Mujer

19/8/2021

“¿Qué significa la consigna El Estado es responsable?” sobre el caso de Lupe en Tucumán

Por qué Tucumán y la Argentina bien podrían ser inspiradoras de un libro de terror.

Actriz – licenciada en comunicación social – activista de la colectiva Actrices Argentinas

Los chistes sobre el paralelismo entre las series The Crown y House of Cards con la realidad argentina tienen sentido. Tengo una historia que contar, para guionar y convertir en serie. Porque más siniestro no se consigue.

Mujer de 26 años, madre de una nena de 4 y otra de 6, es abusada por su expareja. Se me ocurre que ella hace múltiples denuncias a los organismos cuya función aparente es proteger a las personas en situación de riesgo pero se encuentra con maltratos, no le creen y/o no la atienden. Aprovechándose de este abandono institucional que deja desprotegida a la víctima, su ex tira una bomba adentro de la casa generando la explosión de una garrafa que le ocasiona a esta mujer quemaduras muy graves. Esta es una idea, como para aportarle mayor dramatismo.

Pienso que esta mujer puede vivir en una provincia pobre, con altos niveles de desocupación, con infancias desnutridas y corrupción. La imagino como mujer pobre, de rasgos no hegemónicos, desocupada y a cargo de dos hijas. Gran combo para un caldo de cultivo donde se cocina cualquier abuso. Desesperada, vemos a esta mujer pedir ayuda a pesar del miedo que le generan las amenazas recibidas.

Aparece en su vida un personaje masculino. Decido que sea un funcionario público. Con poder y promesas de un sustento económico para esta persona (y sus dos pequeñas hijas). Por supuesto, ante la desesperanza de quien huye de su agresor sin tener un peso, acepta la oferta laboral dentro del partido político de este nuevo personaje varón.

De pronto, la invitan a un evento laboral. En esta escena quiero mostrar que esa jornada en realidad era un intento de otra cosa. La llevaron engañada. La locación sería en un galpón. De noche. Con alcohol y con gente muy reconocida de esa provincia donde se lleva a cabo esta historia. Esta fiesta a la que fue con falsos pretextos, termina interrumpida por un ajuste de cuentas en la calle entre balas y disparos que vuelan por el aire. Este es el clima en el que se vive en esa zona. En esa provincia, que bien podría ser Tucumán.

Aturdida por este evento, ella sigue trabajando en su cotidianeidad. Un día, nota que su cuenta bancaria aparece duplicada. La cámara haría un primer plano donde muestra las dos cuentas de esta mujer. Su cuenta sueldo y otra cuenta con su identidad y un monto de 600 mil pesos. Por su sentido de responsabilidad ciudadana y moral decide denunciar esto en el banco.

Se me ocurre un delirio pero como es ficción, puedo jugar. Un gerente de ese banco la aparta. ¿Por qué? Porque para hacer más desquiciada la historia, invento que el banco operó activamente para lograr la usurpación de identidad de esta joven, madre de dos nenas, víctima de abuso.

Fiel a la caracterización de este personaje, intenta nuevamente hablar con sus nuevas compañeras de trabajo. Se acerca a dos concejalas de este partido político (al que ella ingresó desesperada en busca de un trabajo y escapando de su agresor) al que voy a llamar Fuerza Republicana porque va bien con la idiosincrasia argentina. Les pide explicaciones sobre la utilización de su DNI con un documento falso y la triangulación financiera que han hecho usando su identidad en el banco. Escena siguiente: este personaje, a quien voy a llamar Lupe, aparece molida a golpes.

Lupe recurre a quien la salvó una vez cuando le ofreció trabajo en su espacio partidario. La cita en su despacho para resolver estos problemas bancarios. Se encuentran. Ella entra, él cierra la puerta. El le ofrece dinero para que se calle, le insinúa que para resolver el tema debe tener sexo con él. Ella dice que no. El se le tira encima, la tira sobre el escritorio. La viola.

La viola. O sea… él piensa: si no te callas, te violo. Y te violo acá… en el despacho de esta institución provincial. ¿Por qué? Porque puedo. Porque me protegen. Porque tengo poder y amigos en el poder. Me amparan. La justicia, el poder político, la policía. Los medios de comunicación.

Quiero que mi guión sea un infierno para este personaje. Que si no fue suficiente con el abuso de su ex pareja, el abandono del Estado, las golpizas y otra violación; quiero que confíe en nuevas personas que la acompañen al Observatorio de la mujer donde la van a estar esperando otros miembros del partido que nuevamente intentarán callarla a trompadas.

Para que no sea tan inverosímil mi historia, voy a darle un abogado a Lupe que le aconseje que se esconda para resguardar su vida y la de sus hijas. Vendrán escenas que muestren la clandestinidad de meses en la que entra este personaje a quien se le ha dado custodia policial pero es ésta misma policía quien la amenaza, balea su casa, le matan al gato y la amenazan con secuestrarle a sus hijas y sacarlas del país.

Me dirán que esta historia está inspirada en la denuncia por abuso con acceso carnal a Alperovich. Un funcionario público que gobernó la provincia de Tucumán entre 2003 y 2015. Por esos años, la in-justicia realizó un pedido de investigación por presunto encubrimiento al asesino de Paulina Lebbos. También fue denunciado por irregularidades durante el caso Marita Verón que contó con escandalosas absoluciones de los 13 acusados que tuvieron impunidad. Las redes de trata se expandieron y trabajan libremente aún hoy en la provincia.

Pues no. Aunque cerca. Alperovich, exgobernador de Tucumán y actual senador del Frente de Todos. Y en este caso puntual, Ricardo Bussi. No se trata de una ficción. Es la vida real de Lupe, a quien también le quitan su identidad pues ese no es su verdadero nombre. Lupe y muchas más. Tantísimas más.

