Ambiente

18/7/2024

Milei promueve la depredación ambiental capitalista, por contraste al greenwashing de la ONU

El gobierno anunció que no va a continuar con la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.

Subsecretaria de Ambiente, Ana Maria de Lamas.

La actual subsecretaria de ambiente, Ana Maria de Lamas, afirmó que el gobierno no va a continuar con la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, reafirmando la postura negacionista del cambio climático que siempre sostuvo Milei. Cuando se le preguntó si cree o no en el cambio climático su respuesta fue: “Creo en las variaciones climáticas, pero no las veo”. Para sorpresa de nadie, en la misma entrevista la subsecretaria destacó la importancia de las cámaras empresariales para el desarrollo económico y la necesidad de “actualizar las legislaciones ambientales”, afirmación que nos recuerda a esa infame “modernización laboral” incluida en la Ley Bases.

Pero… ¿qué es la Agenda 2030?

La Agenda 2030 es un plan de acción global aprobado en 2015 durante una cumbre de la ONU en Nueva York, donde estuvieron presentes 193 jefes de estado. Esta tiene por objetivo realizar una serie de metas para alcanzar el desarrollo sostenible en todo el mundo. Esta agenda se divide en 17 ODS (objetivos de desarrollo sostenible) entre los que se encuentran erradicar la pobreza, garantizar la igualdad de género, proteger la vida en los ecosistemas terrestres y acuáticos, etc.

Si bien todos estos objetivos están directa o indirectamente relacionados con el ambiente, destaca el décimo tercer ODS, “acción por el clima”. Este objetivo está estrechamente relacionado con el Acuerdo de París, un tratado internacional firmado ese mismo 2015 que se propone evitar que la temperatura global ascienda a más de 2°C respecto de la temperatura en los tiempos preindustriales, siendo los 1,5°C el límite inferior. No obstante, en la práctica podemos apreciar que este objetivo ya fracasó, ya que, según la OMM (el organismo de la ONU dedicado al estudio del clima)  este límite de 1,5°C ya fue superado el año 2023, cuando la temperatura media mundial alcanzó los 1,63 grados por encima de los niveles preindustriales.

Aún así, la última cumbre de la ONU relacionada al cambio climático, la COP 28, se realizó en los Emiratos Árabes Unidos, un país cuya economía se basa sustancialmente en la exportación de petróleo. Por si esto no fuera lo suficientemente bochornoso, el sultán Al Jaber, presidente de la cumbre, declaró en aquella oportunidad que “Ninguna ciencia apunta a que la eliminación progresiva del petróleo, gas y carbón permita alcanzar la meta más ambiciosa del Acuerdo de París”.

Naturalmente, ninguno de los ODS de la Agenda 2030 son compatibles con un sistema económico que se basa en la reproducción de las desigualdades sociales y la explotación indiscriminada de los bienes comunes para maximizar la producción y acumulación de capital. Sin embargo, la resolución A/RES/70/1 de la ONU, donde nació la agenda 2030, versa en su párrafo 67 lo siguiente: “La actividad empresarial, la inversión y la innovación privadas son los grandes motores de la productividad, el crecimiento económico inclusivo y la creación de empleo. Exhortamos a todas las empresas a que aprovechen su creatividad e innovación para resolver los problemas relacionados con el desarrollo sostenible”.

Resulta evidente que la Agenda 2030 es una estafa, una estrategia de marketing que busca avalar el greenwashing de las empresas capitalistas y contener a los sectores que luchan y reclaman a sus gobiernos acciones concretas y reales contra la crisis climática.

El saqueo ambiental como política de Estado

El gobierno de Milei no rechaza los objetivos de la Agenda 2030 por los motivos mencionados previamente, sino porque busca perpetuar y llevar al extremo las políticas extractivistas que le exigen los capitalistas.

Pero estas políticas que Milei pone en evidencia no son parte de un fenómeno aislado de su gobierno, el extractivismo y la explotación de recursos minerales, hidrocarburíferos y agropecuarios fueron políticas de estado comunes a todos los gobiernos burgueses, aún cuando estos estuvieran “comprometidos” con la agenda. Podemos recordar la exploración petrolera del Mar Argentino avalado por Cabandie durante el gobierno de Alberto, el veto a la Ley de Glaciares durante el gobierno de Cristina o la resistencia de todos los gobiernos al tratamiento de la Ley de Humedales.

El gobierno de Milei, en concordancia con los gobiernos anteriores, viene a profundizar estas políticas con el régimen de incentivo a las grandes inversiones (RIGI) y las unidades de seguridad productivas que buscaran reprimir protestas y desalojar cortes de ruta. Profundicemos entonces nuestra lucha, organicémonos para terminar con el saqueo ambiental y el régimen represor de Javier Milei y Patricia Bullrich.

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