el gremio a la sede de la UIA u otro centro de poder patronal; 3) impulsar el fondo de lucha; 4) que ningún taller realice sus trabajos mientras dure el conflicto. Ninguna fue incorporada por la directiva, que presidió el plenario.
Se terminó aprobando, por mayoría, la realización de asambleas - que, casi con seguridad, no se concretarán por el estado de desorganización general - y un largo texto que expresa en una oración “la solidaridad activa con los trabajadores de Morvillo” y sigue con todo el arsenal de frases vacías del kirchnerismo como “repudiar las políticas de destrucción industrial y empobrecimiento social que lleva adelante el gobierno nacional” y “reclamar a la CGT que retome el plan de acción abandonado en el trascurso del año pasado” para rematar “facultando al sindicato para decidir las convocatorias que sean necesarias”. Puro palabrerío.
La única medida práctica que el sindicato ha hecho hasta ahora fue denunciar un lockout ante el Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires, que dio lugar a una conciliación obligatoria. La empresa no sólo desconoce esa resolución, sino que incluso impugna la intervención del Ministerio amparándose en el encuadre jurídico que pretende darle a su abandono de la planta: un “cese de actividades” en el marco de un proceso de quiebra (que, insólitamente, fue iniciado por la propia patronal de Morvillo). Ya conocemos las conciliaciones del Ministerio de Trabajo de Kicillof, a cargo de Wálter Correa, con las que se lava las manos en múltiples conflictos, muy a menudo para enfriar la reacción de los trabajadores, aunque este no sea el caso, ante una patronal que deserta declarando quiebra y ni se presentó a la audiencia ministerial.
Que la Justicia, en unas pocas horas, haya denegado y luego habilitado la quiebra, indica que, más que nunca, los trabajadores enfrentan un terreno minado. Actuar en ese campo de la mejor manera es clave, pero estas maniobras refuerzan la conciencia de que el único camino confiable es la acción directa.
…o lucha real
En estos primeros días la presencia obrera en la planta crece y afuera se extiende la solidaridad y la circulación de delegaciones obreras es constante. Se formaron comisiones para las diversas tareas, entre ellas de familiares de los obreros en lucha y la asamblea votó un amplio plan de acción que incluye convocar a un encuentro abierto de organizaciones obreras, de ocupados y desocupados y sectores en lucha la próxima semana y una gran movilización; un llamado especial al gremio gráfico y un impulso a fondo de lucha.
La vasta y rápida reacción de los trabajadores de Morvillo es la consecuencia de una lucha de más de dos décadas en defensa de los salarios, del convenio, de las condiciones laborales, de los puestos de trabajo, pero sobre todo de la organización clasista del taller, independiente de todos los gobiernos y de la burocracia sindical, y, cabe decirlo, estrechamente ligada a la construcción del partido de la clase obrera, del Partido Obrero en una importante vanguardia del taller. Hoy, después de los recientes conflictos de Linde Praxair o Granja Tres Arroyos, cuando vamos a un paro autoconvocado por la Multicolor en la Provincia de Buenos Aires y Ademys en Capital, cuando venimos de la movilización autoconvocada de la salud y de la coordinación de los jubilados, Morvillo es un nuevo punto de apoyo para enfrentar a las patronales y al régimen de Milei superando los bloqueos de la burocracia sindical.
