Francia: las proclamas golpistas de los militares y el escenario político

El ecosistema político francés se vio impactado en las últimas semanas por una declaración emitida por algunos centenares (que rápidamente se convirtieron en miles) de altos mandos militares retirados, o próximos al retiro, denunciando lo que consideran un desmoronamiento de la república. La misiva, dirigida al gobierno de Emmanuel Macron, llamaba a desarrollar una ofensiva contra la población musulmana residente en el país y contra las “hordas de las periferias” a quienes se acusa de portar valores contrarios a los de los franceses. Los militares denuncian a los colectivos “antirracistas” y al gobierno por dar rienda libre al islamismo y por permitir que se desarrollen zonas del país en donde no regirían las leyes nacionales. Como conclusión, los altos mandos firmantes de la carta alertaron acerca de que, de no mediar cambios, ellos y sus camaradas en activo tomarían cartas en el asunto para salvaguardar a la nación. Una amenaza golpista en regla, que apenas motivó una tenue respuesta del gobierno de Emmanuel Macron. Posteriormente, el semanario de derecha Valeurs Actualles publicó un nuevo texto de tono semejante, pero esta vez de características anónimas.

Reacción política

Rápidamente, Marine Le Pen, la dirigente del proto fascista Reagrupamiento Nacional, y una de las principales candidatas a disputar la presidencia en 2022, declaró su acuerdo con el primer pronunciamiento mencionado y llamó a sus firmantes a sumarse a su espacio político. Por el contrario, el gobierno de Macron inició, con una pasmosa parsimonia, procesos contra los firmantes con el único objetivo de privarlos de sus honores militares, a la vez que obligaría a retirarse a los efectivos que se hayan próximos a la jubilación. Lejos de ser una sorpresa, el pronunciamiento militar es el reflejo del ambiente que se respira en ámbitos castrenses, en donde predomina una orientación ultra nacionalista. En las últimas presidenciales, la candidatura de Le Pen se impuso ampliamente entre los uniformados.

¿Por qué la reacción del gobierno ha sido tan limitada? Porque Macron mismo viene promoviendo una legislación de características islamofóbicas acentuadas y dotando al aparato represivo de mayores prerrogativas con el pretexto de hacer frente al terrorismo. A la vez, y tras haber impulsado recientemente una represiva ley de seguridad, el gobierno se aprestaría a nuevas normativas para perfeccionar el espionaje a través de las redes. En el mismo sentido, ha anunciado la incorporación de 10 mil nuevos efectivos a las distintas fuerzas policiales, a concretarse en los próximos meses (El País, 19/4).  A esto se suma la profundización del despliegue militar, especialmente en el Sahel y en el Mediterráneo Oriental. Con esta política, pavimenta el camino de la derecha nacionalista, la cual, en particular desde el asesinato cometido contra el profesor Samuel Pety en 2020 (asesinado por mostrar a sus alumnos caricaturas de Mahoma) viene haciendo de la islamofobia su principal bandera.

La tímida respuesta de Macron frente al pronunciamiento golpista contrasta con la represión furibunda contra los chalecos amarillos y las huelgas obreras. No obstante, el gobierno busca embaucar al pueblo francés a través de una polarización contra Le Pen, para que se dé, por enésima vez, la formación de hecho de un “frente republicano” contra la amenaza del ultra nacionalismo. De cara a las próximas elecciones regionales a realizarse en junio, Macron ha levantado la lista de su partido La República En Marcha (LREM) en la región de Provenza – Alpes – Costa Azul para llamar a votar por Los Republicanos (centroderecha) ante la posibilidad de que se imponga el candidato de Le Pen. La maniobra fue vista como un proceso de cooptación de esta fuerza más que como el resultado de la débil implantación territorial de LREM. Sin ir más lejos, buena parte del personal político del gobierno revistaba en las filas de LR como por ejemplo el primer ministro Jean Castex.

Por el lado de la centroizquierda, fuertemente atomizada, existe el temor a quedar relegada nuevamente detrás de Macron y Le Pen, lo que la dejaría fuera del ballotage. Esto es lo que indican por ahora las encuestas. En este escenario, el referente de los verdes Yannick Jadot impulsó una convocatoria a mediados de abril para la formación de un proyecto común, de la que participaron -entre otros- Olivier Faure (secretario general del Partido Socialista), Julien Bayou (el secretario general de los Verdes, EELV), y el diputado Eric Coquerel, de La Francia Insumisa (El País, 19/4). Sin embargo, de esta reunión no surgieron avances concretos, y cada fuerza viene trabajando en sus propias candidaturas.

En el caso del PS, uno de los nombres que suena es el de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo. Jean-Luc Mélenchon ya ha anunciado que será candidato por Francia Insumisa (LFI). El Partido Comunista, en tanto, impulsaría esta vez un candidato propio (Fabien Roussel). Cabe señalar que, de cara a las elecciones regionales, la dirección del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) viene impulsando listas comunes con LFI, en una nueva muestra de adaptación a la centroizquierda.

La clase obrera debe enarbolar un programa para que la crisis no la paguen los trabajadores (salario igual a la canasta familiar, prohibición de despidos, centralización del sistema de salud); por el desmantelamiento del aparato represivo y el fin de la persecución contra la población musulmana, negra o migrante; por el retiro de las tropas imperialistas en el Sahel. Es necesario que los trabajadores estructuren su propia alternativa política, en oposición a todo planteo de colaboración de clases.

https://prensaobrera.com/internacionales/la-movilizacion-del-1-de-mayo-en-francia/