Políticas

13/8/2025

La cadena nacional del JP Morgan, o la bicicleta amurallada

Milei anunció el cepo contra todo reclamo popular rodeado de exempleados del pulpo bancario norteamericano.

Cadena nacional.

La cadena nacional que grabó Milei para anunciar que iba a intentar poner una muralla contra toda ley que sea un concesión a reclamos populares fue muy ilustrativa. No solo porque dijo que quiere penalizar a los legisladores que voten mejoras para jubilados, estatales, docentes o trabajadores de la salud mientras él viene de decretar una rebaja de retenciones a los sojeros y las multinacionales mineras, exhibiendo el contenido de clase del ajuste. Sino también porque para eso se rodeó de un elenco de funcionarios que sin excepción fueron empleados del JP Morgan; confiesan que gobiernan para los banqueros.

A ambos lados del sillón presidencial donde Milei leyó su discurso estaban los funcionarios encargados de mantener a flote la bicicleta financiera, que es el corazón del esquema económico libertario. Los cuatro trabajaron para la banca Morgan, uno de los principales bancos de Estados Unidos y casualmente el que fija el famoso riesgo país que se toma como referencia de la tasa de interés que pagan los países para endeudarse en el exterior. No hacen falta más comentarios para dimensionar el poder de presión y de lobby de este emporio financiero.

El ministro de Economía Luis Caputo fue vicepresidente para América Latina del banco entre 1994 y 1998, años de la convertibilidad que hundió al país. Más trayectoria tuvo en esa década el actual vice de Economía, José Luis Daza, quien fue director general de investigación de mercados emergentes entre 1992 y 2000. El presidente del Banco Central, Santiago Bausili, fue entre 1996 y 2007 director en mercados de capitales para Argentina, Chile y Perú; y el vice del BCRA, Vladimir Werning, director ejecutivo para América Latina nada menos que de 1996 a 2016. Pocas veces se encuentra tanta unanimidad en un gabinete económico, aunque claro que en función de los intereses de la banca y el capital financiero internacional.

Todos ellos se iniciaron como ejecutivos del JP Morgan en la época menemista en que Domingo Cavallo, entonces titular de Economía, viajaba a las oficinas de ese banco en Wall Street para definir las medidas a tomar cada vez que había dudas sobre el sostenimiento de la convertibilidad, como ocurrió en enero de 1995 cuando estalló la crisis del Efecto Tequila. El resultado fue un permanente megaendeudamiento que concluyó en el default y el corralito de 2001, pero antes sacaron su tajada.

Cuando De la Rúa quiso evitar la implosión del "uno a uno" (un peso = un dólar) llamó a los mismos funcionarios menemistas e hizo votar una ley de déficit cero para recortar salarios y jubilaciones como la que quiere Milei hoy. El objetivo explícito era pavimentar las operaciones de rescate de la deuda externa: el "blindaje" con el FMI y el "megacanje", que en pocos meses incrementaron fuertemente el peso de la hipoteca nacional y derivaron en el default. Ese megacanje fue una defraudación millonaria al país por la cual el actual ministro Federico Sturzenegger debería estar preso, y tuvo como beneficiarios a un puñado de bancos internaciones... entre los que estaba el JP Morgan.

Estos antecedentes sirven como advertencia de hacia dónde se encamina la política económica de Milei, pero además funcionan como una radiografía de quiénes manejan los hilos del poder y del carácter de clase del Estado. Estos funcionarios no fueron electos por el voto popular sino puestos a dedo por el presidente, y revelan que los negocios de la banca no son un efecto colateral sino el corazón de la política económica.

Lo vemos ahora, que incluso a su pesar Caputo está pagando tasas de interés descomunales que no existen en ningún lugar del mundo y funden la economía, simplemente porque no le prestan plata si no es a cambio de enormes beneficios por su desconfianza en la durabilidad de la bicicleta financiera. La moraleja es que la deuda pública es un instrumento muy efectivo para condicionar a los gobiernos. Ni hablar en lo que hace a la deuda externa, en un país donde todos los que se alternaron en el poder los últimos años se desvelaron por bajar el riesgo país y poder acceder al mercado de crédito internacional, índice que fija el JP Morgan.

Eso explica la puesta en escena presidencial para insistir en amurallar el superávit fiscal contra toda reivindicación del pueblo, aún cuando todos saben que si se contaran los intereses capitalizados de los títulos del Tesoro daría un déficit fenomenal. El punto es que la valuación de los activos financieros del país se mueve al compás del ajuste y la ofensiva a fondo contra los trabajadores, y a eso se aferra Milei para conservar el apoyo de la clase capitalista.

Son intereses realmente antagónicos. Por eso vetan partidas en nombre de no emitir, luego de haber inyectado 500.000 millones de pesos en julio para pagar los contratos de dólar futuro que el Banco Central firmó desenfrenadamente para ofrecer a los bancos una garantía de que no iban a perder con los saltos en el tipo de cambio en aras de que no desarmen su apuesta por el carry trade. Mientras tanto, los intereses acumulados por esta bicicleta financiera en el primer semestre superan todo lo asignado a pagar jubilaciones.

Lo que pasó las últimas semanas es concluyente. Como los dólares se fugan y las reservas del Central no crecen a pesar del constante endeudamiento, el JP Morgan había recomendado a sus clientes salir del carry trade y alimentó la corrida que hizo subir al dólar hasta el techo de la banda. Ahora, que esa joda dejó más alta la cotización del dólar y las tasas altísimas, el JP Morgan dice que volvió a ser un buen momento para invertir. Lucran con el hambre de los trabajadores argentinos. Echemos a estos estafadores.

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