Políticas
22/8/2024
Envuelto en una crisis política, Milei viene a Rosario a defender el rancho libertario
El "Hay 2025" es un camino a la derrota, preparemos la huelga general.
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Milei en Rosario.
Milei viene a Rosario de imprevisto y tras suspender su viaje a México, donde iba a hablar en la Conferencia de Acción Política Conservadora, otro reducto ultrarreaccionario donde están los aplausos
que escasean acá. El cambio coincide con la fractura política expuesta entre los libertarios, una crisis que se monta sobre una depresión económica y el dato alarmante de que uno de cada cinco argentinas/os son indigentes.
La decisión de participar del festejo por el 140° aniversario de la Bolsa de Comercio de Rosario partió del brutal choque con la vicepresidenta Villarruel y la preocupación de que su ausencia favoreciera algún manijazo, después del escándalo en el Senado donde acordaron cobrar 33 veces el salario mínimo vigente en la Argentina del “no hay plata”. Al episodio se suman otros, y el corrillo de que Villarruel y Cristina Fernández trabajan una agenda parlamentaria de consenso.
En la misma semana, se dio el escándalo en el bloque de diputados de La Libertad Avanza, con mucho protagonismo santafesino. Incluye una denuncia por violencia de género contra el diputado nacional clerical Nicolás Mayoraz; y las acusaciones de una operación armada por Martín Menem en torno a la visita a los genocidas a la cárcel de Ezeiza, de parte de las diputadas de su mismo espacio, Arrieta y Rocío Bonacci, cuyo padre le prestó la personería a los hermanos Milei para que se puedan presentar en Santa Fe. Sin dudar de la violencia machista que denuncian, con Lemoine calificando de “loca” a una de ellas, de ninguna manera son víctimas de la foto que eligieron sacarse con Astiz, Guglielminetti y otros protagonistas del terrorismo de Estado.
La impunidad para los genocidas está al tope de la agenda oficial, lo que va unido a la intención de reinstalar a las Fuerzas Armadas en la represión interior, como lo clarificó en el Congreso el ministro de Defensa, Luis Petri, con la propuesta de modificar la ley de seguridad que hoy lo prohíbe. Su alegato, donde eximió a las Fuerzas Armadas de los seis golpes de Estado que dieron en Argentina, se dio en soledad, solo rodeado por algunos de los oscuros personajes de la foto de Ezeiza, como Beltrán Benedit. Nuevamente el tema remite a Rosario, convertido en un campo de prueba en torno a la figura de “narcoterrorismo”, que el gobierno nacional utilizó para militarizar y suspender garantías constitucionales.
En esta línea sinuosa, y luego de la derrota sin atenuantes en la votación de la ampliación de los fondos reservados para la Side, Milei va a intentar sumarse un poroto en seguridad, un tema sensible y al tope de las preocupaciones ciudadanas, mostrando una Rosario con menos homicidios, gracias a la política de saturación represiva y torturas en cárceles de su ministra Bullrich. Es decir, nos usará de ejemplo para avanzar en la modificación del régimen político hacia un régimen de excepción a lo Bukele.
Demás está decir que el punto de comparación es la seguidilla de atentados contra trabajadores de principio de año, que se respondieron con sendos paros generales de UTA, docentes, taxistas, playeros y otros sindicatos, que fueron los que colocaron verdaderamente el tema en agenda al paralizar la producción. Pero es inocultable que el circuito capitalista de la venta de drogas no ha cesado ni en los puertos privados ni en los barrios, por el contrario, ha crecido de la mano de la miseria social. El precio de la “libertad” lo están pagando los vecinos de los barrios pobres con allanamientos al voleo y “en cadena”, requisas en la entrada de los barrios y en la peatonal por portación de cara, apremios ilegales y torturas contra la juventud a manos de la policía. Mientras tanto, los búnkers están ahí, incólumes a la mano dura. La pregunta es hasta cuándo durará esta paz de los cementerios, fundada en un pacto entre las bandas del narcomenudeo y las cúpulas policiales que las regimientan y las regentean.
