Cultura
13/9/2024
“La lógica del escorpión”: el maestro sigue enseñando
El nuevo disco de Charly García.
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Carátula del álbum
En estos tiempos digitales en que es tal la sobreabundancia musical que uno difícilmente llega a escuchar de vuelta un disco entero, Charly García nos ofrece un nuevo álbum para repasar una y otra vez. “La lógica del escorpión”, estrenado en las plataformas este 11 de septiembre, en coincidencia con el día del maestro, presenta trece canciones que dan ganas de escuchar repetidamente, a la vieja usanza, como cuando apenas contábamos con un puñado de discos que conocíamos de memoria.
De gran riqueza sonora y melódica, el álbum cuenta con una primacía del rock and roll y el blues e invitados de lujo como David Lebón, Pedro Aznar y Fito Páez. Además, Charly rescata la voz del “flaco” Spinetta de una vieja grabación para incluir, como homenaje póstumo, una versión de “La pelícana y el androide”, historia de un romance inconcebible que los dos más grandes del rock nacional ensayaron para un disco conjunto que jamás vio la luz, pero que quedó registrada en el álbum “Privé”, del músico de las barrancas de Belgrano, en 1986.
Junto a Lebón en guitarras, Charly dispara un formidable blues como “El club de los 27”, referencia al panteón de músicos notables que (casualidad o no tanto) perdieron la vida a esa misma tierna edad, como Brian Jones, Kurt Cobain, Jimi Hendrix o Janis Joplin. El líder de Sui Generis no se priva de la ironía en esta canción de temática fúnebre, para afirmar que “Dios creó todo el universo / y también al Ku Klux Klan / muchos pobres / pocos ricos / ellos nunca van a entrar”.
Con otro ex Serú Girán, el virtuoso Pedro Aznar, García estrena “América”, con un sugerente estribillo que alude al nuevo continente de esta manera: “Valle del futuro / es un oscuro callejón / tierra del mañana / vende el alma en un billón”. No parece casualidad la compañía, precisamente en este tema, de Aznar, quien ha abrazado con convicción la defensa del ambiente y viene de advertir acerca de la depredación planetaria por parte de las grandes empresas en su último disco “El mundo no se hizo en dos días”.
Con todo, el momento más punzante llega con “Juan Represión”, versión de la canción de Sui Generis que no pudo integrar “Pequeñas anécdotas sobre las instituciones” (1974) debido a la censura de la época, y que recién apareció en una antología de 1995 (y también en “Sinfonías para adolescentes”, del regreso del dueto en el 2000). La incorporación de este tema en los tiempos de Milei, Bullrich, el ejército de trolls de Santiago Caputo y los dinosaurios que quieren reaparecer, no podría ser más oportuna y bienvenida. Ya hay quien reparó que el estreno del disco coincidió con la embestida contra los jubilados en Plaza Congreso, en la que también fue agredida con gases lacrimógenos una niña de 10 años, con el aval posterior de la propia ministra de Seguridad.
De los tiempos de Sui Generis, García exhuma otra joya, la bellísima canción de amor “Te recuerdo invierno” (registrada también en “Estaba en llamas cuando me acosté”, de 1995). Y no faltan versiones de temas de John Lennon (“Watching the wheels”, del cual ya hay una versión en “Kill Gil” -2010) y de The Byrds, “Rock and roll star”, traducidas al castellano, donde vuelve la ironía: “si querés ser / una estrella de rock / escuchame bien / lo que te digo yo (…) vendé tu alma / a la corporación / vestite bien / robame una canción”.
El título del disco alude a una famosa fábula popular que el propio García recita casi sobre el final: una rana acepta cruzar a través del río a un escorpión, y este la pica en medio del camino, a pesar de que de esta manera él también se terminará hundiendo. Cuando la rana le reprocha la falta de sentido de su acto, el escorpión lo admite, pero dice que no ha podido evitarlo, que es su carácter, su naturaleza. Esa es, entonces, la “lógica del escorpión”, una lógica poco lógica, o más bien una primacía del impulso.
Cuando, después de todo lo que compuso, uno ya no podría exigirle nada a una leyenda viviente como García, este se nos aparece con una obra de extrema vitalidad bajo el brazo, que sigue marcando el rumbo.
La vanguardia es así.