Finalmente, con 131 votos afirmativos, se dio media sanción en Diputados al proyecto de ley para establecer a la educación como servicio esencial y dejar a la docencia sin su derecho a hacer huelga. La sesión en la que se votó tuvo lugar mientras en las puertas del Congreso una manifestación docente repudiaba esta nueva afrenta contra la educación pública. La clave para la comunidad educativa y los trabajadores pasa ahora por luchar para impedir que la iniciativa sea aprobada en el Senado.

La Libertad Avanza, el PRO, la UCR, un sector del peronismo y el resto de los partidos patronales aportaron sus votos para que salga la media sanción. La esencialidad que los políticos capitalistas quieren otorgarle a la educación no tiene nada que ver con darle prioridad para inyectarle recursos extraordinarios con el objeto de aumentar los salarios o arreglar las escuelas que se caen a pedazos. Que la educación sea esencial solo implicaría que las escuelas se mantengan abiertas los días de paro.

Se trata, entonces, de la prohibición del derecho a huelga, un instrumento que la docencia utiliza para salir a pelear por incrementos salariales, mejoras edilicias y en defensa de los derechos de los jóvenes. El gobierno y sus colaboradores intentan responsabilizar a la docencia de la debacle educativa; “la crisis educativa es consecuencia de los paros”, dicen, cuando el 70% de los días de clase se pierden debido a problemas edilicios. Justamente la docencia realiza paros, entre otras cosas, para que los jóvenes no tengan que cursar en pésimas condiciones.

“Que 1 millón de pibes no cenen según Unicef, no tengan recursos para aprender, sus escuelas se caigan a pedazos y sus padres se queden sin trabajo o consigan trabajos precarios sería responsabilidad de los que ponen su vida y cuerpo para enseñar a nuestros pibes en las escuelas”, dijo Vanina Biasi, diputada del Partido Obrero en el Frente de Izquierda, que criticó duramente la política educativa tanto del gobierno nacional como de los gobiernos que ejercieron el poder en las últimas décadas.

En este sentido, señaló que “la responsabilidad de la crisis la tienen los partidos que vienen gobernando, todos levantaron la mano a favor de la descentralización educativa en los 90 bajo el menemismo, de la Ley Federal de Educación, que se impulsó para darle paso a la privatización educativa y fue resistida por la docencia de este país sin la cual estaríamos mucho peor en este momento”.

La jornada de lucha que rechazó el proyecto de ley fue convocada y motorizada por la oposición nacional docente en Ctera, ya que la burocracia que dirige la central se negó a llamar a paro. La burocracia sindical peronista es un lastre para los trabajadores y en los conflictos se pone cada vez más de manifiesto la necesidad de luchar por la recuperación de los sindicatos para ponerlos al servicio de la defensa de los intereses de los trabajadores, en este caso de la docencia.

“Este gobierno subejecutó todos los programas educativos, recortó la entrega de libros, subejecutó más que el gobierno anterior en materia de ESI, recortó el Fonid”, señaló Vanina. Efectivamente, el plan motosierra de Milei está afectando duramente a la educación a tal punto que por ejemplo está en cuestión el funcionamiento de las universidades.

Este miércoles también se aprobó en general el Financiamiento Universitario, un proyecto que de aprobarse daría lugar a un aumento salarial para docentes y no docentes según IPC y a la recuperación del porcentaje adeudado desde diciembre.

Para la docencia y los trabajadores en general se plantea la tarea de redoblar la lucha y la movilización para tirar abajo la esencialidad educativa y conquistar el aumento del presupuesto universitario. El 20 y 21 de agosto habrá paro docente y no docente. Hay que organizarlo y darle fuerza.

Con todo, como dijo Vanina Biasi, “la docencia se las va a arreglar para organizarse mejor, para sacarse de encima las trabas burocráticas que existen y se va a movilizar”.

4% el IPC de julio: lo único que se desinfla es el bolsillo del pueblo trabajador

La inflación acumula un 87% en siete meses, mientras se derrumba el consumo hasta en alimentos. –

prensaobrera.com