Universidad

9/12/2025

El Rectorado alinea a la UBA con la política del imperialismo

Lanzó un Instituto de Estudios sobre Seguridad Estratégica en relación al Terrorismo y Crimen Organizado Internacional.

Mariano Borinsky, Ricardo Hernández y Feinmann.

La noticia pasó bastante inadvertida: la UBA lanzó el Instituto de Estudios sobre Seguridad Estratégica en relación al Terrorismo y Crimen Organizado Internacional (Isetco). Según la presentación oficial, que replica el diario Clarín (27/11), se trataría de “un nuevo espacio académico dependiente del Rectorado que busca posicionar a la casa de estudios como un actor regional de referencia en el análisis riguroso de amenazas globales complejas”.

El centro de estudios –se nos dice- busca promover "investigación especializada, cooperación interinstitucional y diálogo estratégico entre la academia, el Estado y la comunidad internacional, orientado a fortalecer el diseño de políticas públicas en materia de seguridad estratégica" (ídem).

El palabrerío de los objetivos y las misiones del instituto se estrella contra lo más evidente: el Rectorado de la UBA promueve una iniciativa de esta naturaleza en un cuadro regional marcado a fuego tanto por los bombardeos y una eventual invasión a Venezuela como por las amenazas contra Colombia y México, bajo el pretexto de una “guerra contra las drogas” y la “lucha contra el narcoterrorismo”, una política que no alcanza a disimular que asistimos a una nueva ofensiva imperialista en América Latina. O en los mismo días en los que, pese al cese fuego impuesto, persiste el genocidio en Gaza por parte del Estado de Israel.

Es decir, cuando la única “amenaza global compleja” realmente existente es la política imperialista en la región y en el mundo. Pero de eso no pueden hablar ni el rector ni los panelistas. En la lista de invitados y disertantes en el Salón Rojo de la Facultad de Derecho figuran el agregado jurídico del FBI Ricardo Hernández, Miguel Ángel Toma –el extitular de la Side bajo el menemato-, el impugnadísimo juez Ariel Lijo, el camarista Mariano Borinsky –quien solía jugar al paddle con Macri y ahora estaría reclutado para modificar regresivamente el Código Penal al servicio de Milei–, gobernadores peluca como Raúl Jalil y periodistas todo servicio como Eduardo Feinmann, Romina Manguel y Daniel Santoro.

Por eso no sorprende que, tras las palabras de apertura por parte del rector Ricardo Gelpi, se haya entregado un reconocimiento al canciller de Israel, Gideon Sa´ar, de quien Infobae (27/11) nos dice que estaba de visita por el país. Un escándalo en sí mismo para un evento en el que se presentaba un centro de estudios sobre terrorismo y crimen organizado internacional.

Lejos de la tradición de la Reforma del 18, que llevó la denuncia y la lucha antiimperialista desde la universidad de Córdoba a las de toda América Latina, que sacudió a José Carlos Mariátegui en Perú y a Julio Antonio Mella en Cuba, el Rectorado compromete a la universidad pública con los intereses más reaccionarios y criminales del mundo. Disfrazado de aporte académico, el Rectorado pretende alinear a la UBA con el nuevo evangelio de los ultraderechistas en el gobierno, y, sobre todo, con la política imperialista que nos amenaza con el saqueo y la catástrofe.

El movimiento estudiantil, docente y no docente, que está en lucha por el presupuesto y el salario, debería repudiar este instituto y sus fines.

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