El domingo por la tarde, un excelente festival  volvió a sellar el compromiso de los músicosde rock con el reclamo de justicia por Mariano Ferreyra.

La razón de la convocatoria fue el operativo de impunidad que, a seis años del crimen de Mariano, benefició con “prisión domiciliaria” a José Pedraza y Juan Carlos Fernández, los dos ex jefes de la Unión Ferroviaria que ordenaron el ataque criminal de Barracas; y a Salvador Pipitó y Claudio Alcorcel, dos de sus patoteros, con la libertad anticipada. Mientras tanto, siguen impunes los responsables empresarios y políticos, cómplices del ataque, y los negociados con fondos públicos que compartían con la burocracia de Pedraza.

Bajo un sol primaveral, el rock latino de Toni Montaña fue el encargado de abrir el juego en el escenario, mientras la gente se acomodaba sobre la lomada del parque que cae sobre la avenida Las Heras. Siguieron los Sambara –que sonaron muy ajustados a pesar de algunos problemas de sonido– y Valentina Cooke, a solas con su guitarra. Entre banda y banda, el primer discurso de la jornada estuvo a cargo de Jorge Altamira, quien destacó la amplitud y diversidad de ambiciones de Mariano Ferreyra. “Probablemente hubiera estado hoy tocando acá con su propia banda”, dijo.

El festival continuó con el ska-punk de Escuela de la Calle, continuó con el punk rock de Mal Pasar –que arrancó el primer pogo de la jornada cuando ya había caído el sol– y el cierre estuvo a cargo de Las Manos de Filippi, compañeros de tantas luchas, que vienen de lanzar el primer capítulo de su nuevo disco, M.A.C.R.I.

Antes de que arrancaran las Manos, habló Marcelo Varterian, amigo y compañero de militancia de Mariano. Entre reflexiones políticas y anécdotas, “Mache” trazó un retrato de Mariano, de su militancia y de cómo su compromiso lo había hecho superar la timidez.

Después del último acorde, una columna de 500 personas marchó hasta la torre de lujo donde vive Pedraza actualmente, a 300 metros del parque. Allí habló el presidente de la FUBA y dirigente de la UJS-PO, Julián Asiner, convocando a la juventud a continuar la lucha para que no crezca la impunidad, por cárcel común a Pedraza y por acabar con la burocracia en los sindicatos.

La relación entre Mariano y la música, particularmente el rock, fue muy fuerte a lo largo de su vida, tanto como fan de grupos como Pequeña Orquesta Reincidentes pero también como músico incipiente, con su guitarra, su acordeón o su teclado. Esa conexión se manifestó, tras el crimen, con la masiva adhesión de las bandas a la lucha contra la impunidad y por perpetua a Pedraza.

Grupos muy importantes y diversos, desde Calle 13 hasta Onda Vaga, pasando por Damas Gratis, Airbag, Acorazado Potemkin, Cadena Perpetua, Rally Barrionuevo, Salta La Banca y El Mató a un Policía Motorizado, entre otros, participaron de dos festivales multitudinarios en Plaza de Mayo para reclamar justicia. Muchos más se sumaron a esta lucha en decenas y decenas de pequeños y medianos festivales a lo largo y ancho de todo el país. Los rockeros también rindieron tributo a Mariano en un disco, Cuerpo, editado por su primo, Aitor Graña (ex baterista de Juana La Loca y Virus), para el que escribieron canciones especialmente.

En la tarde del domingo, a seis años de su asesinato, el rock volvió a sonar por Mariano.