Políticas

10/12/2025

La baja de retenciones a los sojeros la pagamos con alimentos más caros y ajuste al pueblo

El gobierno redujo los impuestos a las exportaciones de granos, encareciendo el costo de vida.

El acopio de soja supera las 20 millones de toneladas.

El gobierno anunció una rebaja permanente de retenciones al agro, de dos puntos para la soja y el trigo y de un punto para el maíz. La medida apunta a incentivar la liquidación de divisas, en momentos donde crece el rojo de las reservas y se avecinan cuantiosos vencimientos de deuda externa. El "alivio" fiscal para el campo será compensado con más ajuste sobre el pueblo.

El complejo sojero, que en septiembre, mientras regía la quita transitoria de retenciones, liquidó exportaciones por U$S 7.000 millones, una vez finalizado el beneficio retomó sus prácticas de acopio para presionar por una devaluación y/o nuevas ventajas impositivas que mejoren su margen de ganancia. En octubre, según datos de CIARA-CEC, la liquidación fue de U$S 1.100 millones y, en noviembre, disminuyó a U$S 760 millones. Se calcula que los productores retuvieron en sus silo bolsas alrededor de 11 millones de toneladas de soja, correspondientes a la cosecha 2024/2025, y entre 10 y 13 millones de toneladas de la cosecha previa.

Como por el momento el gobierno no está dispuesto a devaluar, dado que un salto cambiario enardecería la inflación, optó por concederle al agro una disminución de retenciones. Le urge recabar divisas durante el verano para compensar la salida de dólares que provocará el turismo emisivo, y, por otra parte, hacer frente a los abultados vencimientos de deuda externa que asoman en 2026, cuyo monto asciende, solo en el primer trimestre, a U$S 6.824 millones. Con esas concesiones, espera que la liquidación se incremente en U$S 3.430 millones.

Sin embargo, posiblemente la reducción de solo dos puntos sobre los derechos de exportación no conforme a los sojeros y continúen reteniendo la cosecha. Sucede que una rebaja mayor chocaría con el acuerdo firmado con Donald Trump, donde, entre otras humillaciones, la gestión libertaria se comprometió a no tomar medidas que perjudiquen a los productores estadounidenses, quienes ya habían expresado su malestar con las retenciones 0% que estableció Milei durante septiembre en favor de un puñado de cerealeras.

Como vemos, rápidamente van aflorando las contradicciones del rumbo gubernamental. Esto, sin mencionar que el documento publicado por el Consejo de Mayo prefigura nuevos choques con los productores, ya que plantea modificar la Ley de Semillas para introducir el pago de regalías a los monopolios semilleros como Bayer-Monsanto y Syngenta-Chemchina. De ese modo, quedaría prohibido el "derecho al uso propio", es decir, los productores, aún cuando utilicen parte de su cosecha para una nueva siembra, deberán pagar por la propiedad intelectual de la semilla original patentada por esas multinacionales, las cuales pasarían a acaparar una mayor porción de la renta agraria.

De todas maneras, con la rebaja anunciada se perderían ingresos fiscales por aproximadamente U$S 536 millones durante el 2026, según los cálculos del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). Para tomar dimensión de la cifra, la misma sextuplica el impacto fiscal de la emergencia pediátrica aprobada en el Congreso -gracias a la lucha de los trabajadores del Garrahan que logró derrotar el veto presidencial- pero que el gobierno se resiste a reglamentar. Milei retacea recursos cuando se trata de atender la salud de las infancias, pero trata con generosidad al capital agrario.

Teniendo en cuenta que el gobierno está decidido a blindar el superávit fiscal, como lo ratificó mediante las resoluciones del Consejo de Mayo, es claro que compensará el menor ingreso vía retenciones redoblando el ajuste contra la educación, la salud, la vivienda, las jubilaciones y los subsidios energéticos (con sus correspondientes tarifazos). Así las cosas, los incentivos al agro los pagarán las mayorías populares con más privaciones.

Por otra parte, sabemos que reducir las retenciones vuelve más rentable la exportación, haciendo que los productores y las cerealeras busquen replicar en el mercado interno los mismos beneficios que obtienen por vender al exterior, encareciendo el precio de los alimentos en las góndolas locales. Sin ir más lejos, en noviembre la carne aumentó hasta un 48% en los mostradores debido al incremento de la demanda externa, apalancada por Estados Unidos.

Es preciso organizarnos para derrotar a este gobierno, que nos propone un horizonte de más ajuste y carestía, a la vez que pretende barrer con los derechos laborales, mientras premia a los capitalistas del campo y a los pulpos granarios. A su vez, la constante extorsión de estos sectores deja planteada la necesidad de luchar por una salida de los trabajadores, que establezca la nacionalización bajo control obrero de los grandes latifundios y el comercio exterior, en función de disponer esos recursos al servicio del interés mayoritario.

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