Universidad
25/11/2024
Juventud, centros de estudiantes y sindicatos: un debate con el PTS
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Un cuatrimestre de grandes luchas.
Luego de un cuatrimestre cargado por grandes luchas en la universidad, se desarrollan una vez más los debates al interior del activismo. La lucha del segundo cuatrimestre frente a la ofensiva brutal de Milei estuvo marcada por el surgimiento en mayor escala de un activismo independiente de las autoridades universitarias, que protagonizó las tomas posteriores al veto a pesar del fuerte operativo anti tomas encabezado por la Franja Morada y el peronismo en su conjunto.
Este sector encontró en gran parte en la asamblea interfacultades del AMBA un canal de organización: a pesar del abandono de la convocatoria por parte de las conducciones peronistas, que confluyeron con el radicalismo en buscar darle fin al conflicto, se votó un plan de lucha que incluyó la movilización del 12/11 y otras acciones coordinadas con gremios combativos como la AGD o la comisión interna no docente de Sociales (UBA). Sobre esta experiencia, les compañeres del PTS volcaron un balance en el que polemizan con nuestra corriente.
Una vez más, luchemos por la dirección del movimiento estudiantil
La Juventud del PTS tuvo un papel secundario en el proceso de lucha universitario. Actuó a la retaguardia del proceso de tomas, ingresando de manera tardía a la rebelión del movimiento estudiantil. En parte, entendemos que esto explica su posición adoptada en la asamblea interfacultades buscando ningunear el papel de los centros de estudiantes y buscando contraponerlos al activismo no agrupado.
En el conjunto de artículos publicados de manera posterior la Juventud del PTS no hace ninguna mención a la polémica que señalamos previamente. Los compañeros no solo buscan omitir el papel de retaguardia que jugaron, sino que también continuaron teniendo una actitud profundamente conservadora a lo largo de todo el conflicto. En la Universidad de Buenos Aires actuaron junto a El Impulso (Mella, Cámpora, Auge) buscando levantar la toma de Psicología en el marco del paro no docente, o en Sociales dilatando de manera permanente exigencias de acciones y asambleas a la conducción -en algunas ocasiones quedando por fuera de declaraciones y exigencias comunes de la izquierda para con la conducción. Más grave aún fue el accionar de este grupo en Artes de La Plata, donde votaron en contra de la toma en una facultad donde se estaba poniendo en pie el activismo más combativo de la UNLP.
Como señalamos en artículos previos, la orientación del PTS no es un simple error de caracterización circunstancial sino que esconde una orientación estratégica. Como señalan en artículos propios, lo que el PTS toma como síntomas de crecimiento en su intervención no son los procesos de lucha en los lugares de estudio, sino el crecimiento de la imagen de Myriam Bregman.
Tanto su papel conservador en el movimiento estudiantil como su negativa a impulsar la consigna “Fuera Milei” son resultado de la orientación electoralista del PTS. Las elecciones universitarias no fueron utilizadas por esta corriente para desenvolver una pelea que permitiera preparar una intervención masiva del movimiento estudiantil, sino para instalar a sus candidatos presentándose como la juventud de Myriam Bregman. En el transcurso de la lucha, esta corriente priorizó la instalación mediática de sus voceros de la juventud más que un desarrollo real del proceso, careciendo de propuestas de acciones concretas. Mientras desde la UJS buscamos darnos una política para que la lucha universitaria pueda confluir con el conjunto del movimiento obrero y el movimiento piquetero para poner en pie una intervención de masas contra Milei, el PTS lanza de manera anticipada la campaña electoral de 2025.
En su artículo expresan: “Con sus matices, la crítica se hace desde el mismo lugar. El PTS quiso ‘sacarle lugar’ a las conducciones de los centros de estudiantes en favor de la participación de los estudiantes independientes. Si, es exactamente lo que propusimos (…) No queríamos que fuera un acto de las corrientes de izquierda donde cada uno haga alarde durante horas de los centros que conducen. Eso espanta a los estudiantes no organizados y no refleja la pelea que se viene dando en las bases de las facultades con esos sectores” A esto se suma, una crítica al CEAA y al CEV “ El CEAA del Ya Basta, o Evet de PO por ejemplo, no leyeron ningún mandato de su asamblea de base, sino que habló de las propuestas del Ya Basta y PO, equiparando a las conducciones políticas con el conjunto de los estudiantes representados en sus centros de estudiantes”.
