Políticas
10/11/2025
Crece el tarjeteo de las compras del super… y la morosidad
Por la pérdida salarial sigue creciendo el endeudamiento familiar, con intereses usurarios.

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Detrás de este fenómeno asoma una poderosa confiscación salarial.
En el marco del cepo a los salarios que impusieron el gobierno de Milei y las patronales, los trabajadores se están viendo obligados a endeudarse para financiar las compras del mes. Según el Banco Central, el crédito representa el 46,2% de las operaciones comerciales minoristas, cuando en 2022 lo hacía en un 13,3%. Este fenómeno, en un cuadro de intereses usurarios y de continua pérdida de poder adquisitivo de los ingresos de las familias trabajadoras, ya se está expresando en un alarmante crecimiento de las moras.
Es evidente que no hay mejora social alguna si cada vez más trabajadores deben costear con su tarjeta de crédito los gastos en alimentos y otros tipos de productos elementales para la vida cotidiana. El informe del BCRA muestra que las tarjetas de crédito superaron en uso a las de débito ($9,4 billones vs $4,7 billones) y que ha crecido en un 4% durante la primera mitad de 2025 la cantidad de personas con deudas pendientes.
Como los intereses que cobran los bancos y las billeteras virtuales son usurarios (mayores al 120% anual), se genera un espiral de deuda porque cada vez más consumidores pagan el mínimo de la tarjeta y refinancian el resto de los gastos, cargando con intereses punitorios. Más dramático es el aumento de la morosidad: un relevamiento del Centro de Estudios para la Recuperación Argentina (Centro RA) advierte que la morosidad en el crédito al consumo creció un 147% en un año y medio. También da cuenta de un crecimiento en el uso de billeteras virtuales para costear las compras, lo que tiene como beneficiarios a personajes como Marcos Galperín de Mercado Libre.
Pero aún en estas condiciones, el consumo no repunta. En agosto, según se desprende de los datos del Indec, las ventas de autoservicios mayoristas cayeron un 8,4% interanual. Asimismo, el informe del Centro RA indica que las ventas mayoristas están un 35% por debajo del nivel observado al inicio del gobierno libertario; las ventas en los supermercados, por su parte, se ubican un 27% por debajo.
Detrás de este proceso asoma el deterioro salarial. El grueso de las paritarias que la burocracia sindical de la CGT firmó con las patronales y con los gobiernos ha quedado por detrás de la inflación. Que esta haya bajado, bajo una recesión en aumento, no supuso un beneficio para los trabajadores. El panorama para la población empeorará si pasa la reforma laboral esclavista que el gobierno quiere aplicar junto a la no tan nueva conducción de la CGT.
Todo esto, sumado a los despidos, las rebajas de los haberes jubilatorios y los recortes en los presupuestos de salud y educación, echa por tierra el discurso con el que Milei asevera que bajo su gobierno la pobreza disminuyó y se generaron las condiciones para un progreso general en las condiciones de vida de los trabajadores. Para hacer frente a tamaño ataque, debemos organizarnos y luchar siguiendo el ejemplo de los trabajadores del Garrahan, que han conquistado un aumento del 61%.




