El informe de Índice de Precios al Consumidor del Indec, correspondiente al mes de octubre, arroja que la inflación en el rubro alimentos fue la que más incidió en el índice general y se destacan las subas de verduras, tubérculos, legumbres y frutas. Como vemos, el derecho a una alimentación balanceada está cada vez más vedado para los sectores populares.

Los alimentos que más aumentaron, en términos interanuales, fueron la cebolla (572,26%), la papa (323,87%), la batata (274,20%), el azúcar (214,83%), el aceite de girasol (146,22%), los huevos (145,27%), los fideos (128,44%), el café molido (124,96%) y la harina de trigo (123,26%). Con todo, “llenar la heladera” se vuelve inaccesible para capas enteras de la población, tal es así, que la canasta alimentaria de CABA trepó un 8% en octubre y 99% en doce meses, alcanzando los $76.427.

Las causas del desmadre inflacionario en alimentos hay que buscarlas en las políticas del gobierno en favor del agronegocio, que acapara el grueso del área sembrada y detenta el dominio del comercio exterior del país. En ese sentido, la contización preferencial del dólar que le prometió Massa a las exportaciones frutícolas y vitivinícolas promete encarecer esos productos en el mercado interno. Por otra parte, la iniciativas oficiales en pos de contener los precios de los alimentos, tales como los fideicomisos del aceite y del trigo o las regulaciones en las góndolas, han fracasado una por una.

Estos incrementos de más de tres dígitos contrastan con los ingresos derruidos de los trabajadores, producto de las paritarias a la baja y la extensión de la informalidad laboral, obra del acuerdo no escrito que existe entre las patronales, el gobierno y la burocracia sindical. Lo anterior está en la base de la caída en el consumo masivo de octubre, del 4,3% en grandes superficies comerciales y del 11,1% en supermercados de hasta 500 metros cuadrados, según la consultora Focus Market.

Frente a que los políticos capitalistas nos niegan hasta el plato de comida diario, debemos luchar en defensa del poder adquisitivo de la clase trabajadora, siguiendo el ejemplo de las heroicas huelgas de residentes y concurrentes y del Sutna. Esto significa exigir un sueldo inicial de $190 mil, aumentos salariales indexados a la inflación y trabajo bajo convenio para todos.