Internacionales
27/2/2025
ESTADOS UNIDOS
Musk y la motosierra del hombre más subsidiado del mundo
El magnate sudafricano ahora tiene la potestad de supervisar contratos y subvenciones federales.
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El dúo fascista.
Donald Trump le otorgó más poder al organismo gubernamental que dirige Elon Musk. El magnate sudafricano ahora tiene la potestad de supervisar contratos y subvenciones federales, cuando sus propias empresas son las mayores beneficiarias de los subsidios públicos. No tardó en estrenar sus nuevas herramientas: este jueves, el Doge (Departamento de Eficiencia Gubernamental) anunció el cierre de varias oficinas de Seguridad Social.
Musk avanzará en una revisión de los contratos de todos los trabajadores federales y se apresta a aplicar recortes en áreas sensibles como educación. En este último caso, el ajuste, al afectar fondos que sostienen diversos programas, impactará directamente sobre los estudiantes más pobres. Por otro lado, el cierre de las oficinas de Seguridad Social no solo afectará el acceso a servicios esenciales para adultos mayores, personas con discapacidad y otros sectores de la población, sino que también perjudicará a sus trabajadores, quienes ya laboran bajo ritmos extenuantes.
A lo Milei, el superexplotador Musk se ensaña con los más vulnerables. No obstante, los recortes no afectarán a sectores vinculados al aparato represivo del Estado norteamericano, como aduana, servicios de inmigración, seguridad y el vinculado a las fuerzas del orden. El gobierno de Trump necesita fondos para sostener su política de represión y deportación de migrantes, diseñada para mantener a raya a la clase obrera estadounidense en tiempos de crisis.
Al mismo tiempo, el magnate tiene el control de la distribución de subsidios para empresas, incluyendo las de su propiedad, como Tesla y SpaceX. Este personaje no solo es el hombre más rico del mundo, sino que también encabeza el ranking de parásitos que viven del Estado: según una investigación de The Washington Post, sus empresas recibieron 38.000 millones de dólares en subsidios por parte del gobierno estadounidense durante los últimos 20 años.
Las empresas de Musk tienen contratos con el Pentágono y la Nasa. El Departamento de Defensa de Estados Unidos y SpaceX, por ejemplo, colaboraron en la construcción de una megared de satélites espía en órbita baja, capaz de observar cualquier punto de la Tierra de manera continua, instantánea y en alta definición. Además, los satélites de Musk han sido utilizados por el Ejército ucraniano para guerrear contra con las tropas de Putin.
Su riqueza se ha construido también sobre la base de la superexplotación de los trabajadores. En Tesla, como si estuviéramos en la era de la Revolución Industrial, se han llegado a imponer jornadas laborales de doce horas durante siete días a la semana (DPL News, 18/8/2023). En SpaceX, las condiciones laborales a menudo son deplorables: ha habido trabajadores heridos, electrocutados e incluso un fallecido.
El parasitismo de Musk trasciende fronteras. En China, por ejemplo, Tesla embolsa miles de millones de dólares en subsidios, préstamos a bajo interés y exenciones fiscales para su gigafábrica de Shanghái, su principal centro exportador a nivel mundial (aunque incluso allí pierde terreno frente a competidores locales como BYD). Todo esto refuta el verso con el que Trump —y la Unión Europea— justifica sus barreras arancelarias, acusando una "sobrecapacidad china" resultante de subvenciones estatales que ocasionarían una competencia desleal. La guerra comercial es consecuencia de la crisis capitalista, y, sobre todo, representa un intento de Estados Unidos por revertir su declive como potencia hegemónica.
Trump ha encomendado a Musk la tarea de implementar parte del plan de ajuste en beneficio de los capitalistas. La deuda pública estadounidense supera el 120% del PBI, y el déficit fiscal alcanzó más del 6% del PBI en 2024. Los gastos destinados a sostener las guerras imperialistas en Europa y Medio Oriente, junto con los rescates a grupos capitalistas en crisis, han golpeado duramente las finanzas públicas.
La clase obrera norteamericana tiene que salir a enfrentar el ajustazo del dúo fascista.
