Políticas
18/3/2022
Canasta alimentaria en $37.414: salario mínimo y jubilaciones bajo la indigencia
La Canasta Básica Alimentaria subió un 9%, anulando el “aumento” del salario mínimo y enterrando los ingresos populares.
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Crece el hambre y la miseria.
Tras la publicación oficial de los datos de la inflación de febrero, con un aumento general del 4,7% y un 7,5% en alimentos, el Indec acaba de dar a conocer los números de la Canasta Básica Total, en $83.807, y la Canasta Básica Alimentaria, en $37.414, para el mismo mes. El aumento de miseria del salario mínimo acaba de ser enterrado por la inflación, lo mismo que ocurre con la jubilación mínima y los ingresos de millones de trabajadores.
Con esta realidad el salario mínimo, que aumenta un 18% en abril llegando a $38.944, quedará superado nuevamente por la inflación en los alimentos, cuando se conozcan los datos de marzo. A su vez, una familia con ingresos equivalente a dos salarios mínimos, aún con aumento, no llega a cubrir una Canasta Básica de pobreza… de febrero.
El aumento interanual de la Canasta Alimentaria se ubicó en 52,2%, un porcentaje que excede holgadamente la pauta oficial del 45% para las paritarias: una parte crucial del “acuerdo de precios y salarios” con el que el gobierno pretende anclar los ingresos de los trabajadores y licuar el gasto social.
Inflación récord
Desde asumido el gobierno de Alberto Fernández hasta el mes de febrero (inclusive), los precios llevan acumulados un alza del 123%, con los alimentos y bebidas no alcohólicas en 132%, el registro más alto en los últimos 30 años.
Se trata de un récord de este gobierno, pero de los malos: Fernández encabeza el podio seguido por Macri, con 84%, y Cristina Kirchner en su segundo mandato con el 73%. Mal augurio para un gobierno que le ha declarado la guerra a la inflación luego de perder por paliza.
A todo esto, el mayor deterioro se viene produciendo en los ingresos de las familias obreras. Al problema del salario mínimo por debajo del piso, y con 1.200.000 de beneficiarios de los programas sociales cobrando la mitad de ese monto, se agregan los jubilados que cobran la mínima, quienes en febrero percibieron $29.062 y que en marzo, con aumento, llegan a tan solo $32.630,40.
Una lucha más que justificada
Ante este escenario, el reclamo de las organizaciones piqueteras contra el hambre y la pobreza y por una inmediata duplicación del salario mínimo se encuentra más que justificado. Allí se inscribe el plan de lucha piquetero, con acampe ante Desarrollo Social y movilización al Consejo del Salario junto al sindicalismo combativo.
Tras el bochornoso “aumento” del salario mínimo, en un 45% en cuatro cuotas, la burocracia sindical se ha adaptado a la pauta oficial para las negociaciones paritarias, como lo es caso de Caló en la UOM, con un acuerdo del mismo tenor.
Se trata de un ataque contra el poder adquisitivo de los salarios, que va de la mano del plan de ajuste pactado entre el gobierno y el FMI, que traerá más pobreza y miseria. Rechacemos esta orientación liquidacionista y organicemos la lucha por una recomposición general de los salarios, camino emprendido por la Unidad Piquetera y el sindicalismo combativo.
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