La base social y las perspectivas de todo el proceso político sudafricano están claramente expuestas y, por así decirlo, “contenidas” en la reestructuración de la empresa Johannesburg Consolidated Investment Co (JCI), una subsidiaria del pulpo Anglo American, el mayor de todo el país.

Anglo American es un enorme monopolio, con activos por miles de millones en minas de oro, de diamantes, de platino y de uranio, compañías de servicios, financieras y aseguradoras, que controla por sí mismo o por sus subsidiarias. Este pulpo acaba de informar que su subsidiaria JCI será dividida en tres grupos de empresas independientes, con el objeto de vender una parte de sus acciones a capitalistas negros.

Efectivamente, según una solicitada oficial de la Anglo American “los directorios de AAC y JCI tienen  firmemente la opinión de que los sudafricanos negros deberían recibir todo el apoyo para participar significativamente en grupos financieros, industriales y mineros, y eso resultará ser un significativo beneficio para todas las partes, incluyendo las gerencias y los accionistas actuales de esos grupos … Grupos de un tamaño significativo pero viable deben crearse entonces como un primer paso hacia los importantes objetivos de apoyar el compromiso negro en términos de propiedad de capitales, representación en los directorios y participación en las gerencias” (Financial Times, 31/1).

El CNA de Mandela, que venía reclamando desde hace tiempo “el establecimiento de una empresa minera negra”, ha saludado esta reestructuración como “una plataforma para lo que puede ser un importante desarrollo hacia una mayor propiedad negra de la economía” (Financial Times, 31/1).

¿Qué tal?  Los pulpos capitalistas —base social del régimen del apartheid— “abren” sus empresas a la participación minoritaria de capitalistas negros. La AAC ya tiene “experiencia” en esto de “abrirse” : en la década del 60, apogeo del apartheid, la Anglo American vendió una parte de sus activos en mineria al grupo afrikaner Sanlan… Ahora, en tiempos del “antiapartheid”, lo abre a los capitalistas negros. Naturalmente, no hay en esto nada de “filantropía”: cuando las acciones están cayendo en todas las Bolsas del mundo, los nuevos capitalistas negros deberán pagar rigurosamente por sus acciones … y endeudarse para ello.

Lo que se pretende “vender”  como una “democratización del capital” no es otra cosa que la integración de los capitalistas negros —y sus representantes políticos— a la explotación del proletariado negro por parte de la burguesía racista … y el Estado que los defiende. Con el “fin del apartheid”, los obreros sudafricanos seguirán explotados por los capitalistas blancos … y apaleados por el ejército blanco —pero reforzados por lugartenientes, accionistas, policías y “estadistas”  negros.