Políticas

6/3/2023

Canje de deuda en pesos: el rescate usurario de una hipoteca impagable

Zanahoria a los banqueros mientras ajustan al pueblo.

Ministerio de Economía.

El gobierno se reunirá con bancos, aseguradoras y fondos de inversión para negociar un canje de deuda en pesos por $7,5 billones, con la intención de postergar para el 2024 y 2025 los vencimientos correspondientes a abril, mayo y junio de este año. Dicha operación no hará más que aplazar el problema, pero agravando los costos usurarios.

El motivo del canje es la acumulación de vencimientos del Tesoro en los meses previos a las Paso, porque el gobierno fue refinanciando la deuda con bonos a corto plazo (y tasas más altas), ante la reticencia de los acreedores por la incertidumbre electoral. Estos se mostraban cada vez más proclives a desarmar sus posiciones en pesos para refugiarse en el dólar, haciendo saltar las cotizaciones paralelas.

Ahora Massa busca instrumentar el canje para despejar gran parte de los compromisos de deuda del 2023, y lo hace básicamente al precio de blindar a los bonistas de los efectos que pueda tener una devaluación o una hiperinflación, e incluso comprometiéndose a que en el peor de los casos las pérdidas serán asumidas por el Banco Central. Con lo que el peligro de default se mantiene latente.

Para convencer a los bancos y fondos de inversión de que ingresen al canje, Economía hará una oferta compuesta en un 80% por títulos CER (indexados a la inflación) y 20% bonos duales, ajustados tanto al dólar como a la inflación y el tenedor puede elegir la mejor cobertura entre ambos. Lo anterior reforzará la carga usuraria de dicha deuda, sobre todo en un cuadro inflacionario; y, además, elimina la posibilidad de licuarla mediante una devaluación.

A todas luces, el trato del oficialismo hacia la banca contrasta con el que reciben los trabajadores, puesto que, mientras los bonos están atados al índice de precios, Massa promueve un tope en las paritarias del 60% hasta fin de año, cuando la proyección inflacionaria es cercana al 100%, configurando un enorme ataque al salario. Ni hablar del saqueo a los recursos públicos que significa el pago de intereses de esa deuda, a una tasa cada vez más usuraria.

Por otra parte, quienes adhieran al canje tendrán la opción de vender sus bonos cuando quieran y que el Banco Central se los compre. Este “seguro de liquidez” (conocido como “put”) pone al BCRA asumiendo todo el riesgo ante un desmadre de la situación, es decir que se hará cargo de las pérdidas; un blindaje a la banca privada. En caso de accionarse estos seguros demandaría más emisión monetaria por parte del Central, la cual irá a ensanchar la brecha cambiaria atizando la inflación y obligaría a colocar más letras para absorber esos pesos circulantes, agrandando su pasivo y encareciendo los intereses. Por otra parte, se agudiza la bancarrota de la entidad, ya que tendrá dentro de sus activos una mayor cantidad bonos del Tesoro desvalorizados e incobrables.

Una crisis de pago del Tesoro sería también un nuevo golpe a los jubilados, ya que la Anses tiene buena parte del FGS invertido en estos títulos (es tenedor del 26,5% de esos bonos), por la práctica del gobierno de financiarse con los recursos previsionales. Lo anterior desmiente el discurso oficial de que el endeudamiento intrasector público no tiene riesgo.

La reacción de Juntos por el Cambio frente al canje de Massa fue ambivalente. Por un lado, los bloques legislativos emitieron un comunicado señalando que “supondrá un enorme riesgo para los argentinos porque podría desembocar en un salto inflacionario aún mayor”; con la clara intención de boicotear el canje, en pos de que el andamiaje de deuda en pesos se derrumbe bajo este mandato presidencial y que sea el Frente de Todos el encargado de hacer el trabajo sucio de devaluar y ajustar abruptamente, lo cual le allanaría el camino a la alianza opositora para ganar las elecciones.

Sin embargo, Martín Tetaz declaró que “apoyamos el canje de la deuda en pesos porque a nadie le conviene que eso explote”. Asimismo, Patricia Bullrich mantuvo una reunión con miembros de Adeba (asociación que nuclea a los bancos locales), donde le pidieron que asuma el compromiso de no defaultear la deuda en pesos en caso de ser presidenta. A la vez que el banquero Javier Bolzico salió al cruce del comunicado de los legisladores de Juntos por el Cambio.

Lo cierto es que los bancos ven con buenos ojos el canje, dado que están muy expuestos frente a la deuda del Tesoro y un default de la misma podría desatar una corrida bancaria. Por otra parte, como vimos con la flexibilización de las metas del FMI, el capital financiero opta por tirarle un salvavidas al gobierno para evitar que estalle y vuele por los aires el acuerdo con el Fondo. Sobre todo teniendo en cuenta el escenario convulsivo de América Latina, donde prima la volatilidad política y las tendencias a la rebelión.

Como vemos, la deuda nominada en moneda local se ha tornado impagable y usuraria, y encierra el riesgo de corridas y saltos devaluatorios. Debemos terminar con esta bicicleta financiera en la que ganan los especuladores y perdemos las mayorías, nacionalizando la banca bajo control obrero y rompiendo con el FMI. Requisitos fundamentales para encauzar una salida de los trabajadores a la crisis.