Políticas

14/4/2023

Aníbal Fernández, la oposición derechista, y “las calles regadas de sangre”

Los discursos violentos y los ataques a la población laboriosa son propios de todos los políticos capitalistas.

Aníbal Fernández.

El ministro de Seguridad nacional, Aníbal Fernández, dijo que si la oposición derechista gana las elecciones presidenciales de 2023 “las calles van a estar regadas de sangre y de muertos”. Según Fernández, el ajuste que quieren implementar Juntos por el Cambio y los libertarios agudizaría la conflictividad social. Los representantes de la derecha se escandalizaron por esas declaraciones, pero como veremos tanto los discursos violentos como los ataques a la población laboriosa son propios de todos los políticos capitalistas.

Mauricio Macri dijo que “habrá que bancar muertos en la calle” si es que hay una respuesta popular al ajuste que pretende impulsar. Bullrich se filmó en las puertas de Bridgestone (Llavallol), en el marco de una lucha de los trabajadores del Sutna contra las patronales, advirtiendo que su gobierno encarcelaría dirigentes sindicales.

Javier Milei viene de decir en una entrevista en La Nación+ que, si estuviera en el poder, Eduardo Belliboni (dirigente del Polo Obrero) y Juan Grabois (dirigente de la Utep) irían presos por protestar. Es decir, anularía un derecho constitucional y reforzaría el despotismo del Estado. Además, el diputado libertario promueve la creación de escuadrones de la muerte para atacar a los trabajadores que luchen contra el poder político. Su exaliado, José Luis Espert, llegó a pedir “bala” para Belliboni.

Mediante estas declaraciones, los referentes de la oposición patronal y del oficialismo están reconociendo que sus políticas afectarán negativamente a los trabajadores, en el contexto de una crisis social aguda. Esto abriría la posibilidad de que se profundicen los choques sociales. Todos ellos están a favor de implementar una reforma laboral que precarice las condiciones de trabajo, una reforma jubilatoria que refuerce el ajuste contra los jubilados que está aplicando el gobierno del Frente de Todos, y de otorgar prebendas a la clase capitalista a expensas de los trabajadores.

Aníbal Fernández busca ocultar con sus dichos que él mismo y el gobierno nacional aplicaron una política represiva contra los trabajadores, y que defienden la represión como instrumento para proteger los intereses de los poderosos. Y pretende entrampar a la clase obrera detrás de un apoyo al nacionalismo burgués peronista mediante la extorsión.

En octubre, Fernández envió a la Gendarmería, a la Prefectura y a la Policía Federal para desalojar a miembros de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu de un predio en Villa Mascardi, cerca de Bariloche. Asimismo, el Frente de Todos desarrolló una represión brutal contra los vecinos de Guernica, en 2020, que reclamaban tierra y vivienda. Aníbal Fernández y su compañero, el presidente Alberto Fernández, enviaron recientemente efectivos del Ejército y fuerzas federales a Santa Fe, con el argumento de un supuesto combate contra el narcotráfico.

Incluso Cristina Kirchner es una defensora de estas políticas, y también hace campaña con ellas. En un acto que encabezó en noviembre de 2022, realizado en el Estadio Único de La Plata, CFK propuso desplegar masivamente a la mafiosa Gendarmería por todo el conurbano bonaerense.

Aníbal Fernández, además, se olvida de su protagonismo en algunos de los episodios más reaccionarios de la historia argentina. El ministro fue uno de los responsables del asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, en 2002; en ese entonces se desempeñaba como secretario general de Eduardo Duhalde. Cuando una patota de la Unión Ferroviaria mató el 20 de octubre de 2010 a Mariano Ferreyra, militante del Partido Obrero, Fernández respaldó a la Policía Federal (que estaba a su cargo), la cual liberó la zona para que tenga lugar el crimen. Las calles ya han quedado regadas de sangre bajo gobiernos peronistas.

El Partido Obrero defiende el derecho de los trabajadores a enfrentar toda política que implique el robo de los salarios, las jubilaciones, y el deterioro de sus condiciones de vida. La organización y la lucha independiente de la clase obrera son fundamentales para derrotar la ofensiva del gobierno y la oposición derechista.