El otro gran objetivo de la visita es apaciguar a los sectores agroexportadores, propietarios de los dólares que escasean en el Banco Central, y que el gobierno necesita para no ir a una devaluación, cuando el clavo ardiendo del que se sostiene toda la política oficial es la baja de la inflación. Propietarios de granos y cerealeras vienen presionando fuerte por esto, coincidentemente con el FMI. Según la propia Bolsa de Rosario, la capacidad de molienda ociosa de las aceiteras es del 60%, entre otras cosas por la retención de los sojeros, lo que es suplido con la importación de porotos desde Paraguay, horadando el agujero de la crisis de reservas. A esto se suma la caída del precio internacional de los commodities, la menor de demanda de China y la caída vertical del consumo en el mercado interno -porque si la inflación cayó, el salario y las jubilaciones cayeron el triple- impacientando a la crème de la clase capitalista.
El gobierno necesita ganar tiempo, también frente al reclamo de las retenciones y del cepo cambiario, de alto impacto en la actividad de las multinacionales que aportan el 65% de las divisas del país. En este sentido está en debate un “Rigi” específico para el sector agroexportador, que quedó excluido de los beneficios que tienen petroleras y mineras. La “Ley Agroindustrial” de la mano de Pichetto y el gobernador cordobés Llaryora, establece una serie de rebajas impositivas (Impuesto a las Ganancias, amortización acelerada del capital, rebaja del IVA) para promover la ganadería intensiva y la expansión de la frontera agrícola. El proyecto es viejo y fue contrarrestado en su momento por la presión en torno a la Ley de Humedales, que iba en un sentido opuesto. Esta ley se proyecta al terreno electoral y a la posibilidad de un cambio de frente de un sector muy poderoso de la clase capitalista, que hoy apoya a Milei, pero está casado con sus dividendos.
En oposición a esta agenda, cuando Milei visite Rosario habrá varias acciones de protesta de organizaciones populares. Por la mañana, en el marco de una acción nacional, las organizaciones de desocupados convocan a movilizarse por la entrega de los alimentos retenidos a los comedores populares. Mientras Unicef indica que un millón de niños y niñas se van a la cama sin cenar, la ministra Sandra Pettovello retiene en los galpones de Capital Humano toneladas de alimentos que se están convirtiendo en una caja de excremento de gatos, como expuso una reciente inspección. Esta actitud criminal no ha merecido ninguna medida judicial contra ella, mientras continúa la campaña de persecución y criminalización al movimiento piquetero.
El cuadro de crisis por arriba y las contradicciones del arco patronal pueden explotarse en beneficio de los de abajo, a condición de mantener una rigurosa independencia política con el norte puesto en el único interés de defender a los trabajadores. La marcha universitaria y el enorme paro en curso por el salario dejaron en este sentido valiosas lecciones: las enormes reservas de lucha que existen, y cómo las camarillas dirigenciales son capaces de dilapidarlas a cambio de la caja propia. La acción independiente de los trabajadores es la clave para derrotar a este gobierno: la Ley Bases y su reforma laboral, para terminar con los despidos y el desguace de la educación y la salud, para rechazar de plano la impunidad para los genocidas. Todo lo contrario a lo que viene haciendo la burocracia sindical, atornillada a sus sillones mientras entrega conquistas históricas, como ocurrió con la media sanción de la esencialidad educativa sin un paro de Ctera.
El “Hay 2025” es un camino a la derrota de hoy, cuando la masacre social en curso ya se cobró 600 mil puestos de trabajo y hay 38 mil recursos preventivos de crisis en la industria. La lucha es ahora y va de la mano por poner en pie nuevas direcciones en los sindicatos, en el movimiento estudiantil y popular, en oposición a la burocracia peronista. El camino para derrotar a Milei es la huelga general, es decir, una acción histórica independiente de la clase trabajadora que abra un verdadero curso de salida a la crisis de una Argentina primarizada, en manos de un puñado de monopolios extranjeros, con una crisis de deuda secular y con la mitad de la población sumergida en la pobreza.