Sociedad
6/12/2022
Marruecos, la revelación del Mundial
Perfil de la selección que dejó en el camino a España, Bélgica y Portugal.
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Celebración del equipo tras vencer a España, con una bandera palestina
Con un memorable triunfo sobre España en la definición por penales, la selección de Marruecos se convirtió en la revelación del mundial de Qatar 2022 al clasificarse a los cuartos de final. Ya se había alzado con el Grupo F, al lograr dos victorias y un empate. No sólo venció a Canadá en la última fecha por 2-1, sino que previamente obtuvo un triunfo clave por 2-0 ante el combinado belga, que terminó volviéndose a casa antes de lo esperado. Las celebraciones de la numerosa comunidad marroquí en las calles de Bruselas y de los Países Bajos culminaron entonces con incidentes y represión policial.
Marruecos supera el mayor batacazo de su historia futbolística, hace lejanos 36 años. En México 1986, también por el Grupo F, dos empates con Polonia e Inglaterra y una victoria frente a Portugal le habían permitido pasar de ronda, aunque cayó en octavos frente a Alemania por 1-0 (gol de Lothar Matthaus, a tres minutos del final).
En esta nota vamos a examinar brevemente los antecedentes de la nueva hazaña deportiva de Marruecos y su marco político-social.
Fútbol y política
Durante buena parte del siglo XX, Marruecos estuvo sometido a un dominio colonial de hecho por parte de Francia y España. Recién en 1956 consiguió su independencia, en un cuadro de fuertes luchas anticoloniales en el norte africano. Con el correr de las décadas, se fueron desarrollando también movimientos de oposición a la corona, encabezada por Hassan II, que fueron brutalmente reprimidos. Recién a su muerte, en 1999, el monarca sería sucedido en el trono por su hijo mayor, Mohammed VI, quien gobierna hasta nuestros días.
La corona implementó desde los 80 las políticas de “ajuste estructural” y privatizaciones masivas del Fondo Monetario. La crisis económica desató nuevas revueltas. Rabat se acercó aún más a las grandes potencias, como aliado extra Otan (un status que también negoció Menem en Argentina) y con la firma de tratados de libre comercio con Europa y Estados Unidos.
El empobrecimiento de Marruecos propició oleadas migratorias hacia el viejo continente. En el caso de España, los ciudadanos de nacionalidad marroquí eran poco más de 100 mil en 1998 y en 2021 llegaban a casi un millón. En Bélgica, son la comunidad extranjera más numerosa, donde padecen la discriminación, el desempleo y la precarización laboral.
Este contexto histórico resulta necesario para entender uno de los datos más sobresalientes del seleccionado marroquí: 14 de sus 26 integrantes nacieron fuera del país. Entre ellos, una de las figuras del plantel, Hakim Ziyech, originario de los Países Bajos, autor del primer gol frente a Canadá. El entrenador, Walid Regragui, es hijo de padres marroquíes, pero oriundo de las afueras de París.
El fútbol marroquí tiene una historia ligada a los problemas nacionales. El Raja de Casablanca, la ciudad más poblada, apodado el “equipo del pueblo” por su ascendente sobre los sectores más pobres, fue fundado en 1949 por miembros de la resistencia al protectorado francés, con el apoyo de los sindicatos. Tiene 12 títulos nacionales y también varios pergaminos internacionales. Su archirrival, el Wydad de Casablanca, con el que disputa en la actualidad superclásicos ante alrededor de 80 mil espectadores, nació en 1937 como un club para marroquíes, cuando la mayoría estaban dirigidos por colonos. Es el más laureado: 22 galardones. En la disputa de la Copa del Trono, que se juega por eliminación directa (al estilo de la Copa Argentina), están más parejos, con 8 y 9 estrellas, respectivamente. La hegemonía la detenta en este caso el FAR Rabat, de la capital, con 12 estatuillas.
Marruecos celebrando su victoria ante España con la bandera de Palestina. pic.twitter.com/4Rg5yujhjj
— Palestina Hoy (@HoyPalestina) December 6, 2022
Aunque el fútbol marroquí se ha desarrollado en las últimas décadas, el magnetismo de las grandes ligas se revela en que solo 3 de los 26 miembros de la selección revisten actualmente en un club local (todos ellos en el Wydad Casablanca). El resto se desempeña en las ligas europeas y, en menor medida, en algunas del Medio Oriente (Qatar, Arabia Saudita). Yassine Bounou, “Bono”, el arquero que contuvo dos penales españoles, es el portero titular del Sevilla.
Celebraciones
El desempeño mundialista del seleccionado norafricano, que incluye los triunfos de gran simbolismo contra Bélgica y España, ha desatado un fuerte entusiasmo tanto dentro como fuera de sus fronteras. Ya hemos mencionado los incidentes que se produjeron en Europa. En el caso de Marruecos, según medios españoles, las calles quedan semivacías y los cafés se llenan de gente para ver los partidos. También se producen grandes celebraciones en las calles.
En términos políticos, sin embargo, quizás el hecho más significativo son las muestras de apoyo al pueblo palestino en las canchas, que engloba a todas las hinchadas árabes. Además de la exhibición de la bandera tricolor verde, negra y roja, según el diario El País (1/12) de España, en el minuto 48 de los partidos del Mundial muchos espectadores árabes y norafricanos homenajearon al pueblo palestino en las gradas, evocando el catastrófico año 1948 en que fue fundado el Estado de Israel y cientos de miles expulsados de sus tierras.
Al interior de Marruecos, ese fervor también está presente, como lo atestigua un conmovedor video que circula por las redes sociales en que una multitud de aficionados del Raja de Casablanca corea al unísono la bellísima “Querida Palestina”.
El contraste con el régimen político no podría ser mayor: el Estado marroquí es uno de los primeros del mundo árabe que restableció relaciones con Israel, a fines de 2020. A cambio, el sionismo comprometió su apoyo a Rabat en la opresión del pueblo de Sahara Occidental, territorio ocupado desde 1975. El pueblo saharaui, lo mismo que el del Rif, libra batalla.
El régimen de Mohammed VI, sin dudas, intentará sacar provecho del éxito deportivo del seleccionado. Necesita hacerlo para disimular su colaboración con el imperialismo, cuya expresión más notable es la contención y represión de migrantes en la frontera con España.
Las masas marroquíes, que protagonizaron importantes protestas durante la Primavera Arabe de 2011-2012, y celebran hoy el histórico momento de su selección, sabrán ver que el enemigo también está en casa, aunque se camufle con la misma camiseta.
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