Políticas

13/9/2022

Gira por EE.UU.

Felicitado por el FMI y el Tesoro yanqui, Massa vuelve con más ajuste

El ministro regresa de Estados Unidos con las manos llenas de deuda, presión para devaluar y mayores condicionamientos.

Sergio Massa y Kristalina Georgieva

Sergio Massa finalizó su gira por Estados Unidos, la cual había emprendido con el objetivo de acordar con el FMI la continuidad del programa que incluye un nuevo desembolso para cumplir con los pagos al propio Fondo. Para lograrlo se reunió antes con organismos multilaterales de crédito, como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, con quienes negoció ampliar líneas de crédito para cumplir con la meta de acumulación de reservas, pero a costa de más endeudamiento. La garantía de esos préstamos es un ajustazo contra los trabajadores. El ministro vuelve con la felicitación del Fondo Monetario y hasta de la máxima del Tesoro norteamericano por el ajuste que está llevando adelante. En esa línea, recibió la indicación de embestir con nuevas podas que se plasmarán en el Presupuesto 2023, trayendo más hambre y pobreza.

La parte más importante de la gira era la reunión con Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional. Allí se aprobó la segunda revisión del acuerdo y el organismo se comprometió a desembolsar U$S 4.100 millones. También destacó el compromiso de Massa de no alterar las metas pactadas con la Argentina: “Recibí con beneplácito su fuerte compromiso e impulso para lograr las metas del programa -que se mantendrán sin ser alteradas- y los concluyentes avances logrados en áreas fundamentales”, enfatizó Kristalina Georgieva. Lo que revela que el “éxito” de la gira del ministro lo vamos a pagar los trabajadores con un ajuste a fondo.

Tal es así que el organismo, al terminar la reunión, envió un comunicado donde hizo hincapié principalmente en la continuidad y profundización del ajuste fiscal, algo que Sergio Massa se comprometió a ratificar en el Presupuesto 2023 y de lo que ya tenemos precedentes. Semanas atrás aplicó un recorte de $210 mil millones en esferas públicas fundamentales como salud, educación y vivienda y un ajuste en discapacidad que mantiene a los prestadores luchando en la calle.

Ahora, desde fuera del país, impulsó un recorte de $10 mil millones en crédito neto para la atención de obras de agua potable y saneamiento, cuando en Argentina 7 millones de personas no tienen acceso al agua potable. La contracara es el tarifazo en el agua, en el marco de la segmentación tarifaria (un sistema de aumento sucesivo de los servicios para recortar de subsidios), lo que oficia de botón de muestra para explicar que quienes pagan el ajuste son los trabajadores y los usuarios.

Por otro lado, la directora del FMI marcó la importancia de mantener las tasas de interés positivas, lo cual viene siendo una política constante del gobierno para ofrecerle rendimientos exponenciales y usurarios a la banca y a los especuladores e incrementando la bola de nieve de deuda en pesos para absorber la emisión (restringida por el acuerdo con el Fondo). A su vez, encarece el financiamiento, lo que agrava la recesión y mantiene deprimido el consumo golpeando de lleno en las condiciones de vida de la población.

También felicitó el “incentivo a agroexportadores” para que liquiden los dólares y contribuir al copio de reservas, como fue el dólar soja. Un beneficio cambiario a los extorsionadores por el que ahora pugnan varios sectores, y que repercutirá en el precio de los alimentos profundizando el hambre que ya afecta a casi la mitad de la población. De generalizarse hacia otras ramas de la economía, se tornará una devaluación de hecho que pulverizará los salarios y los ingresos de los trabajadores.

Asimismo, Massa también negoció con el BID y con el Banco Mundial desembolsos por un total de U$S 3.200 millones, los cuales están atados al cumplimiento de las metas estipuladas en el acuerdo con el Fondo y redundará en una mayor dependencia del organismo y mayores penurias para la clase trabajadora. A su vez, estos fondos no se destinarán a ningún tipo de inversión productiva, como ya lo demostró la enorme subejecución de proyectos financiados por organismos multilaterales, sino que se irán en el pago de la deuda externa.

Esto muestra que las divisas que ingresan hoy tienen un costo enorme y solo patean el problema para más adelante. Igualmente, Massa ya está programando su viaje a Francia para tratar de cerrar un acuerdo con el Club de París, profundizando la sumisión al imperialismo, lo que seguirá incrementando la deuda y por lo tanto los condicionamientos.

También se reunió con los directores ejecutivos de petroleras, mineras y varias multinacionales, con el afán de atraer inversiones. Allí les ofreció incluso más prebendas de las que ya les ha otorgado pero no pudo cerrar ningún acuerdo puesto que las multinacionales exigen mayores garantías, como la eliminación lisa y llana del cepo cambiario o una devaluación que abarate más los costos. Igualmente, el 14 de septiembre Massa anunciaría un nuevo esquema de prebendas para el sector energético, dejando claro que está dispuesto a ir a fondo con la entrega de recursos.

Estas concesiones conforman un premio a los fugadores y contrastan con lo que privan al grueso de la población. Los trabajadores, por su parte, las pagan con naftazos y tarifazos que impactan en toda la cadena productiva, y con el saqueo de los recursos del país.

El plan que el gobierno le ofrendó al capital financiero es de corto vuelo, pero tiene un costo enorme porque exige un cierre total del grifo de gastos fiscales que se traducirá en un recrudecimiento del ajuste en curso. A su vez reforzará el carácter colonial del país y la intromisión del imperialismo en la política nacional.