Educación

10/12/2025

De giros copernicanos y contrarreformas

A propósito de la defensa del exfuncionario macrista, Mariano Narodowski, al proyecto educativo del gobierno.

Abajo la reforma antieducativa de Torrendell.

El pasado 3 de noviembre, Clarín publicó una nota de Mariano Narodowski, presentado como “Director del área de educación de la Universidad Torcuato Di Tella”, donde defiende el proyecto educativo de Milei-Torrendell.

Como si se hubiera sumergido en las aguas del Leteo, ni el diario ni el propio Narodowski recuerdan al desprevenido lector que el autor de la nota es un exfuncionario de la cartera educativa en la Ciudad, bajo el macrismo, que tuvo un final precipitado cuando se denunció la contratación de un agente de inteligencia, Ciro James Palacios, en su Ministerio. En otras palabras, tiene una larga trayectoria como defensor del mismo recalentado guiso de desfinanciamiento y ofensiva privatizadora, una política que desde la dictadura ha persistido hasta hoy.

En su argumentación, Narodowski tiene un solo punto a favor: la crisis educativa en todos los niveles es un escándalo. Sobre todo en nuestro país que tuvo una larguísima y muy defendida tradición de educación pública, altísimos niveles de alfabetización, un sistema universitario gratuito y con autonomía. 

Pero a la hora de atribuir las causas apela al remanido recetario neoliberal -ahora libertario: las escuelas y sus comunidades estarían asfixiadas por un sistema centralizado “en  provincias que administran de modo jerárquico y piramidal”. Es decir, reclama una mayor descentralización del sistema. Si la dictadura aseguró el pasaje de las escuelas primarias a las provincias y el menemismo lo hizo con las escuelas de enseñanza media, solo resta una última transferencia: de las escuelas provinciales a las familias. Aquí se abre el menú privado: homeschooling, vouchers, financiamiento de la demanda. Vale la pena recordar -ya que ni el diario ni el autor lo hacen en esta nota- que Narodowski asesoró y promovió las llamadas “escuelas autogestionadas”, inspiradas en las charter estadounidenses, en el San Luis de los Rodríguez Saa.

Para el autor de la nota, “la calidad del trabajo docente no impacta en el salario”. Pero señala esto, no para denunciar los bajísimos salarios que no se corresponden con la tarea de enseñar, sino para postular la falta de incentivos. Menos o ningún reconocimiento de antigüedad (el viejo sueño de todos los gobiernos), más plus por capacitación o productividad, reclama el especialista.

Tampoco habría un problema presupuestario. Según Narodowski, “eso ya se hizo y tampoco funcionó” (SIC).

A partir de estas consideraciones, el autor de la nota concluye que el proyecto de ley del gobierno representa un “giro copernicano” al pasar el centro decisorio “de la administración estatal a directivos, docentes, estudiantes y familias”. Asegura que “el Estado deberá garantizar, financiar, acompañar y coordinar, pero las decisiones vuelven a las escuelas”. Una tesis que leída fuera de contexto parecería evocar cierto autonomismo educativo. Pero que, en este contexto, propuesta por un ex funcionario macrista que hoy sale a defender no un proyecto libertario –en la tradición anarquista- sino uno liberfacho, tiene una sola orientación: mayor desfinanciamiento, agravamiento de la desigualdad entre sistemas educativos y escuelas, peores condiciones de trabajo docente y de enseñanza para el estudiantado.

Narodowski confiesa que tiene “críticas puntuales”, pero no las describe; las debe reservar para aplicar en alguna tarea de asesoramiento como la que viene realizando en la reforma santafesina.

Resulta al menos curioso que hable de “giro copernicano” para caracterizar a un proyecto de ley que reinstala la enseñanza religiosa en las escuelas (al menos en los primeros borradores). Lo que aquí está en juego no es un giro sino una contrarreforma educativa, el corolario de un largo camino iniciado por la dictadura militar. Eso es lo que deberán enfrentar docentes y estudiantes.

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