Libertades democráticas
22/6/2025
Quilmes: a un mes del operativo de la Utoi que hirió a Julito, seguimos exigiendo juicio y castigo a todos los responsables
Un caso que vuelve a poner sobre la mesa la violencia policial en los barrios populares.
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A un mes actividad con los chicos del barrio Iapi en el merendero del Polo
Se cumple un mes de aquel jueves 22 de mayo por la tarde, en el barrio Iapi de Quilmes, cuando el domicilio de la familia Lazarte-Fornerón -donde funciona un merendero del Polo Obrero- fue el escenario de un hecho de violencia policial que terminó con Julito, el hijo de 9 años de Cecilia y Julio, herido de un disparo en la cara que le dejaron 6 perdigones incrustados en el rostro, uno muy cerca del ojo derecho que lo tienen aún hoy en tratamiento médico. Antes de que el terror se desatara, Julito estaba haciendo las tareas escolares mientras su mamá estaba haciendo pan casero para la merienda de él y su hermana más chica, Meiby.
Ese día, cerca de las 18 hs, el papá de Julito estaba compartiendo un rato en la vereda de su casa junto a familiares y vecinos. Una escena normal que podría tener lugar en cualquier barrio y que no debería suscitar la alarma de ninguna autoridad per se. Sin embargo, ocurrió todo lo contrario. Un móvil policial al mando de la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas -Utoi- de la Policía Bonaerense, estaciona y se bajan 8 efectivos policiales, 3 de ellos portando armas largas, que a los gritos dan la orden de que alcen las manos y se pongan contra la pared. Dicha orden, aunque injustificada, fue acatada pero la violencia no cesó y sin motivo alguno intentaron esposarlos ante lo cual reaccionaron naturalmente y se resistieron. La brutalidad policial escaló, los abuelos y la mamá de Julito pedían a gritos que paren con el injustificado operativo y, por el contrario, dispararon. Fueron al menos dos disparos de balas de goma, uno de ellos impactó a Julito que se asomó a la ventana a ver qué sucedía.
Fuera la Utoi de los barrios
Creada por resolución N° 791 del Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires publicada, sugerentemente, un 24 de marzo del 2017 bajo la gestión Vidal-Ritondo con el objetivo declarado de “prevenir y/o disuadir actitudes o hechos delictuales que atenten contra la seguridad pública” destinada a intervenir en los “puntos con mayor índice delictivo de la provincia” y “cuyos integrantes fueron formados con armas especiales, tácticas de grupo Halcón y estrategias de Infantería y la Policía Motorizada, G.A.D., entre otros” ( ).
Ya bajo el mandato de Kicillof y con Berni como ministro de Seguridad, en junio del 2020 se anuncia una “refuncionalización” de esta unidad especial de la bonaerense que es capacitada para que cumpla funciones de “policía de conflicto, con mucha aproximación y trabajo de contención social”, continuando otras experiencias similares de “policiamientos de proximidad” focalizados en poblaciones vulnerables como los “Cuerpos Policiales de Prevención Barrial” y el “Programa Barrios Seguros” según las declaraciones públicas del entonces ministro.
Fuera de los eufemismos se trata de una fuerza especial de saturación territorial de los barrios más pobres que, por los fines para los que ha sido creada y el entrenamiento recibido por sus agentes, da cuenta que estamos frente a una fuerza policial militarizada con una marcada verticalidad de sus jerarquías, que depende directamente del ministro de Seguridad en funciones para evitar demoras en su intervención y operar con inmediatez como lo señala su denominación. Se trata de la división que copó y cercó las villas en pandemia y más adelante intervino en el violento desalojo de la toma de Guernica. Haciendo honor a la definición de Berni como una “policía de conflicto”, en el año 2022 estuvo involucrada en los asesinatos a balazos de Esteban Bellido en La Matanza y Matías Banuera en Berazategui.
La familia de Julito denunció que no es la primera vez que son víctimas de abusos por parte de la Utoi, ni tampoco son los únicos que los sufren. Los operativos de esta índole en los barrios populares son cotidianos lo que habla de una política del gobierno provincial, acompañada y coordinada con los intendentes -en este caso Mayra Mendoza- donde se intimida y criminaliza a las familias obreras más empobrecidas, en especial a la juventud. En un contexto de avance represivo por parte del gobierno facholibertario de Milei y Bullrich, es fundamental rechazar y repudiar los atropellos de la Bonaerense repodrida que dirige políticamente Kicillof.
Basta de impunidad
A un mes de este grave hecho de violencia policial la justicia no avanzó en la identificación de los agentes como lo solicitó la querella como primera medida. Sabemos que los primeros días de la investigación son importantes para desarticular maniobras de encubrimiento de una fuerza que tiene graves antecedentes en materia de apremios ilegales y gatillo fácil frente a los cuales actúa corporativamente para garantizar la impunidad de sus agentes involucrados en hechos graves como este. Sin ir más lejos, la familia fue acosada por personal policial en su domicilio al que pretendían ingresar para ver las dependencias donde se encontraba Julito cuando recibió el disparo y también en el hospital en las horas posteriores al hecho donde se presentaron a recabar información por su cuenta, no por disposición de la justicia.
Tampoco hay avances sobre las responsabilidades políticas en el gobierno provincial y en el municipal cuando sabemos que la intervención de esta división es coordinada con las autoridades municipales. Porque las fuerzas policiales en general y esta en particular tienen un mando civil y como lo señalamos anteriormente la Utoi responde a las directrices que imparte el ministro de Seguridad de la provincia. Por lo tanto hay responsabilidades políticas que deben ser investigadas cuando agentes policiales cometen delitos en el ejercicio de sus funciones. A un mes todo sigue igual y quienes siembran el terror en los barrios más pobres a diario gozan de impunidad.
Para Julito y su familia fueron semanas de angustia e incertidumbre por las secuelas médicas del ataque y porque los policías que vinieron a agredirlos a su domicilio probablemente siguen empuñando un arma y representando un peligro constante para todos. Frente a un Estado que, desde sus distintos poderes, violenta a los más pobres, la respuesta es la organización barrial: el merendero "La hora de ser felíz" de Polo Obrero sigue asistiendo con alimentos a las y los vecinos que lo necesitan y este sábado 21, al cumplirse un mes del violento operativo de la Utoi que lastimó a Julito, brindó una chocolatada y juguetes a decenas de niños que se acercaron y las calles y veredas que semanas atrás fueron el escenario de la brutalidad policial se llenaron de risas, música y juegos.
