Ambiente

6/4/2021

La juventud se organiza en defensa del ambiente

Vamos al plenario nacional de Tribuna Ambiental.

Willy Monea Ojo Obrero Fotografía

Tras las movilizaciones que se realizaron en todo el país en el Día Mundial del Agua, el 22 de marzo, que convocaron a miles de personas, al movimiento ambiental se le presentan grandes desafíos. En aquella jornada confluyeron las asambleas que luchan contra la contaminación del agua por los pulpos megamineros como la Barrick Gold o las petroleras como Chevron, los pueblos fumigados contra los Monsanto, las barriadas contra los basurales y por el acceso al agua, las organizaciones que vienen rechazando el acuerdo porcino con China.

Sus reclamos chocan con la orientación del gobierno nacional y los gobernadores. El mejor ejemplo es el empecinamiento de Mariano Arcioni en Chubut, quien junto con Alberto Fernández presiona por imponer la zonificación minera para habilitar la entrega de la provincia a la Panamerican Silver, pero que se topa a cada paso con una tenaz movilización del pueblo chubutense.

Previo a ello, toda la Argentina se había conmocionado con los incendios en la Patagonia, que repitieron lo que el año pasado vimos en las islas del Delta del Paraná y en las sierras de Córdoba. La acusación a los mapuches busca encubrir las verdaderas responsabilidades, en una zona de grandes apetitos de terratenientes y desarrolladores inmobiliarios. Fue la solidaridad popular la que dio respuesta a los miles de afectados, mientras los brigadistas denunciaban la precarización a que los sometía el gobierno provincial y salía a la luz el ajuste presupuestario del gobierno nacional en el servicio de manejo del fuego.

Es que como se desprende de las afirmaciones del propio Alberto Fernández, la depredación ambiental para la explotación de minerales, los hidrocarburos y agrícola es la garantía de pago al FMI. Es decir que los recursos naturales de nuestro país terminan siendo la moneda de cambio para pagar una deuda externa ilegal y usuraria. Por eso las organizaciones que se integraron al Estado a través de prebendas del Ministerio de Ambiente, como Jóvenes por el Clima, quedaron en off side y ahora hablan de la necesidad de “volver a las calles”.

La media sanción de la inocua Ley de Educación Ambiental aspira a ser en realidad una forma de los bloques políticos mayoritarios de lavarse la cara ante las movilizaciones ambientales en todo el país. Peor aún, el texto deja la aplicación en manos de la Cenea (Coordinación Ejecutiva de la Estrategia Nacional de Educación Ambiental), en la cual tienen intervención las multinacionales depredadoras -las mismas que financias cátedras y facultades en las universidades nacionales para poner al educación al servicio de su negocio.

El rol preponderante que juega la juventud en el movimiento ambiental expresa una desconfianza que crece en todo un sector hacia los distintos gobiernos. La consigna “No hay planeta B”, presente en marchas de todo el mundo, grafica que se trata de una lucha por el futuro de la humanidad, lo cual empuja a la juventud a ganar las calles. Pero sus reclamos están profundamente ligados a las luchas obreras y populares.

La pelea por tierra para vivir y trabajar y no para la especulación inmobiliaria y los agronegocios, por agua potable y cloacas en los barrios, por el tratamiento de los residuos urbanos y los deshechos industriales, en defensa de los cursos de agua, es ante todo parte de la lucha contra la depredación capitalista del ambiente amparada y estimulada por el Estado. Por eso, como nos demostraron las rebeliones de Chubut y Mendoza en defensa del agua y contra la megaminería, para triunfar necesitamos unir al movimiento ambiental con los reclamos de los trabajadores.

Es con esta perspectiva que Tribuna Ambiental convoca a un nuevo plenario nacional para el jueves 15 de abril, que apunta a reunir a los jóvenes activistas, a las asambleas vecinales, a los piqueteros de las barriadas, a los trabajadores, para avanzar en la organización independiente del movimiento ambiental contra el régimen de los depredadores del ambiente. Allí se va a debatir cómo conformar comisiones ambientales de los centros de estudiantes en colegios, institutos y universidades; una campaña por una educación ambiental realmente al servicio de la lucha contra la depredación; cómo seguimos la lucha en defensa del agua y por el acceso al agua potable, entre otros puntos. Es el momento de organizarse en defensa del ambiente.