Ambiente

2/9/2020|1604

Acuerdo porcino con China: el recule del gobierno da la razón a las organizaciones ambientales

Juan Diez / Ojo Obrero Fotografía / @mr.j.ten

El repudio al acuerdo que pretende firmar el gobierno con China, para instalar granjas industriales de cerdos, se expresó en la calle a lo largo y ancho del país en las últimas semanas. El martes 25 de agosto se desarrolló una primera jornada nacional de lucha, en la que diversas organizaciones ambientales y el Frente de Izquierda-Unidad concentramos en 48 ciudades, y luego se realizaron nuevas convocatorias en distintos puntos el lunes 31, que coincidieron con el recule anunciado por la Cancillería que conduce Felipe Solá. Al rechazo a este convenio se sumaron otros reclamos urgentes, como el cese inmediato de los desmontes y el fin de las quemas de pastizales, debido a los incendios que arrasan en las islas del Delta del Paraná y en el monte cordobés.

En medio de esto, el Movimiento Arraigo (PJ) organizaba una charla virtual titulada ‘’Producción porcina: un modelo nacional, cooperación internacional y soberanía alimentaria’’, con la participación de altos funcionarios, como Luis Basterra (ministro de Agricultura), Jorge Neme (secretario de Relaciones Económicas Internacionales), Gabriel Delgado (interventor de Vicentin y exsecretario de Agricultura de CFK) y el canciller Felipe Solá. La actividad iba a ser abierta y transmitida en vivo por Youtube pero, frente al repudio que despertó en las redes sociales,  la charla terminó convirtiéndose en un encuentro privado.

El ministro Basterra aseguró en su intervención que “hay que sostener las cadenas de generación de divisas para poder aspirar a un progreso nacional en términos económicos. Tenemos un compromiso absoluto, que fue sellado por los gremios, las patronales y el Estado”. Esconde con esta formulación que el objetivo central de generar divisas no es ningún progreso nacional sino garantizar el repago de la deuda y, para eso, refuerzan la primarización de la economía del país. Sobre aquel compromiso con los gremios, agregó que “el modelo paritario que ha impuesto el peronismo posibilitó que se lleguen a los acuerdos de los protocolos que posibilitaron que todas las actividades se puedan llevar adelante con normalidad”. Es un fraude, porque las paritarias o fueron suspendidas o sirvieron para pactar salarios a la baja, mientras que los contagios de coronavirus en los lugares de trabajo siguen creciendo ante la desidia patronal.

“Vivimos en un país deshabitado, con una moneda que puede producir para el mundo’’, concluyó Basterra, reafirmando sus dichos de que nuestro país está “vacío’’. En realidad, se refiere a que para su política, si no hay soja o ganados, las tierras están siendo desperdiciadas. Sin embargo, es el avance de la frontera agropecuaria impulsada por el gran capital lo que redunda a menudo en el “despoblamiento’’ de amplias zonas para el avance de los pooles de siembra o la ganadería, además de redundar en deforestación y destrucción de humedales.

Por su parte, el canciller Felipe Solá buscó deslegitimar los reclamos de las organizaciones ambientales asegurando que “cuando llega el momento de hacer algo, siempre pasa que no encaja con las miradas de distintos grupos que están lejos de entender de qué se trata y no les interesa si se generan dólares para el Banco Central. Estos militantes quieren afirmar sus verdades y oyen lo que quieren oír’’. La falsedad es total, en primer lugar, porque las reservas internacionales del país siguen cayendo en picada, y no por responsabilidad de quienes enfrentan la depredación ambiental sino, justamente, por los beneficios que gozan los pulpos que explotan los recursos del país sin dejar nada más que grandes pasivos ambientales. La descapitalización del Central es el producto de la deuda externa y del carácter colonial que imprimen los gobiernos a la economía nacional, como lo revela el acuerdo en cuestión, que convertiría a la Argentina en una tercerizada de carne de cerdo para China, solo para cargar con el desastre sanitario y ambiental que implica esta forma de explotación.

Esta charla reflejó la orientación económica de la que forma parte este memorándum con el país asiático. Los funcionarios buscan legitimar la depredación ambiental instalando una falsa dicotomía entre desarrollo económico y defensa del ambiente. Pero lo cierto es que China pretende erradicar granjas industriales que fracasaron allí, ya que las enfermedades que se propagaron por esta forma de producción no solo afecta a la población, sino que obligó a sacrificar a millones de animales. Este acuerdo no traerá ningún beneficio para el país, ni social ni económico, porque en última instancia las divisas generadas irán a parar a los bolsillos de los BlackRock y las cajas del FMI.

Con todo, fue ante la presión ejercida por las movilizaciones ambientales que la Cancillería tuvo que recular, informando por medio de un tweet que se postergaba la firma del memorándum para noviembre, para… ¡incluir un artículo respecto de la necesidad de respetar las leyes de protección ambiental y bioseguridad! Es decir, Solá tuvo que tragarse sus palabras y confesó que no estaba contemplado el impacto ambiental y sanitario que traería este acuerdo, ni hablar ya de la realización de los estudios correspondientes para estimarlo. En definitiva, los “grupos que no entienden de qué se trata’’ tenían razón.

Luego de esta postergación de la firma, la movilización -como dijimos- se reforzó en todo el país. Esto significa que el recule del gobierno plantea la necesidad de seguir luchando hasta derrotar el acuerdo definitivamente y golpear sobre esta política depredatoria, que acentuará los desmontes, las quemas y el avance de la frontera sojera. Con esta orientación, desde Tribuna Ambiental y el Partido Obrero convocamos el próximo 10 de setiembre a un plenario nacional de organizaciones ambientales, con el objetivo de debatir una acción común y poner en pie un frente único en defensa del ambiente.