Políticas

23/5/2022

El gobierno patea la actualización del piso de Ganancias para gravar el aguinaldo

Un gravamen que continúa confiscando los ingresos de los trabajadores.

Impuesto a las Ganancias

El ministro de Economía, Martín Guzmán, confirmó que adelantará el aumento del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias que deben abonar los trabajadores en relación de dependencia, pero afirmó que la actualización del piso del Impuesto para la cuarta categoría demorará hasta julio. Por eso, aquellos trabajadores que superen el piso del tributo, $225.000 de ingreso bruto mensual, se verán alcanzados por el impuesto con el aguinaldo que cobren en junio. El gobierno, frente a una inflación que no para de crecer y salarios promedio que se mantienen por debajo de la línea de pobreza, tiene como objetivo recaudar a costa de los ingresos de los trabajadores, sosteniendo un gravamen que continúa confiscándolos y que ahora también incluirá al aguinaldo.

La diferencia entre el monto mínimo no imponible anterior y el actual es de un 17% frente a una inflación del 23% en lo que va del año y a paritarias por encima del 40%, lo que muestra a las claras cómo se amplia progresivamente el espectro de trabajadores alcanzados por el gravamen y que se irá acrecentando durante el resto del año. Pero no termina ahí, ahora también se incorpora el aguinaldo, un monto que miles de asalariados esperan para darle un empujón a sus ingresos y a su capacidad de ahorro, que ahora se verá afectado por Ganancias.

Existen decenas de miles de asalariados que, por haberse postergado el aumento del mínimo no imponible, entran en el impuesto. En este caso la retención les será devuelta luego del ajuste del MNI. De esta forma, el gobierno se embolsa una parte importante del salario de los trabajadores que luego les retorna en forma devaluada, sobre todo en un contexto de atraso cambiario donde el dólar se encuentra permanentemente presionado por la inflación.

Además, con la escalada inflacionaria, el mínimo no imponible que rige en la actualidad se acerca cada vez más al valor de la canasta familiar, hoy en $140.000, sin contar alquiler, expensas y ABL. La remuneración bruta sobre la que se aplica el impuesto es un monto al que aún no se le han aplicado las deducciones (aportes jubilatorios, obra social, etc.) y que se ve acrecentado por las horas extras que hacen muchos trabajadores para poder llegar a fin de mes o los que incluso poseen dos trabajos. También los que figuran ante la Afip como autónomos, en lo que se engloban contingentes enteros de precarizados y las patronales evaden la relación de dependencia, deben tributar ganancias si facturan mensualmente un monto superior a los $64.141, cuando estamos hablando de una cifra inferior a la línea de pobreza, hoy en $ 83.807.

Si bien la miseria salarial es la norma, en el caso de que un colectivo obrero logre acceder a un aumento que se asemeje al costo de vida, la posibilidad de ahorrar queda rápidamente descartada ya que debe destinar parte de su salario al pago de Ganancias. De esta forma, se acrecienta la ya enorme carga impositiva que recae sobre las espaldas de los trabajadores, pues son éstos quienes continúan pagando la crisis. En cambio, los impuestos que deben pagar las patronales representan porcentajes menores de la percepción fiscal, al mismo tiempo que se le otorgan prebendas incluso en tiempos de crisis. Además, cuentan con aceitados mecanismos de evasión impositiva y con el poder de trasladar la carga fiscal a los precios, logrando que los pague el consumidor en diferido, lo cual también representa un enorme golpe al bolsillo popular.

El Impuesto a las Ganancias conforma un gravamen al salario que continúa confiscando los ingresos de los trabajadores, que ya son víctima de la constante pulverización del poder adquisitivo producto de la inflación y las paritarias de hambre. Son ellos quienes sostienen la carga fiscal del país con impuestos regresivos como el IVA, situación se agrava con el esquema impositivo mandatado por el Fondo Monetario, mientras se tienta a los pulpos petroleros o agroindustriales con regímenes excepcionales de exenciones impositivas.