Panamá, entre movilizaciones y negociaciones

Más de quince días de movilizaciones

Los cortes de ruta y las movilizaciones continuaban este martes en Panamá, en reclamo de una rebaja en los precios de los combustibles, los alimentos y las medicinas, que han tenido una feroz disparada en lo que va del año.

Tras más de quince días de lucha, incluyendo una huelga docente por tiempo indefinido, se ha formado una mesa única de diálogo –mediada por la Iglesia- entre el gobierno de Laurentino Cortizo (del centroizquierdista Partido Revolucionario Democrático) y las organizaciones que lideran las protestas: la Alianza Pueblo Unido por la Vida, en la que participa un sindicato de la construcción (Suntracs) muy activo en los piquetes; la Alianza Nacional por los Derechos del Pueblo Organizado (Anadepo); y representantes de las comunidades indígenas. Esta mesa se reunía por primera vez este martes en la provincia de Coclé, a 120 kilómetros de la capital.

Hasta el momento, el gobierno había apelado a negociaciones por separado para debilitar los reclamos. En las vísperas, había llegado a un acuerdo con la Anadepo, a través de un acta que establecía el fin de las medidas de fuerza, a cambio de una reducción del precio del galón de nafta (equivalente a 3,78 litros) de 3,95 a 3,25 dólares (en junio llegó a estar a 5,20 dólares). Pero el rechazo de las bases a este compromiso empujó al dirigente del conglomerado y del sindicato de profesores, Luis Sánchez, a romper el acta frente a las cámaras de televisión y los afiliados.

La extraordinaria ola de movilizaciones, que envuelve sectores obreros, estudiantiles, indígenas y pequeños agricultores, y que abarca tanto a la capital como al interior panameño (uno de los focos de las protestas es Santiago de Veraguas), se desenvuelve en un país empobrecido. El desempleo ronda el 10% y la informalidad laboral alcanza casi a la mitad de los trabajadores.

Las movilizaciones del pueblo panameño están en la misma sintonía de la rebelión ecuatoriana y la de Sri Lanka; las masas ganan las calles para enfrentar a los gobiernos capitalistas que intentan descargar la crisis sobre sus espaldas.