Las definiciones del PTS son enormemente problemáticas. En primer lugar antepone sus intereses faccionales a la construcción del movimiento estudiantil. En un cuadro en donde dimos una lucha común en asambleas de todo el AMBA para que las conducciones de centros de estudiantes convoquen esta instancia, ¿no tiene un gran valor que existan conducciones combativas que se diferencien del régimen universitario y busquen poner su centro de estudiantes a disposición de coordinar medidas de fuerza? En vez de torpedear los puentes entre el activismo independiente y los centros combativos, ¿el papel de la izquierda no debería ser generar una confluencia que permita a estos sectores sacar la conclusión de la necesidad de recuperar sus centros de estudiantes? Los debates al interior del movimiento y sus corrientes son sanos siempre que busquen potenciar una acción de lucha común.
En el caso del ataque al CEV, la crítica del PTS parece más un mea culpa que algo a ser tenido en cuenta. Además de sugerirle a la redacción de LID que se tome el tiempo de escuchar la intervención que va a criticar, el PTS omite señalar que el CEV jugó un papel muy importante en el proceso de tomas de la universidad, siendo la primera facultad de la UBA donde se anunció la toma y poniendo en pie la asamblea del predio de Paternal -en la cual no solo organizó estudiantes de Veterinaria sino también de Agronomía, al mismo tiempo que confluyeron docentes y no docentes de ambas facultades y el CBC. De esa manera el activismo pudo nutrirse de una experiencia muy rica, que fue un factor muy influyente en la toma de Agronomía, procesos en los cuales esta corriente estuvo ausente, algo recogido en la intervención del compañero Ulises.
La Juventud del PTS, históricamente impotente para la pelea por la recuperación de los centros de estudiantes, parece querer omitir este debate de fondo para priorizar ganar un sector del activismo a la juventud de Myriam y Nico, torpedeando si es necesario cualquier instancia de coordinación.
Sindicatos
En el mismo artículo les compañeres del PTS plantean: “Lamentablemente no vemos que por ejemplo los compañeros del PO den esta disputa de forma abierta por ejemplo en AGD, donde son la conducción, pensando que el gremio podría cumplir un rol decisivo en desenmascarar la subordinación del Frente Sindical a la política del CIN y ser un portavoz enorme en pelea por un movimiento independiente de las autoridades universitarias y sus partidos políticos. Por el contrario, en varias ocasiones han quedado pegados a las intenciones y los métodos de las burocracias sindicales”.
Este extracto llama poderosamente la atención. La Marrón, agrupación docente del PTS, viene de votar en la asambleas ordinarias y extraordinarias de la AGD favorablemente los balances de Memoria y Balance, y la declaración. Ni su orador en la misma, ni su delegación, presentó ninguno de los puntos presentados en la nota, sino que concentró su intervención en la actuación parlamentaria de su corriente en el conflicto. Frente a esto uno podría imaginar que el PTS busca forzar polémicas en el terreno estudiantil que no puede sostener en el terreno docente.
Es evidente que la AGD, junto con la comisión interna no docente de Sociales jugaron, un papel tan fundamental como progresivo en el conflicto universitario. Desde el Cabildo Abierto realizado en septiembre, las reuniones convocadas en febrero para coordinar con gremios y centros de estudiantes el inicio de clases frente al conflicto, como en la continuidad del plan de lucha posterior al levantamiento de la emergencia presupuestaria por parte de las autoridades universitarias. Sin ir más lejos la AGD y la comisión interna de Sociales apoyaron abiertamente el proceso de tomas de facultades, incluso frente al brutal operativo antitomas del CIN y la burocracia sindical, y fueron los únicos gremios que participaron de las movilizaciones convocadas por la interfacultades. En el caso de Sociales el PTS brilló por su ausencia o envió delegaciones muy menores una y otra vez a las acciones convocadas por la comisión interna no docente, o en la organización de las clases públicas.
