La semana pasada aconteció en Sudáfrica una masiva huelga protagonizada por los trabajadores del sector de logística de los diferentes puertos y ferrocarriles del país. En dicha huelga se reclamaba un aumento que permitiera hacer frente a la ola inflacionaria (7,8% interanual en septiembre), en contraposición al miserable aumento del 1,5% que planteaba la empresa Transnet.

La medida de fuerza llegó a su fin el día 17 de octubre, tras que la Unión Nacional de Transportes Unidos (UNTU) aceptara el aumento ofrecido por la patronal de un 6% anual, cifra que se repetirá los próximos dos años. Si bien la empresa debió mejorar su oferta como fruto de la huelga, el acuerdo está por debajo de la inflación.

La UNTU, que según algunos medios representaba al 54% de los huelguistas, fue severamente criticada por el otro sindicato, SA Transport Workers Unión (Satawu), quien denunció la suscripción del acuerdo a la baja como una traición y sostuvo el paro un día más, aunque debió suspender las acciones después por falta de fuerza.

Esta huelga permite ver tanto las potencialidades que tiene la acción huelguística de los trabajadores, que despertó grandes preocupaciones en la clase dominante sudafricana, debido a que estaban en juego las exportaciones e importaciones a través de los puertos, como la conducta propatronal que caracteriza a muchas conducciones sindicales.

Lo aprendido debe ser utilizado por los trabajadores del país para forjar una dirección sindical clasista que lleve a la victoria la lucha por todas las reivindicaciones.