Su abusador es Ricardo Bussi, exlegislador y actual precandidato a senador. Hijo del genocida y represor Antonio Domingo Bussi, exgobernador de Tucumán (condenado por delitos de lesa humanidad). El partido político es Fuerza Republicana. El banco es el Banco de Galicia. La policía es la policía provincial tucumana. Los medios son los medios encubridores de siempre que además de revictimizarla, la colocaron en una encerrona en una nota al aire con su propio abusador.

¿Y los jueces quienes son? En agosto del 2020, el juez de la causa impuso un secreto de sumario y por ende la defensa de Bussi apeló esta decisión generando un hecho inusitado: el juez de cámara, Enrique Pedicone, aparta del proceso al juez natural de nombre Cardozo. Pedicone denuncia que fue influenciado por el vocal de la corte suprema de injusticia tucumana, el Dr. Daniel Leiva. Presenta grabaciones de llamadas, audios y mensajes donde le pide que “regulase la intensidad de la causa” y que se excluya al juez Cardozo de la misma. Esto fue un pedido del gobernador y ex gobernador de Tucumán. El camarista finalmente es expulsado de la magistratura mediante un juicio político pero el Dr. Daniel Leiva aún continúa en funciones y sin sanciones.

La causa que atraviesa el manoseo (entre ellos la desaparición de grabaciones donde se lo podría incriminar a Bussi) pasa a manos del juez Francisco Pisa, quien se encuentra jubilado. Sí, jubilado. Digno de un guión de una pesadilla grotesca que chorrea impunidad. Lo mismo ocurre con la camarista Alicia Freidemberg, quien también está jubilada pero mágicamente, hablando de democracia y república, interviene en esta causa.

Recordemos un poco al juez Pisa. Acarrea varios juicios políticos por carecer de idoneidad y ser considerado el responsable de la muerte de “Paola Tacacho”. Para continuar con esta verdadera trama del horror, hay que mencionarla a Paola que denunció durante años la persecución de su feminicida. Y ¿por qué feminicida? Porque estoy hablando de feminicidios, este concepto incluye la responsabilidad del Estado en el abandono de una persona en total desprotección perseguida por su agresor.

Ni el Estado ni Dios atienden en Buenos Aires

La situación de la provincia de Tucumán, además de estar sumida en la pobreza y gobernada por un puñado de mafiosos, es una provincia declarada “pro-vida”, no adherida a la ESI y que para conseguir la Ley Micaela (que mucho deja que desear como capacitación y formación en perspectiva de género en los 3 poderes) ha sido necesaria una gran lucha del movimiento de mujeres y disidencias. Mientras Bussi declaraba “No conozco casos de mujeres asesinadas por el hecho de ser mujer”, Tucumán seguía ascendiendo es estadísticas de feminicidios.

Este impune provocador, a fines de julio de este año, lanzó su candidatura a Senador Nacional y eligió hacerlo en un acto en el jardín de la hija menor de Lupe. El personal de este jardín, cómplice del poder que ejerce Bussi, nunca le advirtieron esto a Lupe, más bien le dijeron que su hija iba a izar la bandera. Ella, nuevamente tuvo que escapar de esta situación en la que fue perseguida junto con su hija.

Luego de más de 11 denuncias por parte de Lupe, el comisario Ramón Alfredo Ardiles le envía unos mensajes con el intento de silenciarla. “No vaya a ser cosa que aparezcas ahogada” y que deje de publicar cosas porque “sino van a seguir matando y desapareciendo pibas”. En una provincia que ya lleva más de 6 mujeres desaparecidas en circunstancias de este tipo.

Se desconoce si realmente Ardiles es de la policía pero en su perfil de redes sociales se puede ver como antecedente que estudió en la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA). ¿Sorprende? Funcionarios públicos con todo el aparato de su partido político, personal de entidades bancarias, policía provincial, jueces, iglesias y los medios de comunicación que eliminan estos casos su agenda mediática.

Lupe, al igual que Úrsula Bahillo, a quien hoy seguimos llorando, ha denunciado a su abusador más de 11 veces. Sin dinero y revictimizada en todas las formas posibles, viaja a Buenos Aires para encadenarse en la Quinta de Olivos a pedir su protección y la de otras denunciantes frente a los abusos del poder de los funcionarios públicos de Tucumán.

En la Argentina, en el mundo y Tucumán recrudece la violencia de género. El ex intendente Carlos Najar, el ex gobernador Alperovich, el juez de la corte suprema de in-justicia tucumana, Antonio Daniel Estofán, el concejal de la ciudad de Alberdi, Bruno Gabriel Romano. El juez Saracho Daza. El intendente de Famaillá, José Orellana. El ex legislador radical Ariel García, el legislador Horacio Vermal. Y puedo seguir nombrando varones vinculados al poder político tucumano en total connivencia con el poder judicial.

La democracia, la república, la figura del Estado demuestra su verdadera cara, su naturaleza de clase. No es verdad que está presente. Somos nosotrxs, desde el movimiento de mujeres y diversidades; esta red de desconocidas que se une en la lucha y sus demandas para enfrentar al Estado que actúa al servicio de la opresión y la violencia.. Este movimiento de mujeres no es un ente abstracto. Somos trabajadoras, desocupadas, madres, profesionales, cuidadoras, científicas, artistas, médicas y un infinito de historias más. Que, además de luchar por salir adelante en un país devaluado y en constante inflación, con un 42% pobreza, también tenemos que dedicarnos a proteger a mujeres en situaciones en extremo desiguales, mientras evitamos que nos maten y pedimos justicia por todas las víctimas de feminicidios y abusos en Tucumán y en toda la Argentina.