La integración de Argentina a las Fuerzas Marítimas Combinadas (CMF, según sus iniciales en inglés), una coalición para el control naval de Medio Oriente dirigida por Estados Unidos y el Reino Unido, es un nuevo capítulo en el alineamiento con el imperialismo por parte del gobierno de Javier Milei.

Constituye, además, un renovado aval a la política del sionismo en esa región, ya que coincide con el genocidio que el Estado de Israel perpetra -con apoyo norteamericano- en la Franja de Gaza, la invasión sobre Líbano y los bombardeos contra Siria y Yemen, a lo que se sumará Irán en los próximos días.

Si bien la noticia de la incorporación (a partir de 2025) de Argentina a esta fuerza multinacional data de principios de septiembre, es en los últimos días que el tema cobró repercusión mediática. El Ministerio de Defensa puntualizó que, en una primera instancia, solo se enviarán dos oficiales militares para que realicen tareas de entrenamiento en Bahréin, (donde está la sede del organismo), pero no descartó, a futuro, plegarse a los patrullajes navales que, con la excusa del combate de la “piratería” y el “terrorismo”, buscan resguardar los intereses del imperialismo en una zona de tránsito estratégica.

Con doce miembros, las CMF nacieron en 2001 como parte de la “guerra contra el terrorismo” lanzada por el gobierno de George Bush, tras el atentado contra las Torres Gemelas. Esa “guerra contra el terrorismo” incluyó las invasiones de Afganistán (ese mismo año) y de Irak (2003), que dejaron cientos de miles de muertos. Actualmente, las CMF suman alrededor de cuarenta integrantes, entre ellos Brasil, Colombia, numerosos miembros de la Unión Europea, Japón, Turquía, Filipinas, Kenia, Australia, Nueva Zelanda, y naciones árabes que tienen buenos lazos con la Casa Blanca, como Arabia Saudita. Una de las cinco divisiones de la alianza naval tiene como objetivo enfrentar a los hutíes, la milicia que domina gran parte de Yemen y desde el año pasado lleva a cabo un boicot marítimo en el Mar Rojo, en solidaridad con el pueblo palestino.

En su reciente discurso ante la conferencia de ministros de Defensa de las Américas que se está llevando adelante en Mendoza, el ministro Luis Petri brindó un discurso que copia los enemigos (Venezuela, Irán) y aliados (Ucrania, Israel) de Estados Unidos, a la par que volvió a la carga con el planteo de reintroducir a las fuerzas armadas en tareas de seguridad interior. Repasando los principales hitos de esta estrategia de alineamiento con el imperialismo, podemos mencionar:

Febrero 2024: gira de Milei por Israel y reunión en Buenos Aires entre el titular del Departamento de Estado, Antony Blinken, y Milei, que incluyó, a pedido norteamericano, la cuestión de los “minerales críticos”.

Marzo 2024: visita Buenos Aires el titular de la CIA, William Burns, quien se entrevistó con el mandamás de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Silvestre Sívori, y con el jefe de gabinete, Nicolás Posse. Por entonces, Milei anuncia la compra de 24 aviones de combate F-16 de fabricación estadounidense a Dinamarca.

Abril 2024: el gobierno habilita el ingreso del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos en la Hidrovía Paraná-Paraguay, una arteria clave del comercio exterior. 

También visita el país la funcionaria del Comando Sur, Laura Richardson, célebre por haber blanqueado el interés de Estados Unidos por el litio, el petróleo y el agua dulce de Sudamérica.

Abril 2024: el ministro Luis Petri expresa el interés de Argentina en transformarse en “socio global de la Otan”.

Mayo 2024: visita del portaaviones USS George Washington.

Junio 2024: el gobierno anuncia el ingreso argentino al Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania, encargado de proporcionar armamento a ese país en su guerra con Rusia. Argentina es el primer Estado latinoamericano en incorporarse a ese organismo. A su vez, el presidente participa en una cumbre organizada en Suiza por su par ucraniano, Volodómir Zelensky.

Julio 2024: inclusión de Hamas en el listado de organizaciones terroristas.

A todo esto cabría agregar la postura entreguista del gobierno y la Cancillería con respecto a Malvinas, que en los últimos días lo llevó, por ejemplo, a borrar a las islas de un mapa argentino para complacer a inversores y funcionarios británicos.

Las “ventajas” para el pueblo argentino de esta subordinación son nulas. En cambio, es una política de entrega de los recursos del país, de ajuste (no olvidemos que el FMI es un instigador de la “motosierra”) y que expone al país como un autito chocador de intereses contrarios a los de los pueblos del mundo.

Es preciso repudiar esta orientación proimperialista.

Gran acto frente a Tribunales contra la persecución judicial del sionismo a Vanina Biasi

La diputada declaró en la causa iniciada en su contra debido a su apoyo al pueblo palestino. –

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