Una rebelión popular echa al gobierno de Nepal

Manifestaciones masivas derrotaron la represión del Ejército y ocuparon los edificios de gobierno.

Incendiaron el parlamento y lincharon a funcionarios.

Luego de tres días consecutivos de manifestaciones masivas, lideradas por jóvenes protestando contra la desocupación, la corrupción, las restricciones a las libertades democráticas (las redes de internet fueron “apagadas”) y una feroz represión policial, el primer ministro KP Sharma Oli renunció a su cargo el martes 9 por la tarde.

A pesar de los toques de queda impuestos en todo el valle de Katmandú y una fuerte presencia de seguridad, los manifestantes siguieron saliendo a las calles, en combativas muestras de enfrentamiento contra las fuerzas represivas. La cantidad de manifestantes no se reducía, ni se retiraban. Luego de la fuerte represión con muertos y heridos, los manifestantes decidieron ir hacia las casas de líderes políticos, a quienes responsabilizaron de la muerte de los manifestantes en los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.

Las protestas vencieron la represión policial y el despliegue del Ejército, ocuparon edificios de gobierno e incendiaron el parlamento y el palacio de gobierno. Algunos funcionarios fueron linchados, como el ministro de Finanzas que fue arrojado al río por los manifestantes.

Nepal es un país que se encuentra entre la India y China, con una población de 30 millones. Los jóvenes sufren una crisis crónica de falta de trabajo, y migran hacia otros países de la región, especialmente hacia los países del Golfo Pérsico. Pero ahora la crisis regional (incluyendo las guerras en Irán y Yemen) y la caída de los precios del petróleo han reducido drásticamente esas posibilidades laborales, a lo que se suman nuevas restricciones para el ingreso de migrantes. Esto generó una importante reducción de los envíos de remesas enviadas desde el exterior hacia Nepal. Otra fuente de ingresos afectada por los conflictos bélicos en la región es el turismo (Himalaya, Everest) Todo esto está agravando la desocupación entre los jóvenes.

Las protestas contra el gobierno derrotaron el toque de queda y la represión

Las protestas se desencadenaron inicialmente por la prohibición de las redes sociales que impuso el gobierno, alegando incumplimiento de las regulaciones nacionales, cuando la realidad buscaba impedir la difusión de las masivas manifestaciones y el llamado de líderes estudiantiles a concentrarse frente al parlamento.

El lunes 8 las fuerzas de seguridad lanzaron una represión masiva en la capital Katmandú, donde los manifestantes se congregaron en las cercanías del parlamento y otras oficinas gubernamentales. Decenas de miles se manifestaron y superaron a las fuerzas de seguridad, que dispararon a mansalva dejando 19 muertos y más de 500 heridos.

La masividad y tenacidad de las manifestaciones obligaron al gobierno a levantar el bloqueo de  plataformas y redes sociales, tras lo cual se pudieron difundir comunicaciones de los lideres de las manifestaciones. “Nuestra primera exigencia es que este gobierno renuncie inmediatamente porque ha perdido toda base moral después de haber asesinado a tantos de nuestros hermanos y hermanas ayer”, dijo Sudan Gurung, un líder de la protesta, en un mensaje de video en las redes sociales el martes por la mañana. (Wall Street Journal, 9/9).

Una crisis regional afecta a las remesas de migrantes

Nepal tiene su principal ingreso por las remesas de los trabajadores que emigraron a otros países: representa entre el 25 al 30% de los ingresos.

Las migraciones se dirigen en su mayoría hacia los países del Golfo Pérsico, entre ellos Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait. Más de 2.000 jóvenes nepalíes emigran a diario hacia Medio Oriente o el sudeste asiático para encontrar trabajo, según estimaciones oficiales.

Los países del Golfo dependen de los ingresos de la venta de petróleo y GNL. Las bajas de los precios del crudo redujo los ingresos y mermó el trabajo para las poblaciones migrantes. Algunos países como Arabia Saudita está reduciendo el ingreso de inmigrantes para dar trabajo a su propia población, frenando las entradas de nepalíes, entre otros.

Las guerras que involucran a la región, como Yemen e Irán, también afectan el movimiento migratorio en Medio Oriente.

La reducción de las remesas que envían los trabajadores migrantes afectan a toda la economía nacional. En los últimos años estas se han convertido en una fuente crucial de ingresos para numerosos hogares. Nepal, con una parte significativa de su fuerza laboral trabajando en el extranjero, se encuentra entre los principales receptores de remesas como porcentaje de su PIB. La entrada de fondos influye significativamente en el panorama socioeconómico de las comunidades, especialmente en las zonas rurales.

Las manifestaciones antigubernamentales recorren el sur de Asia y se agrava la crisis del Medio Oriente

La crisis de Nepal es parte de una crisis en el sur de Asia.

En Indonesia, uno de los países más poblados de la región, han estallado manifestaciones contra el gobierno ante la carestía y desocupación luego de un brutal ajuste. El gobierno de Widodo impuso en 2020 una reforma laboral que alargó la jornada de trabajo, suprimió licencias pagas (por maternidad y menstruación), limitó las posibilidades de pasar a planta permanente, e instituyó una nueva manera de calcular el salario mínimo perjudicial para los trabajadores. Además, relajó las normas de protección ambiental. En octubre de ese año un paro general de 72 horas y grandes movilizaciones enfrentaron esa “ley ómnibus” antiobrera.

Las caída de ingresos de dólares de las remesas del exterior unida la reducción de los empleos del Estado, el aumento de la inflación y una crisis de endeudamiento estatal provocaron importantes manifestaciones estudiantiles. Este movimiento contra el gobierno se desarrolló hasta provocar la caída del primer ministro Sheikh Hasina en agosto de 2024, quien abandonó el país y está exiliado en India.

Con los sucesos de Nepal, son la punta del iceberg de una verdadero caldero social en toda la región.

La crisis migratoria del sur de Asia se suma a la crisis migratoria en el Mediterráneo, con miles de muertos intentando cruzar a Europa desde África, ante la  extensión de las guerras y genocidios en Medio Oriente.

El reciente ataque de Israel a Qatar vuelve a confirmar que la barbarie del gobierno de Netanyahu no tiene fronteras, sino que es parte de la ofensiva imperialista impulsada por Estados Unidos, su principal sostén.

La desestabilización regional causada por gobiernos endeudados y ajustadores, y las crisis migratorias regionales, son una manifestación de una crisis global del capital, que engendra las guerras imperialistas. El nuevo ingrediente es la masiva movilización de los trabajadores contra gobiernos entreguistas y corruptos.

Los trabajadores son la única fuerza que puede derrocar a gobiernos ajustadores y corruptos para abrir paso a una reorganización social, y poner freno a las guerras.

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