Políticas

20/9/2021

Crisis política

La ofensiva cristinista… para que se cumpla el Presupuesto 2021 de Guzmán y el FMI

“No estoy proponiendo nada alocado ni radicalizado”, sostuvo Cristina Kirchner en la carta que hizo pública en medio de la crisis política tras la derrota de las Paso, mientras se definía el nuevo gabinete nacional entre choques internos. Luego de aclarar que toda su pretensión acerca del rumbo del gobierno es que se cumpla el déficit fiscal del 4,5% del PBI previsto en el Presupuesto 2021 -cuando el acumulado en los primeros ocho meses es del 2,1%. Es decir que la crítica a la política que derivó en el hundimiento electoral del Frente de Todos se circunscribe a una “pasada de rosca” en el ahorro fiscal, pero sin sacar los pies del plato de la hoja de ruta que fue acordada por Martín Guzmán y el FMI, y luego refrendada por el Congreso.

Para ser más gráficos, la cuestión espinosa radicaría en un sobrecumplimiento de las metas fijadas, pero no en la meta en sí. ¿Cuál es esa meta? El equilibrio fiscal que exige el Fondo como requisito previo para acordar un nuevo programa. Detrás de la “aclaración” pública de Cristina de que no pretende eyectar a Guzmán del Ministerio de Economía lo que asoma es que el kirchnerismo no enarbola como respuesta a la derrota un cambio de rumbo, sino por el contrario un intento de rescate.

Cabe preguntarse sin embargo, en concreto, si se revertiría el cuadro de empobrecimiento generalizado de la población trabajadora si se cumple lo fijado en el Presupuesto 2021. La respuesta la adelantó la propia diputada kirchnerista Fernanda Vallejos, quien –en su popular audio en que califica al presidente como un ocupa en la Casa Rosada- lo comparó con el Presupuesto 2019 de Macri (que el Frente de Todos prorrogó en su primer año de mandato), redactado bajo la tutela directa del FMI -y aprobado con los votos del peronismo.

La “ley de leyes” que es presentada ahora como una salvaguarda contra el ajuste fue confeccionada en base a la eliminación del IFE, la nueva fórmula confiscatoria en la movilidad jubilatoria, y topes paritarios del 29%. Tanto es así que según los datos de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) al 31 de agosto el nivel de ejecución de los gastos primarios es del 63,6%, es decir que no indican atraso alguno. Las penurias del pueblo trabajador son el resultado de la implementación de esta política, no de su desvío.

En esencia, como recuerda Vallejos, el Presupuesto 2021 fue diseñado partiendo de la premisa de que la pandemia había terminado. Eso esclarece las responsabilidades políticas por la extraordinaria letalidad de la segunda ola de Covid-19 que padecimos la primera mitad del año, ya que la orientación no cambió un ápice a pesar del desmadre sanitario: de las partidas por 417.000 millones de pesos que se ampliaron para afrontar la nueva etapa de la pandemia apenas se ejecutó algo más del 60% -según la OPC- cuando los efectos sociales y sanitarios de la segunda ola ya son irreversibles. Algo similar vale para el penoso Aporte Solidario, del cual apenas se gastaron uno de cada tres pesos recaudados (y de ello más de la tercera parte para subsidiar a las patronales con Repro II).

La carta de la vicepresidenta omite por eso el punto fundamental, que es en qué gasta la plata el Estado. Un mayor déficit fiscal no equivale a una mayor atención de las necesidades sociales. El presupuesto de la Administración Nacional fue, de hecho, ampliado por decretos en más de un billón de pesos, pero aproximadamente dos de cada diez pesos de ese monto van a parar a los bolsillos de las petroleras y privatizadas de energía. Este rubro está en franco ascenso, ya que en agosto registró una suba del 126,6% comparado con el mismo mes del año pasado, mientras que las prestaciones sociales perdieron 19,1 puntos respecto de la inflación. Insistimos, esto por la aplicación a rajatablas de la orientación fijada en el Presupuesto 2021.

Que el altisonante “relanzamiento” del gobierno que reclama a viva voz el kirchnerismo se limite a pedir que se cumpla con la propia hoja de ruta del ajuste explica por qué el ungido a la Jefatura de Gabinete es el ajustador tucumano Juan Manzur y el represor Aníbal Fernández desembarque en Seguridad (una sintonización con Berni, designado por el dedo de la propia Cristina al comando de la Bonaerense). Toda la ruidosa crítica a Alberto Fernández intenta disimular que sigue vigente una coincidencia respecto de la orientación de fondo, que es acordar con el FMI. Ese es el punto de equilibrio precario que se evidencia detrás del nuevo gabinete. La vice no deslizó cuestionamiento alguno a que los DEG se destinen en su totalidad a pagos al Fondo, que en tres meses equivaldrán al 1% del PBI.

Este repaso permite entender además el papelón de Fernanda Vallejos, que cataloga en sus audios como leyes de hambre a los mismos proyectos que defendió con vehemencia al momento de su tratamiento en el Congreso. Lo remarcó en un programa televisivo Romina Del Plá, contrastando que “los diputados del Frente de Izquierda orgullosamente votamos en contra de este Presupuesto, denunciando su carácter ajustador. Los planteos políticos de la izquierda no tienen contradicciones con los reclamos populares”.

La lucha contra el ajuste solo puede darse contra el gobierno. Los precarios intentos de rescatar al Frente de Todos solo pueden prosperar a costa de mayores sufrimientos para las y los trabajadores.