Políticas
8/11/2023
Del “anarcocapitalismo” a las criptoestafas
Los casos que desmienten la reivindicación de la desregulación financiera que plantea Milei.
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Sam Bankman-Fried.
El derrumbe de las criptomonedas, un mercado especulativo por fuera de todo tipo de regulación, ha dejado al descubierto un entramado de corruptelas y fraudes. Buena parte de los empresarios que amasaron fortunas millonarias con el boom de las cripto, hoy tienen procesos judiciales por fraude, sus compañías quebraron o fueron condenados a prisión.
Es el caso de Sam Bankman-Fried, dueño de la empresa FTX. Su fortuna, según la revista Forbes, llegó a ser de 24.000 millones de dólares. La empresa fue llevada a la quiebra en noviembre pasado con un agujero de U$S 8000 millones en su balance. Sucede que FTX había prestado miles de millones (dinero de los inversores) a Alameda, una empresa mediante la cual Bankman compraba criptomonedas durante el período de alza. Con el desplome, las inversiones dejaron de llegar y Alameda fue incapaz de devolver el dinero a FTX, es decir se quedó con los depósitos de los clientes.
Hoy el empresario acaba de ser declarado culpable de siete delitos, entre los que se encuentran fraude electrónico, fraude bursátil y lavado de dinero, por lo que podrían darle hasta 115 años de cárcel. Además tiene otro juicio pendiente, programado para el mes de marzo, en el que se le acusa de fraude bancario y de soborno a un gobierno extranjero (Bahamas, donde estaba la sede fiscal de su empresa).
Esta quiebra fue impulsada por empresas competidoras como Binance, a cargo de Changpeng Zhao. El empresario acordó rescatar a FTX que se había visto inundada por clientes que exigían la devolución de su dinero frente al inminente aumento de tasas en USA, y así adquirir a su rival. Un día después, abandonó el trato. y anunció que vendería alrededor de U$S 600 millones en FTT, el token emitido por FTX. Este movimiento golpeó el precio de la criptomoneda, provocando un retiro récord de U$S 5 mil millones de FTX por parte de los clientes y asestó el golpe maestro contra la empresa, que es recordado como uno de los mayores ataques corporativos que jamás haya ocurrido.
Pero Bankman no es el único empresario que cometió estafas, maniobras contables ilícitas y fraudes, y que cayó conjuntamente con el derrumbe del mundo cripto. Los gemelos Winklevoss, dueños de Gemini, una bolsa especuladora de monedas digitales, están acusados por estafa. Barry Silbert, fundador de Digital Currency Group y cofundador de FTX lo ha perdido todo luego de la quiebra de FTX. Aunque Digital Currency Group sobrevive, está asolada por las deudas y depende de las resoluciones de otros procesos de quiebra que están judicializados, como el de Three Arrows Capital, otro de los grandes fondos de inversión en criptomonedas que se fue a pique en 2022. También es el caso de Chris Larsen, cofundador de Ripple, quien en 2020 fue denunciado por la SEC por vender activos bursátiles no registrados y sin licencia.
Todas estas plataformas, al quebrar, generaron también un corralito contra los depósitos. Frente al desplome, los grandes inversores mayormente se anticiparon a retirar los fondos; lo que no pudieron hacer estos miles de pequeños ahorristas. Incluso varios de los principales magnates del mundo cripto, como Brian Armstrong, de Coinbase, se decidieron a compensar las pérdidas anunciando una oleada de despidos en sus plataformas de exchange.
Valiéndose de la estampida inflacionaria promovida por el gobierno, de las sucesivas devaluaciones y de la incapacidad de los trabajadores para poder ahorrar frente a obstáculos como el cepo cambiario, Milei hizo gran parte de su campaña sosteniendo que liberalizando el mercado de capitales y cerrando el Banco Central se termina la corrupción, pero esta situación demuestra que una vez más el “libertario” vende gato por liebre. El mercado especulativo y fuera de regulación es una fuente enorme de negociados y corruptelas capitalistas, donde operan estafadores en masa frente a clientes que carecen de cualquier tipo de resguardo. En todos los casos, los que pagan los platos rotos son los pequeños ahorristas, que incluso bajo estas promesas de rendimientos buscaron invertir algún ahorro familiar, algún “puchito” que sobró en una ocasión, el pago de un aguinaldo.
A su vez, estos sacudones son un baño de realidad que expresan la inseparabilidad de las criptos a los coletazos de la crisis capitalista mundial: finalmente, la proliferación de estos nichos especulativos refleja la huelga de inversiones de los capitalistas por no encontrar ramas lo suficientemente rentables. Así, en carácter de “monedas” desreguladas para toda su operatoria terminan muchas veces deviniendo en estafas mayúsculas (y millonarias), como fue el caso de Zoe Cash o CoinX, la plataforma cripto promocionada por Javier Milei.
Los únicos que se benefician son los mismos capitalistas que lucran también con la deuda argentina, que crece al ritmo del aumento de tasas y los permanentes refinanciamientos, otorgándoles aún mayores rendimientos. Como un fiel reflejo de la propia dinámica de la crisis capitalista, la variable de ajuste frente a la catástrofe es siempre una misma clase social, algo que se agravaría profundamente con la propuesta de Milei.
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