Cultura
12/7/2025
El arte y los artistas, entre la motosierra y el ataque político
Entrevista a Iván Moschner.

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"Se destruye al Instituto Nacional del Teatro, que es una conquista de los artistas"
En la última reunión del Mercosur se habló de cultura. El gobierno argentino, lo hizo a través de su representante: Florencia Iannello, subsecretaria de Gestión y Desarrollo Cultural. Lejos de la retórica cocorita del gobierno de La Libertad Avanza, la vocera hizo lo que haría cualquier integrante de la casta que quiera alejarse de un problema: decir palabras difíciles sin conceptos.
“El desarrollo del sector cultural requiere de un enfoque que estimule la libertad creativa, la iniciativa individual y la capacidad de la sociedad civil para generar valor simbólico y económico. En este contexto, creemos firmemente en la importancia de ampliar y diversificar las fuentes de financiamiento para la cultura, promoviendo de manera decidida la colaboración entre los sectores público y privado. Se trata de generar marcos que faciliten la inversión, estimulen la innovación y permitan la sustentabilidad de los proyectos culturales en el tiempo”.
Lo único creíble es el lanzamiento de lo privado, sí lo privado se entiende por comercial, capitalista, lucrativo, o cheto. El gobierno no para de pasarle la motosierra al campo cultural. “La política de Milei se vio desde los inicios, con la destrucción del Instituto Nacional del Cine (Incaa). En los últimos meses, además, se produjo un ataque al Instituto Nacional del Teatro”, cuenta Iván Moschner, actor, director, militante de Actuemos y de la Lista Naranja del Sindicato de Actores. Dice Iván que es medio bruto para hablar. Siento que me miente.
En efecto, con los decretos 345 y 346 de este año el gobierno nacional transformó (en criollo, ajustó) o disolvió lo siguiente:
Instituto Nacional del Teatro (INT)
Instituto Nacional Sanmartiniano
Comisión Nacional de Monumentos
Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares
Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón
Instituto Nacional Yrigoyeneano
Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas
Instituto Nacional Browniano
Instituto Nacional Newberiano
Instituto Nacional Belgraniano
Instituto Nacional Juan Domingo Perón de Estudios e Investigaciones Históricas, Sociales y Políticas
Comisión Permanente Nacional de Homenaje al Teniente General Juan Domingo Perón
Museo Nacional de Bellas Artes
Parque Tecnópolis del Bicentenario
Palacio Libertad -Centro Cultural Domingo Faustino Sarmiento (ex CCK)
Algunos entes fueron eliminados mientras que otros, como el INT, perdieron su autarquía, lo que lo pone al servicio de la motosierra del gobierno para su ajuste. No puede gestionar sus recursos. “Se destruye al Instituto Nacional del Teatro, que es una conquista de los trabajadores del teatro, de los artistas más que los trabajadores del teatro, de los artistas de teatro de todo el país, de años, de décadas, y se logró, llegó el teatro a todo el país, o salió desde ahí hacia otras fronteras provinciales. Ahí se nota perfectamente el ajuste en el campo cultural nuestro”, indica Moschner.
El asunto pasaría, en la línea del gobierno, por una mejor administración de recursos. Siempre dentro de una narrativa libertaria, aparecerían fondos públicos para objetos que nadie consume. La Ley del Teatro, en primera instancia, contemplaba fondos de financiamiento con publicidad y juegos de azar. Pero, además, ¿la iglesia evangélica que inauguró Milei en Chaco le gusta a la gente? ¿El falso Paka Paka de la viejita que habla contra el Muro de Berlín le gusta a la gente? ¿Los medios oficialistas como La Derecha Diario que reciben pauta de YPF le gustan a la gente? Además, hay algo interesante: solo puede hacer cultura el que tiene plata. Toda una definición.
La situación echa leña al fuego a un agotamiento ya existente: la de los trabajadores del arte y la cultura. Moschner dice que en el teatro “casi no hay salario”, que eso solamente queda restringido a algunas capas del teatro comercial de la calle Corrientes, y que cerca del 95% de los trabajadores del sector deben vivir de otra cosa. Además, la mayoría de los artistas no cobra.
¿Por qué tanta motosierra, entonces?
En principio, un ataque a los trabajadores, como ocurre en el Garrahan, la universidad, la ex Esma y la mayoría de las entidades estatales, los medios públicos y la lista podría seguir.

Pero hay algo más: el gobierno busca su propia “batalla cultural”. La misma pareciera tener tres instancias. Una, más explícita, la de la Fundación Faro, que tiene a Agustín Laje haciendo videos de 15 minutos a favor de la dictadura o al Gordo Dan defendiendo posturas de Friedrich Hayek y Milton Fridman que no sabemos si realmente conoce en profundidad.
Por otro lado: los “curros”. El gobierno busca instalar la idea de benefactor de un sector de la clase trabajadora culpando a otro sector de su malaria. Con esa idea, busca convencer a una parte del pueblo argentino de que la baja de la economía puede mejorarse con sectores supuestamente beneficiados por el gasto público. El financiamiento a la cultura, con las palabras difíciles de la ya mencionada Iannello, iría acá.
Por último, la persecución. Desde “Lali Depósito” hasta Mengolini, pasando por el “Nolsalp” hasta los debates por las empanadas que mencionó Darín, el gobierno ataca a los artistas porque, por definición, ataca a los que pueden crear. No es más que una faceta específica, elocuente, significativa y hasta sangrienta pero sincera del capitalismo: la posibilidad de armado colectivo es organización que puede ir contra el sistema.
Habría que cambiar la frase del viejo dibujito de Clemente, de Caloi. No es un Cacho, es un facho, de cultura. Hay que enfrentarlo. Es Milei o los artistas, Es Milei o los trabajadores.
-¿Qué se necesita para cambiar todo esto?
-Organización - responde Moschner.
Desde el 1° de junio un grupo de pibes jóvenes del teatro, las universidades, los colegios se junta en el Galpón de Guevara, en Chacarita. Allí se rememoran iniciativas históricas de lucha como Teatro Abierto, movimiento cultural y teatral que surgió a principios de los ochenta contra la dictadura militar, ponen en pie iniciativas, como la “Black Carpet”, donde entrevistaron a personajes de la cultura en la puerta de los Martín Fierro.
Vienen de hacer el festival Entrá (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa), con siete días de programación y más de 385 espectáculos a la gorra a lo largo y a lo ancho del país. Los une el objetivo de derogar el decreto de Milei. Los une una pelea contra el gobierno.
Más allá de las discusiones y los debates que tiene cualquier movimiento de lucha (sin polémica no hay lucha) la asamblea, como suele ocurrir, juega un papel organizativo, pero también pedagógico y de contención. Nunca hay que dejarse sorprender sobre cómo a veces las mejores definiciones se dan escuchando. Esa idea me volvió cuando uno de los pibes, al intervenir, dijo: “Pensé que estaba todo perdido, hasta que hicimos la asamblea”.

