Políticas
21/10/2025
La CGT y el exministro de Trabajo Tomada confirman que el peronismo dejará pasar la reforma laboral de Milei
Seguir
Carlos Tomada.
Milei anunció un reforzamiento de su plan de guerra contra los trabajadores en medio del disloque de su gobierno, y, como parte de ese ataque, puso en primer lugar la reforma laboral que eliminaría el derecho a la indemnización, el fin de la ultraactividad (la derogación de los convenios colectivos que todavía están formalmente vigentes), la extensión de la jornada laboral a las 13 horas y los salarios “dinámicos” (es decir, atados a la productividad).
Milei, sin embargo, carece de cualquier posibilidad de desenvolver semejante golpe a la clase obrera por su propia cuenta. El anuncio lo hace como aceptación del mandato que le transmitieron los capitalistas en el Coloquio de Idea, junto a la advertencia de que debe acordar ese plan de acción con el conjunto de la oposición patronal, incluyendo especialmente al peronismo. Lo mismo le señaló Trump respecto a la continuidad o no del salvataje imperialista, que además de ganar las elecciones tiene que avanzar en un pacto con el resto de los partidos patronales. Para eso, un enviado del imperialismo yanqui, Barry Bennett, se reunió en forma secreta, en Puerto Madero, con tres dirigentes de bloques dialoguistas del Congreso: Cristian Ritondo (PRO), Rodrigo de Loredo (UCR) y Miguel Pichetto (Hacemos Coalición Federal), y todos los medios señalan que, más secretamente todavía, hizo lo mismo con un representante del propio peronismo.
Este entramado del gran capital, el imperialismo y del espectro de los partidos de gobierno de la Argentina fue indirectamente confirmado por las declaraciones del exministro de Trabajo peronista, Carlos Tomada, y por los principales dirigentes de la CGT.
Tomada, que salió a hacer propaganda para Fuerza Patria en el último tramo de la campaña electoral, declaró: “Si sale la reforma laboral avisamos desde ahora que, cuando asumamos, la derogamos”, es decir que la van a dejar pasar detrás de promesas que el peronismo no cumplirá en el hipotético caso de que en 2027 volviera al poder, tras dos años más de penurias y pérdidas de conquistas históricas para la clase obrera.
Los burócratas de la CGT reforzaron esta política del exministro peronista. Daer condicionó que pase la reforma laboral a los resultados electorales ("para darse ese lujo, primero van a tener que ganar", dijo), es decir, bajo ninguna circunstancia planteó que la CGT saldría a luchar contra este atropello, algo que además se viene haciendo con la modificación de los convenios a gusto de las patronales fábrica por fábrica sin que la central moviera un pelo. El más agudo de esos cambios es la realidad laboral de Toyota, donde la burocracia del Smata entregó todo.
"Si no tienen número ni consenso en el Congreso, no cuenten con nosotros", agregó otro burócrata, pero no para enfrentar, sino para consensuar. Es el cacareo para encubrir que, como señalan todos los medios, la CGT se prepara para negociar la reforma laboral con el libercoimero. Así lo ratificó el titular de la Uocra, Gerardo Martínez, para quien “hay voluntad para discutir un proyecto de "modernización laboral" que atienda las nuevas realidades del mundo del trabajo” (Clarín, 21/10).
El peronismo pone el hombro para sostener toda la ofensiva antiobrera, mediante la regimentación de los sindicatos, su lugar de primera minoría y sus contactos en la Justicia, respaldo que el resto de la oposición patronal no tiene en esa envergadura.
El rescate del burócrata José Ignacio Rucci de parte del gobernador Kicillof y de todo el peronismo está en línea con este papel del PJ para hacer pasar el ajuste reclamado por los capitalistas y el imperialismo contra el movimiento obrero.
Este domingo votar al FIT-U es reforzar la lucha que dan los trabajadores contra las patronales, contra la burocracia sindical, contra Milei y el ajuste de los gobernadores en todas las provincias.
