Sociedad

26/12/2024

Chaco

El caso de Cielo desnuda a un régimen que ampara a los abusadores

La niña de seis años que fue revinculada a la fuerza con la familia de su abusador y separada de su madre.

Protestas contra la decisión de la Justicia de Chaco.

El caso de la niña Cielo muestra la cara más cruel de una Justicia de clase y misógina, que hostiga a las madres protectoras y congratula a los abusadores, torturando así a las infancias víctimas de violencia sexual. Esta brutalidad es amparada por el propio Poder Ejecutivo, que puso de ministro de Justicia al defensor de pedófilos, Mariano Cúneo Libarona.

Haciendo caso omiso a las pruebas que indican que Cielo (nombre ficticio) sufrió abuso sexual por parte de su progenitor, la jueza de Niñez, Adolescencia y Familia N°1 de Resistencia, Claudia Karina Feldmann, dictaminó la revinculación forzosa de la niña de seis años con sus abuelos paternos -acusados de encubrimiento- quitándole la tenencia a la madre denunciante, quien tiene prohibición de acercamiento hasta el 10 de febrero, fecha en la cual está pautada una nueva audiencia. Por su parte, la Cámara de Apelaciones de Chaco rechazó el amparo de la familia protectora, ratificando esa decisión aberrante.

La capital chaqueña se encuentra movilizada ante tamaña injusticia, que pone en peligro la integridad de la menor. Todo el país pudo ver el video que muestra la desesperación de Cielo cuando es arrancada de los brazos de la mamá, en medio de un operativo policial, para ser trasladada por la fuerza a la casa de sus abuelos, donde corre riesgo de retomar contacto con su abusador. Una violación completa a los derechos de las niñeces, que tienen rango constitucional en Argentina.

Además, la madre deberá ser sometida a pericias psiquiátricas y le impusieron un bozal legal mediante el cual tiene prohibido nombrar el caso, de lo contrario, tendrá que pagar una multa de $50 mil por día. Como vemos, el peso de la Justicia recae sobre ella mientras que el progenitor de la niña esperará el juicio por abuso sexual agravado en libertad, a pesar de que los resultados arrojados por la Cámara Gesell fueron categóricos. Sin mencionar que, años atrás, recibió una condena por violencia de género tras arrastrar con el auto a la mamá de Cielo, cuando la pequeña tenía nueve meses; delito por el cual apenas obtuvo una prohibición de acercamiento.

Sin embargo, el Juzgado de Familia le otorgó un régimen de visita a través del cual se llevaba a la niña desde las 17 hasta las 22 horas, los siete días de la semana; un horario irrisorio tratándose de una bebé lactante. A los tres años, luego de dar numerosos indicios, Cielo pudo poner en palabras que estaba siendo víctima de abuso sexual por parte de su progenitor, y, tras radicar la denuncia, como ocurre habitualmente, la familia del imputado comenzó a demandar a la madre denunciante acusándola de “obstructora”.

En todo este tiempo, las acciones judiciales iniciadas por los abuelos paternos avanzaron con más celeridad que la causa por abuso sexual. No resulta extraño, ya que estamos frente a un Poder Judicial que constantemente protege a los abusadores y deja desamparadas a las víctimas. A su vez, desacredita la palabra de las madres protectoras -y de los propios niños- bajo la concepción de que su denuncia sería fruto del “despecho” que supuestamente las lleva a querer impedir el vínculo entre padres e hijos. A tal punto predomina este sesgo patriarcal al interior de la Justicia, que en la mayoría de los casos son ellas quienes terminan criminalizadas y los abusadores impunes.

Detrás de esta revictimización, hay un sistema empeñado en castigar a aquellas que desafían el mandato de sostener la familia a cualquier costo, soportando vejaciones contra ellas y sus hijos. La pesadilla que viven las madres protectoras en los Tribunales es aleccionadora para todo el resto de las mujeres que pone en cuestión los pilares de violencia en los cuales se erige la institución familiar bajo el capitalismo. Además, se trata de una Justicia que siempre defiende a los poderosos: no es un dato menor que el progenitor de Cielo sea miembro de la Unión Argentina de Jóvenes Empresarios de Chaco y Crypto NEA (una organización especializada en criptomonedas).

No se nos escapa que este escándalo jurídico cuenta con el respaldo tácito del gobierno nacional. El ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, de la mano de organizaciones defensoras de pedófilos, se encuentra en plena campaña para instalar, sin ninguna estadística que lo avale, que habría una epidemia de “falsas de denuncias por delitos de violencia de género, abuso o acoso sexual o violencia contra niños, niñas y adolescentes”, sobre las cuales quiere agravar las penas. En pos de sostener ese relato, llegó al extremo de manipular a una joven de 18 años para que expusiera frente al Senado, leyendo un texto ficcional redactado por el propio Libarona y la senadora Carolina Losada, en el que decía retractarse de haber denunciado a su padre, quien fue condenado en 2023 por el delito de abuso sexual gravemente ultrajante, ocasionando un grave daño en la salud mental de la víctima.

Lo cierto es que la única epidemia es la de abusos sexuales contra niños, niñas y adolescentes, que padecen una de cada tres mujeres y a uno de cada seis varones en el país, según Unicef. El gobierno busca perpetuar este flagelo, fomentando la persecución contra las madres protectoras y atacando la ESI, la cual ha demostrado ser una herramienta insustituible para detectar situaciones de abuso en la infancia. Finalmente, la ofensiva reaccionaria de Milei se vale de mecanismos de disciplinamiento social como la pedofilia para poder prosperar.

Redoblemos la lucha para que Cielo vuelva con su mamá, por la destitución de Feldmann y la elección y revocabilidad popular de jueces y fiscales. Definitivamente, un gobierno como el de Milei y Cúneo Libarona, que utiliza los resortes del Estado para hacer lobby a favor de los pedófilos, se tiene que ir.

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