La Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba) pacta corrientemente convenios con empresas contaminantes. Hasta hace dos años, la agrupación LAI (vinculada a la Sociedad Rural) llevaba tres décadas conduciendo el centro de estudiantes y ejerciendo la representación estudiantil en el Consejo Directivo. No es raro que, cada vez que se trataba algún acuerdo con los pulpos del agronegocio, no hubieran votos en contra. 

Al calor de la Ola Verde y el #MiráCómoNosPonemos, y de la rebelión educativa contra el ajuste, en 2018 el centro fue recuperado por un frente único que impulsamos desde la agrupación Abriendo Caminos (UJS) con Fana (Movimiento Evita) y Cambium (La Mella) y pudimos llevar la voz de les estudiantes al Consejo Directivo.

Los convenios son contratos que vinculan a las facultades con distintas empresas u organismos del Estado. Pueden ser de distintos tipos: investigación, extensión, pasantía laboral, entre otros. La universidad pública recibe así fondos a cambio de colocar sus recursos (laboratorios, espacios de prácticas y cursadas, investigadores, docentes) al servicio de las empresas; ello se traduce en toda una orientación social para la ciencia y la educación.

Es la respuesta que se plantea en la menemista Ley de Educación Superior ante la falta de presupuesto. Recordemos que la UBA se sigue manejando con el presupuesto de 2019, al igual que todo el sector público, tras un 50% de inflación. Ahora el gobierno contempla un presupuesto irrisorio para 2021. }

Algunos de los convenios más relevantes son con Bayer-Monsanto), Syngenta, Aapresid, entre otros. Hasta 2018 tenía también con el terrateniente Benetton, cuando la organización docente-estudiantil logró la derogación mediante el repudio masivo. Ese año surge la Lista 3 que gana el centro de estudiantes, y al año siguiente obtiene la mayoría estudiantil en el Consejo -desde Abriendo Caminos tuvimos una consejera por 7 meses- por lo que se registraron los primeros votos en contra de estos convenios.  

Por todo esto tenemos clases que se enfocan en formarnos para ser futures trabajadores en Bayer o Syngenta; hasta tenemos una cátedra de agronegocio cuyo jefe, Fernando Villela, sigue negando el sustento científico que prueba que el glifosato es contaminante. Se ignora así desde una cátedra la lucha de años de los pueblos fumigados y todos los análisis que traemos a la facultad luego de las pasantías interdisciplinarias que anualmente organiza la UJS. Por el contrario, desde la universidad promueven pasantías en las principales empresas del sector.

La mencionada cátedra de agronegocios tiene convenios con Bioceres, la empresa a la que habilitaron comercializar el trigo transgénico HB4 con la excusa de que es resistente a sequías, lo cual implica la utilización de glufosinato de amonio para este cultivo, un herbicida más tóxico que el glifosato, con un mayor impacto en la biodiversidad y mucho más nocivo para la salud. Es una problemática que va más allá del debate “transgénesis sí o no”.

Tenemos que organizarnos de forma independiente de las autoridades y del gobierno. Desde que empezó la cuarentena estamos llevando adelante la campaña del “Fuera Monsanto y todas las empresas contaminantes de la Fauba”, para debatir sobre temáticas relacionadas al movimiento ambiental e investigamos más a fondo los convenios de la facultad. Con estas reuniones semanales logramos una juntada de firmas a las que adhirieron más de 500 estudiantes.

Sumate a luchar para que se deroguen todos los convenios que tiene la Fauba con las empresas del agronegocio contaminante. El viernes 16 de octubre a las 18:00 te invitamos a la reunión de la campaña, donde debatiremos sobre el nuevo trigo transgénico HB4. Sumá tu firma al petitorio por la derogación de los convenios, y seguinos en nuestras redes @abriendocaminos.agro y @fueramonsanto_fauba.