El PTS tiene en este terreno una actitud doblemente dañina. En su búsqueda de alejar al activismo del Partido Obrero, tergiversa posiciones para buscar forzar una ruptura y desconfianza del activismo estudiantil en gremios que han sido grandes protagonistas del conflicto universitario, separando caminos de estudiantes y trabajadores. Esta actitud muestra una vez más el carácter engañoso y autoproclamatorio de una juventud que vocifera sobre el papel de estudiantes independientes para concentrar su intervención en una estrategia de instalación de figuras parlamentarias.
Fuba piquetera
El artículo busca también aprovechar el carácter ilegítimo de la actual conducción de la Fuba, hoy en manos del reformismo, para presentarle a una nueva camadas de activistas un relato tendencioso y sectario de una experiencia de más de 15 años en la cuál la federación estudiantil más importante de la Argentina tuvo una conducción independiente y combativa, buscando igualar ese proceso -en el cual la UJS fue presidencia- con el actual.
Autoexcluyéndose de la experiencia de la Fuba el PTS jugó en ese período un papel muy marginal en luchas fundamentales. Ya sea la pelea por la democratización, el rechazo a la privatización y acreditación a la Coneau de numerosas carreras, o cuestiones más elementales como reclamos edilicios, que permitieron a numerosas camadas de estudiantes universitarios entender el papel de gobiernos y autoridades universitarias en la destrucción de la educación pública y búsqueda de mercantilizarla en función de las necesidades de un capital en decadencia.
Un factor para esta caracterización sectaria del PTS fue sin duda su rechazo -que sostiene hasta el día de hoy- sobre el movimiento piquetero. La confluencia del movimiento estudiantil con un movimiento de masas que tomó las calles en el Argentinazo y sigue jugando un papel clave en la lucha de clases hasta el hoy fue una verdadera escuela de unidad obrera estudiantil.
Protagonizada por miles de estudiantes que pusieron el cuerpo y fueron parte de elaboraciones colectivas muy ricas que pusieron en jaque al régimen universitario una y otra vez, esta experiencia fue condensada y potenciada por la posibilidad de contar con una federación que, con sus límites, puso todas sus herramientas a disposición de todos los procesos de lucha.
Sobre la experiencia concreta de 2018, ¿alguien se atrevería a afirmar sin sonrojarse que el papel de la Fuba promoviendo las tomas de todas las facultades frente a Macri fue el mismo que la contención jugada por la conducción actual que operó en el terreno antitomas? En ese mismo proceso el PTS se negó a formar parte del congreso extraordonario convocado por la federación, renunciando una vez más a dar la pelea contra el kirchnerismo por la dirección de ese movimiento y favoreciendo a ese sector.
Como señalamos en nuestra polémica anterior con el PTS, lejos de ser un factor espontáneo las tomas no solo fueron el resultado de una agitación y una lucha política de este año sino que son la condensación de una experiencia histórica reciente del movimiento estudiantil, donde la Fuba jugó un papel fundamental.
Por un frente único del activismo independiente, ¡Fuera Milei!
El movimiento estudiantil tiene un enorme desafío. Para defender la universidad se hace cada más evidente que esta tarea es incompatible con la continuidad de Milei, como así también de un régimen universitario que muestra una y otra vez su papel profundamente reaccionario.
La experiencia de la interfacultades, como todo el proceso de lucha de 2024, mostró que el campo de la independencia política frente al régimen universitario se limita a la izquierda y a una gran cantidad de activistas no agrupados que encuentran en estos espacios el único canal de intervención frente al levantamiento y el boicot de la FUA, la Fuba, la Fulp, la FUC y el conjunto de las federaciones.
Es en ese sentido que entendemos que es fundamental que la izquierda actúe de manera responsable y evite convertir estos espacios en terrenos de disputas faccionales, generando divisiones que impidan el desarrollo de acciones de lucha comunes, como así tampoco podemos convertir a la izquierda en la versión izquierdista de “hay 2025”.
El 2024 nos deja grandes lecciones para lo que se viene. Pongamos en pie un gran frente único del activismo estudiantil, docente y no docente para intervenir con el conjunto del movimiento obrero y piquetero en la lucha contra Milei.