Políticas

8/3/2024

BUENOS AIRES

“Estamos pidiendo comida para darle a los chicos que vienen a buscar”: los crudos testimonios de la lucha contra el hambre

El comedor popular “Los Grillitos” de Esteban Echeverría en primera persona, en una nueva entrega de la serie “Desde Adentro”.

Desde Adentro.

En el barrio La Paz de Esteban Echeverría, frente a una plaza que lleva el mismo nombre, se encuentra ubicado el comedor popular “Los Grillitos”. El mismo es organizado por trabajadoras y trabajadores del Polo Obrero, que con esfuerzo y dedicación se encargan de cocinar alimentos para que vecinos, niños y adultos mayores no pasen hambre en tiempos de crisis y de motosierra. Prensa Obrera se dirigió allí para entrevistar a algunos de los protagonistas de la lucha contra el hambre en Argentina.

El comedor, al igual que los más de 45.000 que existen en el país, está en una situación de crisis. Es que el gobierno de Milei ha congelado el envío de alimentos, poniendo en jaque la alimentación de millones de personas y elevando la miseria a niveles que no se veían desde la crisis social del 2002. En este contexto, las ollas en “Los Grillitos” se llenan con alimentos donados por vecinos y comerciantes. El día que visitamos el comedor, las compañeras cocinaron fideos al pesto con ajo y perejil.

Como producto de la política criminal del gobierno, el comedor no puede funcionar de lunes a viernes. Actualmente, solo abre una vez por semana. “Los alimentos empezaron a faltar con Tolosa Paz y Pettovello directamente no entrega nada, estamos sobreviviendo y hay cada vez más gente desempleada, hay gente que se va a dormir sin nada y te parte el alma porque algunos son criaturas”, dijo Susana, organizadora del comedor, en diálogo con Prensa Obrera.

Quienes se ponen a la cabeza de la organización del comedor son trabajadoras, madres y compañeras que se nuclean en el Polo Obrero. Verdaderas luchadoras. Su trabajo comienza a las 8 de la mañana y se extiende hasta la tarde. En el medio, aproximadamente a las 11, los trabajadores y las familias comienzan a formar una fila en las inmediaciones del lugar para recibir su ración de comida. “Nos vamos rotando, somos 4 trabajando a la mañana, 4 a la tarde y a veces lo hacemos a la noche porque la gente nos pide”, agregó. A veces concurren allí más de doscientas familias.

Al comedor asisten muchos abuelos y niños. Y como la comida escasea, los primeros, así como también las personas adultas, a menudo deben resignar su plato para dárselo a algún menor de edad. “Los grandes aguantamos con pan y mate, los chicos no aguantan”, dijo Ada, una señora que recurre al comedor. Esta es la sombría realidad a la que la clase capitalista y sus gobiernos han sometido a millones personas. Incluso los compañeros y las compañeras que sostienen el comedor están atravesados por la crisis social brutal que reina en el país.

Gabriel, uno de los organizadores del comedor, contó que sus compañeras “están preocupadas porque también necesitan ayuda, pero que, con todo, dejan a sus hijos en las escuelas y van desesperadas a hacer torta frita para que los chicos del barrio tengan algo”. Muchas de ellas, asimismo, deben realizar changas para tener un ingreso extra ya que el dinero que reciben a través del Potenciar Trabajo no alcanza para nada. Este fenómeno se extiende al grueso de los comedores populares del país.

Por eso es importante combatir fuertemente la campaña con la que los medios de comunicación capitalistas tratan de instalar la idea de que los desocupados que pelean en los barrios contra el hambre son “intermediarios” que se benefician como “gestores de la pobreza”. Se trata de una política de divulgación de infamias cuyo objetivo es enemistar a los trabajadores entre sí y desviar su atención de lo que realmente deben enfrentar: la ofensiva antiobrera que Milei y los gobernadores de las provincias llevan adelante para satisfacer los intereses de los capitalistas y el FMI.

Al problema del hambre se suman otras lacras. Los barrios de Esteban Echeverría, al igual que los de todo el conurbano bonaerense, son azotados por la inseguridad, que no podría tener lugar sin la complicidad del Estado capitalista, que garantiza los negocios de los narcos y los criminales porque sobre la base de ellos una minoría obtiene beneficios extraordinarios. “Hay cámaras por todos lados, pero la policía no ve nada, esto es tierra de nadie”, sostuvo Gabriel.

A los vecinos también les afecta la falta de agua; el año pasado, el Polo Obrero impulsó una lucha para reclamar contra este flagelo, en la que 1.000 personas marcharon a la sede municipal y a la de Aysa. La escasez de agua se agrava por su desvío hacia los barrios privados. El intendente peronista Fernando Gray no atiende ninguno de los reclamos de los vecinos y hace imperar una política de ajuste.

El plan motosierra de Milei es incompatible con las necesidades más elementales de las masas trabajadoras. O se le paga al FMI o se garantiza un techo para todas las familias. O se destinan millonadas en subsidios para los capitalistas o se avanza en un plan de obras públicas para que ningún vecino esté sin agua. O se exime de tributos a los capitalistas o se les impone un impuesto extraordinario y progresivo para construir escuelas y arreglar todas las que están en crisis. Los trabajadores tenemos el desafío histórico de hacer primar nuestros intereses por sobre los de una minoría de explotadores y opresores.

“Milei se tiene que ir, si no sirve para gobernar que se vaya, está defraudando al pueblo, a la gente que lo votó”, dijo una de las trabajadoras que entrevistamos.

https://prensaobrera.com/politicas/enfrentar-a-milei-con-que-estrategia