Universidad
28/11/2024
Sociales UBA: termina el cuatri, la lucha sigue
Balance de 2024 y perspectivas de lucha para un 2025 donde echemos a Milei.
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Asamblea en Fsoc.
El movimiento universitario protagonizó una de las tantas luchas de este año, irrumpiendo en el escenario político con marchas masivas como la del 23 de abril y 2 de octubre, con clases públicas y tomando más de 100 facultades en todo el país durante la mitad del segundo cuatrimestre. Para quienes preguntaban dónde se encuentran lxs estudiantes o para el propio gobierno que nos acusó de fantasmas, la respuesta fue clara: el ahogo presupuestario y salarial que atraviesa la universidad pública encendió una chispa en miles de compañerxs quienes vivieron su primera experiencia de lucha al calor de los ataques de Milei y su gobierno contra el conjunto de nuestras condiciones de vida.
El ascenso del movimiento ha sido innegable y ejemplar, en un escenario político signado por la colaboración política de la oposición y la contención de las burocracias sindicales. Sin embargo, el rol de estos sectores en el ámbito universitario no solo explica en gran parte que hoy las conquistas logradas, frutos de la lucha, hayan sido limitadas (la paritaria mensual más alta del año y el incentivo docente), sino también su capacidad para desarticular las instancias de organización. En el caso de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, tenemos que “agradecerle” a la 15 (Mella-Cámpora, conducción del CECSo) por el planchazo que impusieron mediante maniobras y desgaste. Necesitamos discutir una orientación a la altura de enfrentar el ataque del gobierno, entregar la lucha no es opción.
Un CECSo antitomas
Tras el veto de Milei a la Ley de Financiamiento Universitario, el movimiento estudiantil se radicalizó, generando un impacto a nivel nacional con la toma de 100 facultades, una medida que marcó una ruptura y un signo de autonomía con respecto a las autoridades universitarias que se empeñaron en boicotear las tomas. Recordemos que las autoridades peronistas y radicales, luego de la marcha multitudinaria del 23 de abril, negociaron con el gobierno un acuerdo presupuestario de ajuste que excluía el salario docente y no docente, golpeando a sus propixs trabajadorxs y al conjunto de la comunidad educativa que se movilizó en defensa de la educación por el presupuesto universitario. Esto se hizo evidente en el segundo cuatrimestre cuando el reclamo salarial docente y no docente se recrudeció por los 50 puntos de pérdida con respecto a la inflación. Una primera conclusión es clara: no hay forma de conquistar los reclamos planteados sin una lucha a fondo; evidentemente no es el camino de quienes priorizan sus negocios a nivel político-nacional. Un ejemplo de ello fue el acuerdo en la Ley de Bases, donde radicales y peronistas intercambiaron la suspensión de la emergencia presupuestaria por beneficios políticos.
No tan distintos
En las últimas semanas la pregunta que recorrió los pasillos de Fosc fue “¿qué pasa que no hay más asambleas? ¿ya no hay más lucha?”. Esto habla de la desorientación de gran parte del activismo y del estudiantado, que fueron partícipes de este proceso de lucha inacabado, o más bien, clausurado transitoriamente a la fuerza. Luego de repetidas maniobras por parte de la 15 para boicotear las iniciativas de lucha, terminaron por levantar la toma de la Facultad de manera unilateral y sin convocar a una próxima asamblea estudiantil -sumado al costo político de votar contra la toma. La 15 venía de desconocer la asamblea interfacultades sin proponer un espacio alternativo de coordinación y acusándola de ser un acto de la izquierda.
En la asamblea interclaustro -con una escaza participación del claustro estudiantil- boicotearon y votaron en contra de marchar nuevamente, en especial a Plaza de Mayo. Es simple: apostaron a un acuerdo con la Franja Morada y el rectorado para levantar definitivamente el conflicto.
No podemos dejar de mencionar que en las elecciones estudiantiles la UES pierde el CECSo, en gran parte por haberse manejado burdamente como la burocracia estudiantil que son y siempre han sido: nunca una fuerza peronista se resistió tanto a convocar una asamblea como la UES; su política era vender café y fotocopias. Gracias a esos manejos es que nació un movimiento autoconvocado en Fsoc que lo cuestionó, cuyos votos, en parte, fueron capitalizados electoralmente por la 15 como principal oposición pero también abrió un terreno de intervención para la izquierda y el activismo independiente.
Frente a la pérdida de su principal herramienta de intervención (los servicios), la UES pierde un gran lugar en la facultad, llevándola a un desplome sin precedentes. No obstante, al ser una fuerza del rectorado no podemos descartar una recomposición “desde arriba”.
