Políticas
13/9/2024
La motosierra de los gobernadores: superávit en las provincias a costa de la licuadora salarial
Los mandatarios de todos los colores políticos ajustan más de lo que caen la recaudación y los fondos de Nación.
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Un ajustazo contra los trabajadores.
En sintonía política con Milei, los gobernadores están impulsando un ajuste de grandes magnitudes contra los trabajadores de las provincias. Un informe reciente de la calificadora de riesgo Moody’s muestra que los gastos corrientes y los gastos de capital de las provincias disminuyeron en términos reales, y que a raíz de ello ciertos bonos subsoberanos presentaron márgenes operativos positivos, aunque algunas provincias podrían tener “problemas de liquidez” para afrontar pagos de deuda en el futuro.
El trabajo de la consultora apareció en paralelo a uno de la Fundación Mediterránea, que sostiene que el ajuste de Milei es el más grande de los últimos 65 años, superando por ejemplo a los planes económicos-antiobreros de Onganía y Krieger Vasena, Alfonsín (Plan Austral) y Duhalde (megadevaluación). A pesar de la reducción de los ingresos por coparticipación impuesta por Milei, de la caída de la recaudación tributaria en medio de la recesión y el ajuste contra los salarios, y de la baja de las transferencias no automáticas, las provincias mostraron una buena performance fiscal. Los recortes compensaron la caída de ingresos; el 36% del achique del gasto público fue aportado por las provincias (Ámbito, 9/9)
Los mandatarios provinciales lograron esto, por un lado, a partir de una disminución en términos reales de los gastos corrientes durante el primer semestre del 2024. Las partidas de gastos en personal (salarios, etc.), que representaron un 51,6 de los gastos corrientes en 2023, fueron las más golpeadas. Por el otro, hubo una disminución y/o postergación de los gastos de capital (producción de bienes y servicios, inversión en el sector público); su partida pasó de representar en promedio el 13% del gasto total entre 2019 y 2023 al 7% en el primer trimestre de 2024.
Naturalmente, los especuladores financieros festejaron la puesta en marcha de las motosierras provinciales con una subida de los bonos de deuda. Los trabajadores están siendo atacados por los gobiernos mediante el cierre de paritarias a la baja (esto, con la complicidad de las burocracias sindicales) y con el desguace de organismos públicos importantes. No emerge una grieta en este terreno. En Buenos Aires, el kirchnerista Kicillof condena a la docencia y a los estatales a la pobreza y avanza en un proceso de privatización del Ioma. En Santa Fe, el radical Maximiliano Pullaro impulsa una reforma previsional que estipula, entre otras cosas, el aumento de los aportes de los jubilados y los activos y aumenta la edad jubilatoria de las mujeres.
En otras provincias Misiones (el gobernador Passalaqua está ligado al Frente Renovador massista), Córdoba (PJ), Entre Ríos (PRO) hubo protestas masivas por salarios. En la primera se desarrolló una verdadera rebelión popular; en Neuquén (MPN), la docencia está actualmente en pie de lucha e impulsó una huelga que duró semanas. Estas reacciones pusieron de manifiesto la situación de ajuste insoportable que viven las masas trabajadoras.
En este marco, hay provincias que tienen una perspectiva de deuda “negativa”; o sea, sobrevuela sobre ellas el fantasma del default. Misiones, Tucumán y Formosa son algunas de ellas. Buenos Aires, endeudada hasta la médula, tiene baja calificación al igual que Chaco, Río Negro y Chubut. Con todo, el futuro de las provincias está atado a la evolución de la crisis capitalista. Si el gobierno o el “mercado” (los capitalistas) imponen una megadevaluación, la deuda de las provincias se disparará brutalmente poniendo en jaque a los gobiernos y alimentando la bronca popular.
La política de los gobernadores es reaccionaria y demuestra que los partidos políticos que se jactan de ser opositores son más bien colaboradores del gobierno criminal-libertario. Esto vale especialmente para el PJ-kirchnerismo, que se presenta ante los trabajadores como la oposición estratégica a Milei pero aplica el ajuste en las provincias en las que gobierna y mantiene paralizadas las centrales obreras que dirige (CGT, CTAs) dejando pasar los agravios del gobierno entre ellos la contrarreforma laboral.
Los trabajadores tenemos que construir una alternativa política propia y salir a pelear por nuestros reclamos.