ESTADOS UNIDOS

Comenzó el juicio por el crimen de George Floyd

Se inició esta semana en Estados Unidos el juicio por el asesinato de George Floyd, el afroamericano asesinado en mayo de 2020 por las fuerzas policiales en Minneapolis, Minesotta. Su caso fue el desencadenante de una rebelión popular en el corazón del imperialismo.

Los primeros testimonios y los videos exhibidos ante el tribunal confirman el accionar criminal de los efectivos. A Floyd le apuntaron a la cabeza para que descendiera de su vehículo y lo esposaron. Luego, estando en el suelo boca abajo, uno de los policías -Derek Chauvin- le oprimió el cuello con su rodilla durante más de ocho minutos, causándole la muerte. Floyd gritó al menos 27 veces que no podía respirar, sin que el agente se inmutara.

“Cuando veo a George Floyd, veo a mi papá. Veo a mis hermanos. Veo a mis primos, a mis tíos, porque todos son negros (…) Y veo cómo pudo haber sido uno de ellos”, declaró al tribunal Darnella Frazier, la joven que logró grabar los hechos y subir el video a Facebook.

De acuerdo a distintas investigaciones (ONG Mapping Police Violence, Washington Post), los hispanos y negros tienen entre dos y tres veces más posibilidades de ser abatidos por la policía. Además, los crímenes quedan en la impunidad. Según la BBC (4/6/20), solo dos o tres agentes son condenados de cada mil asesinatos a manos de las fuerzas de seguridad.

La muerte de Floyd sublevó a una juventud y a una población trabajadora víctimas de la represión, el desempleo y el crecimiento de la pobreza, que se ceban especialmente sobre las minorías (afroamericanos, latinos). Esos sectores son también los más afectados por el Covid-19, que por entonces empezaba a hacer estragos. Millones de personas se movilizaron durante semanas a lo largo y ancho del país. Estados Unidos se convirtió en el epicentro de la crisis capitalista, de la pandemia y de la rebelión popular.

Frente a aquel proceso de movilizaciones, el gobierno de Trump respondió con una furiosa represión estatal. Los demócratas, en tanto, buscaron contener el movimiento a través de proyectos limitados de reforma policial. Aun así, no le fueron en zaga a los republicanos a la hora de embestir contra las protestas. En Seattle, fue una alcaldesa de ese partido la que ordenó el desalojo de la zona autónoma creada por los manifestantes. En Kenosha, Wisconsin, donde el joven afroamericano George Blake sufrió siete balazos por parte de la policía (cuando aún no se disipaba la conmoción por el crimen de Floyd), el gobernador demócrata Tony Evers impuso el toque de queda y el estado de emergencia, además de desplegar a la Guardia Nacional en la localidad.

Ante el comienzo del juicio contra Floyd, nuevamente, las autoridades han dispuesto un enorme arsenal represivo. Se desplegaron 3 mil efectivos policiales y 2 mil de la Guardia Nacional. Además, se fortificaron edificios oficiales y sedes de policía con barreras de hormigón y alambres de púa. Todo esto apunta a disuadir la movilización popular. Los familiares de Floyd, no obstante, montaron una vigilia en el comienzo del proceso judicial.

En tanto, a comienzos de marzo, la Cámara de Representantes aprobó por una exigua mayoría una ley que pone fin a la llave de estrangulamiento en los procedimientos policiales, entre otras medidas tendientes a limitar la brutalidad de los agentes. Con estos mínimos cambios, se busca preservar el aparato represivo frente a las demandas de su desmantelamiento, que surgieron en el curso de la rebelión. Lo notable es que este limitado proyecto ni siquiera tiene asegurada su aprobación en el Senado.

En el movimiento de lucha se abrieron debates a lo largo de 2020 respecto a la postura a tomar frente a la policía. Mientras que algunos sectores defendieron los planteos restringidos de los parlamentarios demócratas, otros sostuvieron planteos más de fondo, como el control directo de la seguridad por parte de los sectores oprimidos (Alianza Nacional contra el Racismo y la Represión Política). En Prensa Obrera señalábamos que “esta perspectiva tiene como precondición derrotar al Estado imperialista, que ha desarrollado este enorme aparato represivo para ejercer su autoridad dentro y fuera del país”.

Al mismo tiempo, la rebelión del año pasado convirtió a Black Lives Matter (las vidas negras importan) en un movimiento de masas. Su dirección, sin embargo, se fue integrando crecientemente al Partido Demócrata y formó un comité de acción política a través del cual recibió donaciones empresariales para financiar la candidatura de Biden. A raíz de ello, se produjo una crisis y la ruptura de una de sus secciones, Black Lives Matter Inland (renombrándose como Black Power Colective).

Justicia para George Floyd y todas las víctimas del gatillo fácil. Libertad a Mumia Abu Jamal y todos los presos políticos. Desmantelamiento del aparato represivo.