La precandadata a diputada nacional del Frente de Todos -que Alberto Fernández enchufó a Cristina, Máximo y Kicillof- “desafió” a Diego Santilli, Facundo Manes, Florencio Randazzo y José Luis Espert a debatir públicamente sus “propuestas”. Evitando deliberadamente nombrar al Frente de Izquierda Unidad, Tolosa Paz extendió el llamado a “otros candidatos”, pero es claro que no quiere ir más allá de los candidatos, partidos y frentes del ajuste fondomonetarista contra los trabajadores.

La irrupción de la hasta hace poco desconocida concejal platense y empresaria millonaria golpea al kichnerismo gobernante en la provincia de Buenos Aires, que pretendía hacer de la campaña electoral una reivindicación de la gestión de Kicillof y hasta una diferenciación con el gobierno nacional, con vistas a las presidenciales de 2023. Pero tanto el gobernador como la titular de las “políticas sociales” para combatir el hambre tienen poco de qué jactarse, cuando solo uno de cada cuatro niños del conurbano come regularmente y millones dependen de su concurrencia a los comedores piqueteros del Polo Obrero y otras organizaciones.

El gobierno nacional avala la “enmienda” a la oferta de canje de los bonos de deuda provincial como un triunfo propio, por las intimaciones del ministro de Economía Martín Guzmán a Kicillof para que cierre un “acuerdo” con los bonistas. Tirando la toalla, el gobernador bonaerense puso fecha de rendición para fines de agosto. Detrás de la oferta “mejorada” y del pago de intereses usureros, que comienzan bajo este mismo mandato, están las directivas del FMI y el capital financiero. Por eso Tolosa Paz quiere debatir con la derecha, para impostar el otro polo de la “grieta”, pero tendrá que responder por una provincia en default social y financiero.

¿Qué quiere debatir Tolosa Paz?

Una exclusión del FIT-U, y de sus candidatos Nicolás del Caño, Romina Del Plá y Néstor Pitrola, tendría precisamente como propósito sacar del debate electoral el ajuste brutal del peronismo. Pero no alcanza que desconocer el lugar ganado por aquellas fuerzas que enfrentamos los atropellos a los trabajadores para encubrir la realidad.

La propia Iglesia reconoce la situación social como “casi desesperante”, en palabras del presidente de la Comisión Episcopal, Oscar Ojeda, quien acusó al gobierno de “herir la dignidad del trabajo”, cuando en verdad respaldan el conchabo precario de una parte de los programas sociales como mano de obra barata para los capitalistas, con exención de cargas sociales y subsidios del Estado. Las diatribas de las huestes papales también son un chantaje para poner obstáculos en la aplicación efectiva de la ESI y el aborto legal, seguro y gratuito en los hospitales. Sería el precio de su rol en el operativo de paz social mientras crece la pobreza.

Juan Grabois y las organizaciones que peregrinaron por San Cayetano salieron de la hibernación -pero no de la tregua- invocando el peligro de una explosión social, después de haber sido marginados de las listas del Frente de Todos. Aún como funcionarios del gobierno retratan el fracaso de las “políticas sociales y públicas” que Tolosa Paz dice representar. La “mesa contra el hambre” se vino tan abajo como las promesas de Alberto Fernández de llenar la heladera de los argentinos, o devolverle a los jubilados lo que les robaron.

La mediática Tolosa Paz quiere “debatir” con los que son del palo del ajuste y el pago de la fraudulenta deuda externa. Caso contrario, tendría que explicar los pactos de Kicillof con Vidal y el macrismo en la Legislatura, la prolongación del presupuesto de ajuste y “tierra arrasada” durante todo el primer año de pandemia, el Presupuesto 2021, las leyes de mayor endeudamiento e impuestazos a los trabajadores, y la reciente media sanción de la ley de privatización del Astillero Río Santiago. Lo mismo vale para el “candidato de las vacunas”, Daniel Gollán, que había prometido como ministro de Salud provincial alcanzar la inmunidad de rebaño para setiembre, pero al día de hoy poco más de dos millones de bonaerenses recibieron la segunda dosis cuando ya estamos en las puertas de una tercera ola con la contagiosa variante Delta.

Esta restricción de un debate público de precandidatos es hasta cierto punto lógica. El principal “capital” que acredita la millonaria Tolosa Paz es su amistad con el presidente y los lazos con círculo íntimo del albertismo. Su esposo Pepe Abistur, exsecretario de Medios del gobierno de Néstor Kirchner, tuvo que dejar la función pública por denuncias judiciales de corrupción y distribución dirigida de pautas publicitarias a sus familiares. En la historia política de la primer candidata del Frente de Todos hay poco o nada, salvo su condición de empresaria de la construcción y accionista de empresas en el país y “sociedades de responsabilidad limitada” en el exterior. La familia Tolosa Paz está vinculada e integró el directorio del pulpo inmobiliario Dacal, beneficiado por el exintendente peronista de La Plata, Pablo Bruera, con un Código de Ordenamiento Urbano (COU) redactado a medida de los especuladores del suelo, que terminó en la trágica inundación de 2013.

“Victoria”, rechazada por el kirchnerismo hasta 2019 cuando perdió la interna con Florencia Saintout, se olvidó ahora de declarar una mansión valuada en 55 millones de pesos en una zona de lujo de la capital provincial. Pero su candidatura no es una movida en solitario: Santiago Cafiero, jefe de gabinete de “Alberto”, jugará un papel de primer orden en la campaña electoral del Frente de Todos para defender la orientación oficial, cuyo único norte claro es el demorado “acuerdo” con el FMI. Es decir, la política de ajuste capitalista contra las masas.

Si bien el hecho de que la lista la encabece “Victoria”, los intendentes y sus delfines dominen en las boletas oficiales de las secciones electorales, y la campaña esté bajo la órbita de Cafiero, son golpes a las ambiciones políticas del kirchnerismo; lo cierto es que fue la propia Cristina Kirchner la que justificó la “retirada” estratégica para no perder las elecciones en la provincia de Buenos Aires. Las encuestas conocidas dan cuenta de una gran masa de la población disconforme con la política del peronismo, en especial en lo que hace a los bajos salarios, la desocupación y el hambre.

A votar la FIT-U, Lista 1A

Para Tolosa Paz, el debate de candidatos, si se concreta y no pasa de otro relato, tiene el límite preciso de su condición de vocera del capital y de un peronismo ajustador. En declaraciones de 2020 la ahora candidata se alegraba porque el “impuesto a la riqueza” no grava al “capital productivo” que “da trabajo”. Toda una definición.

Un programa de salida y movilización de los explotados para reorganizar la provincia sobre nuevas bases sociales choca con los intereses capitalistas, el lucro privado, las ganancias de los bancos, el dominio de la gran propiedad agraria y sojera que pagan migajas por tierras subvaluadas, el pago de la deuda a los bonistas buitres garantizado con el ajuste a los salarios y paritarias, y la monopolización de los servicios que encarecen la economía popular con tarifazos impagables.

Rechazamos el pacto de Kicillof con los bonistas y luchamos por un programa económico de los trabajadores con control obrero. El lugar ganado por el FITU en las luchas, y llamando a enfrentar a los ajustadores, privatizadores, especuladores inmobiliarios como Tolosa Paz, y pagadores seriales de deuda se hará sentir en los debates televisivos, pero por sobre todo en las fábricas, barriadas obreras y lugares de trabajo y estudio.

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