La 15, sin embargo, a pesar de haberse posicionado como la alternativa política en la facultad en las elecciones, fue demostrando a lo largo del cuatrimestre que sus manejos no distan de la UES: levantar asambleas minutos antes de que comiencen, no pasar por cursos para convocar y difundirla, desconocer las resoluciones e incluso votar en contra de la toma. Era de esperarse, La Cámpora es al fin y al cabo el espacio cuyo dirigente, Máximo Kirchner, llama a “no patalear” contra Milei; acataron sus órdenes en la nuestra y otras facultades.
Lo que vemos es un CECSo atado de manos y pies a las indicaciones de la gestión de Ana Arias, que lejos de buscar alcanzar las conquistas y reclamos, negocia por arriba. Muestra así rápidamente la hilacha, probablemente especulando que el estudiantado no recuerde sus manejos dentro de 2 años para las próximas elecciones estudiantiles, la misma estrategia penosa del peronismo a nivel nacional (posar de “luchistas” y jugar la carta del mal menor). Esto habla de la descomposición del peronismo como una fuerza integrada completamente al régimen universitario, siguiendo los intereses de los negociados de sus fuerzas políticas, mientras lo que está sobre el tablero es el futuro de la educación pública, la ciencia y la investigación. Esto marca en la experiencia concreta que no existe tal disputa política entre la 15 y la UES por la orientación del CECSo, sino que su pelea es la expresión en el claustro estudiantil de la pelea por cajas y cargos entre las camarillas universitarias. Por supuesto, no dudan en dejar de lado sus diferencias para negociar con el gobierno y poner en pie un operativo antitomas.
La propia experiencia de la 15 al frente de la conducción del CECSo aceleró una conclusión entre un grupo de activistas que apostaron por esta lista a nivel electoral: no son tan distintos.
Por un CECSO a la altura de los desafíos
La recuperación de los centros de estudiantes para que vuelvan a ser herramientas democráticas y de lucha vuelve a estar a la orden del día. Podemos comprobarlo con el accionar de los gremios combativos de nuestra propia facultad: mientras AGD y la comisión interna no-docente impulsan sus planes de lucha en asambleas de base y son vanguardia en convocatorias como las más de 100 clases públicas en Plaza de Mayo y paros con gran acatamiento, la pregunta es ¿dónde están Feduba y Apuba? Seguramente regodéandose con el aumento y garantía salarial que acordaron con el gobierno para tener un incentivo para calmar las aguas en sus propias bases.
Por eso, igualar a los sindicatos independientes y combativos con las burocracias sindicales no solo es un error de caracterización burdo, sino que poco conducente -y forzado.
Al contrario de lo que plantean los compañeros del PTS, las herramientas gremiales que se manejan con métodos democráticos de toma de decisiones son expresión y canal de lucha a disposición del activismo, no contrapuestas a sus bases. La recuperación de los centros de estudiantes y sindicatos para que comulguen con los intereses de lxs estudiantes/trabajadorxs es una tarea más que planteada. Para construir un movimiento estudiantil independiente, la izquierda tiene que superar las peleas faccionales y ponerse a la altura de los desafíos: constituirnos como una corriente independiente que logre separar al movimiento de sus lazos con las corrientes adaptadas al régimen universitario.
Por un 2025 de piquete y asamblea. Fuera Milei
Este segundo cuatrimestre termina pero la lucha continúa. Milei profundiza su recorte con el presupuesto 2025 y profundiza la criminalización y persecución política a los luchadores. Mientras el peronismo se reacomoda para las elecciones legislativas, el movimiento estudiantil tiene que procesar las conclusiones necesarias para salir a luchar nuevamente: la experiencia de este año tiene que servirnos para promover la acción independiente y a fondo en defensa de la educación pública, con los sindicatos combativos y todos los sectores que se enfrentan a este gobierno.
La perspectiva es clara: para defender la universidad pública, los puestos de trabajo, para que el plato de comida vuelva a cada mesa, hay que derrotar a Milei. Esto no va a ser posible si no superamos los límites de las gremiales burocráticas y colaboracionistas: no es desgaste ni cansancio, son las trabas y dilaciones de estos sectores. A quienes pregonan un 2025 tranquilo, con un recambio en las cámaras mientras sus diputados y senadores ponen la firma para que avance el hambre, les espera encontrarse con un movimiento que ya atraviesa sus primeras experiencias de lucha y toma nota. Este 2025 nos encontrará donde siempre: en las calles y defendiendo incondicionalmente la educación y el salario.